Gobierno de Kirchner: La Presidenta pide que no se compre moneda extanjera mientras su marido compra 2 millones dólares

Polémica inversión / Los vínculos entre negocios privados y estatales
En el hotel de Kirchner todo lleva a Lázaro Báez
La empresa que lo administra está vinculada al contratista del Estado y allegado al matrimonio presidencial

Domingo 7 de febrero de 2010

Mariela Arias
Corresponsal en Santa Cruz


EL CALAFATE.- "Lindo mi pago en verano", anuncia un letrero como las pizarras de casas de cambio en el imponente hall del Alto Calafate, el hotel que adquirió Néstor Kirchner y para lo cual dice haber tenido que comprar casi 2 millones de dólares en octubre de 2008, cuando la crisis internacional se precipitaba y el alza de la cotización de la moneda norteamericana alarmaba al gobierno de su esposa.

Sin embargo, hoy, a menos de dos años de la polémica adquisición, está a cargo de empresas vinculadas con el ultrakirchnerista Lázaro Báez, un gran beneficiario de la obra pública, como lo es también Juan Carlos Relats, quien administra el otro emprendimiento hotelero de la pareja presidencial, la posada Los Sauces.

Así lo pudo advertir LA NACION durante una recorrida por el emprendimiento, donde una habitación doble cuesta US$ 247. De Hotesur, la sociedad que adquirió Kirchner y que es dueña de Alto Calafate, no hay ni rastros. Todo aquí es Valle Mitre SRL, donde figuran como dueños el escribano kirchnerista Leandro Albornoz y su esposa. Tal vez, a la pareja de turistas porteños que se saca fotos en el spa en este atarceder explosivo de febrero no les importe: están en el hotel del momento.


Nadie conoce aquí a Albornoz, un joven escribano de Río Gallegos, dueño de una carrera meteórica junto a Báez. En su estudio de Don Bosco 336 se cierran los negocios vinculados con Báez y con Kirchner. Incluso, se apilan copias de los programas periodísticos donde se escucha, lee y analiza lo que se dice del jefe.

El Calafate repunta con optimismo un 2009 malo. Se vive aquí el fervor del trabajo a destajo y sin horarios, típico de los destinos turísticos.

Nadie se pregunta demasiado si los hoteles son de Báez o de Kirchner. Pero la indiferencia aparente de los vecinos presidenciales desaparece cuando sienten que los medios se encarnizan con El Calafate. "Esto es por una pelea política. Estamos molestos porque están afectando al destino", insiste el intendente Javier Belloni (FVS) en el diario Prensa Libre , que también es de Báez.

Belloni garantizó que Cristina ganaría aquí cuando en toda Santa Cruz perdió el FVS, aunque el porcentaje de emisión de votos fue bajísimo.

Quiénes son los dueños de las grandes inversiones no es una pregunta que desvele aquí. La realidad indica que conviven una clase media empresaria con largas trayectorias y recién llegados, inversores internacionales, paisanos, lugareños y varios centenares de obreros que llegaron de Bolivia en el boom de la construcción. Se quedaron: ellos también hallaron su lugar en el mundo.

Tampoco es tema de interés para los pilotos y azafatas de Aerolíneas Argentinas, que llegan cada tarde al Alto Calafate, el único al que no se le suspendieron las contrataciones. Hay 13 hoteles de 4 estrellas, varios de ellos mejoran los US$ 247 por noche.

Los buenos vientos que corren alejaron el fantasma de octubre del 2008, cuando la crisis internacional trajo la peor temporada del lustro. En ese mes, Kirchner compró un hotel vacío a José Amil, que llegó a trabar amistad aquí con empresarios locales, y se reencontró con Juan Carlos Relats, del Panamericano, que alquila el hotel Los Sauces, de la Presidenta, y otro gran beneficiario de la obra pública.

La familia Amil conocía el rubro, a diferencia de otros inversores que llegaron atraídos por el boom de 2004. El Hotel Colón y Crillón lo garantizaba, por eso sorprendió a varios cuando Amil se despidió para no volver. En ese tiempo la Hostería Las Dunas fue adquirida por gente vinculada a Báez, la actual costanera en obra a cargo de Austral Construcciones (de Báez) llega hasta esta hostería de naranja estruendoso, a 2,5 km del centro.

Valle Mitre SRL es uno de los 67 socios de la Cámara de Comercio local que lucha por mantener la actividad despegada de la impronta K. La empresa registrada por Albornoz responde por las unidades de negocios Las Dunas, Alto Calafate, el exquisito restaurante de campo La Usina y una línea de transporte turística.

Este próspero emprendimiento se inició en 2004 como una sociedad entre Albornoz y Máximo Maratta, empresario local íntimo de Kirchner. En 2006 Maratta dejó la sociedad y Albornoz sumó a su mujer. Hoy esa empresa es una Sociedad Anónima con 5000 acciones y un capital social de 50.000 pesos, que opera propiedades y negocios valuados en millones.

Ese año coincide con el desembarco de Báez en "el lugar en el mundo" de los Kirchner. La compra de la estancia El Rincón, a 50 km de aquí, generó bastante ruido y una seguidilla de compra de estancias entre las que se incluye Río Bote y Cruz Aike, a 60 km de esta ciudad. Como casi todo lo adquirido por Báez, el lugar fue reformado, lo suficiente para que los Kirchner compartan asados lejos de los curiosos.

Los nombres se repiten: Adrián Berni, del directorio de Hotesur, es gerente de La Usina; en Hotesur, también está la hija de Alicia Kirchner, Romina Mercado, y el esposo de la fiscal Natalia Mercado, que no investigó las denuncias por tráfico de influencia en la compra de tierras fiscales que la incluye a ella y a parientes. También está en esa sociedad el abogado Roberto Saldivia, apoderado de Báez y firma segura junto a la de Albornoz en los negocios de Báez. Nombres conocidos y previsibles, aunque Hotesur, la empresa que declaró Kirchner comprar, con los 2 millones de dólares, no tiene hoy una actividad turística visible.

La Nación



Ocaso con carpetas y descontrol
Joaquín Morales Solá
LA NACION

Domingo 7 de febrero de 2010


Política o dinero. Esa es la opción que tiene frente a sí cualquier persona con vocación de poder. La decisión de los Kirchner de acumular ambas cosas al mismo tiempo los separó dramáticamente de la sociedad, aceleró la fuga que ya existía de peronistas desamparados y dejó sin argumentos a sus adeptos en el confuso progresismo kirchnerista. ¿Cómo justificar una operación de 2 millones de dólares en medio de una crisis económica y cuando la sociedad se desbarrancaba otra vez hacia la penuria, el desempleo y la inflación? La desesperación de los que gobiernan, cuyos primeros síntomas empezaron tras las elecciones perdidas de junio último, alcanzó en los últimos días cimas inexploradas hasta ahora.  El gobierno está descontrolado , resumió un diputado que pasó por Olivos. El descontrol está a veces en las inconsultas decisiones de la administración, que está provocando ya una preocupada reacción de los opositores para frenar la arbitrariedad.

Pero también promovió el arribo de una era de carpetazos , que muchas veces refiere sólo a carpetas vacías que algunos funcionarios lanzan contra nuevos y viejos enemigos. Esa política no trata de explicar la inocencia de los que gobiernan (misión ciertamente imposible a estas alturas), sino de establecer ante la cansada opinión pública que el desprejuicio y los negocios impuros son un hábito de todos.

Les guste o no a los kirchneristas, ambas prácticas habían comenzado en la década del 90. También entonces se mezclaba la acumulación de dinero personal con la del poder en el Estado. También en aquella época se eligió una estrategia que no aludía a la defensa propia, sino que denunciaba una epidemia de inmoralidad entre políticos que equiparaba a todos por igual. El menemismo ha sido, así las cosas, un perfecto maestro de kirchneristas.

Debemos suponer que Néstor Kirchner no tuvo información privilegiada del Banco Central sobre los movimientos diarios del dólar. Todos, incluido Kirchner, tienen derecho a la inocencia hasta que no se demuestre lo contrario. Pero hay dos cosas sobre las que sí tenía información en octubre de 2008, cuando decidió comprar dos millones de dólares.

Una de ellas era la intensa presión que el Gobierno ejercía entonces sobre el Banco Central para que el peso acompañara la devaluación del real brasileño. La devaluación del real había provocado una indisimulada angustia en el propio Kirchner. La otra era la decisión de estatizar las AFJP (que se conoció poco después), con las previsibles consecuencias de volatilidad en el mercado cambiario. Ambas cosas pertenecen cronológicamente al momento en que Kirchner se hizo de esos dólares.

Bueno, hay que buscar otro candidato . Con esa frase se desplomó sobre un sillón uno de los principales referentes legislativos del kirchnerismo, un hombre que militó en la izquierda peronista en su juventud. Según él, será imposible ahora hacer campaña entre progresistas por un líder que eligió el oro en lugar del bronce. Para peor, el infaltable Luis D´Elía mentó al "abuelo usurero" de Kirchner, como atenuante, y la diputada Diana Conti explicó que es necesario tener fortuna para enfrentar al imperialismo y al capitalismo. Sobran los enemigos con semejantes amigos.

Kirchner suele usar carpetas ajenas y falsas cuando lo atrapa la adversidad. El vocero es siempre el mismo: Aníbal Fernández. Después de la votación perdidosa en el Senado por la resolución sobre las retenciones a la soja, el ex presidente les ordenó a varios funcionarios que salieran a denunciar que Julio Cobos había cobrado varios millones de dólares de una multinacional cerealera. Muchos se negaron porque sabían que esa información no era cierta.

Cobos puede ser criticado por sus decisiones políticas, pero su honestidad personal está fuera de toda duda. Tengo las pruebas , le aseguró Kirchner a Alberto Fernández, entonces jefe de Gabinete. Entonces, hacé vos la denuncia , le respondió su hoy ex amigo. El otro Fernández, Aníbal, fue el único que aceptó insinuar en público, sin mayores detalles, esa acusación contra Cobos, que se perdió en el huracán político de aquellos días.

Esta vez le tocó el turno a Alberto Fernández. Aníbal Fernández vinculó la intención de compra de tierras en El Calafate (nunca concretada) del esposo de una ex colaboradora de Alberto Fernández con una operación personal del ex jefe de Gabinete. Es curioso, pero la ex funcionaria involucrada, Marcela Losardo, fue viceministra del propio Aníbal cuando éste fue titular del Ministerio de Justicia.

Entre Alberto y Aníbal hay (o había) una vieja relación personal, que incluyó cierto apoyo del ex jefe de Gabinete al actual cuando éste fue designado. Aníbal tiene cabeza política , solía decir Alberto. Aníbal montó ahora una deducción respaldada en una inferencia por orden, otra vez, del propio Kirchner. El descontrol es incalculable cuando la política empieza a perder hasta las más esenciales referencias humanas.

Ahora bien, ¿qué habrían dicho del periodismo si las crónicas hubieran vinculado a Kirchner con las compras de tierras en El Calafate por parte de todos los kirchneristas que lo hicieron, incluidos personajes muy allegados personalmente al ex presidente, como Rudy Ulloa? Las cosas siempre terminaron mal cuando empezaron los carpetazos en la política , reflexionaba un viejo zorro del peronismo.

El descontrol no sólo está en las carpetas. Néstor Kirchner les aseguró en los últimos días a ex gobernadores y actuales legisladores peronistas que él no perdió en la provincia de Buenos Aires en junio. Frené el recuento de votos para no crear la imagen de un fraude , les aseguró muy suelto de cuerpo.

Eso no es cierto. Ningún fraude perjudicó a Kirchner. La explicación de sus exóticas aseveraciones está en la desesperación por mostrarse como un líder que no fue derrotado, porque la derrota es un pecado imperdonable para los peronistas, y en la necesidad de devaluar a Francisco de Narváez, a quien le teme en estos días más que a cualquier otro dirigente político.

Antes había dado otra explicación. En septiembre último, le dijo a Martín Redrado que había perdido el segundo cordón bonaerense por tres razones: la inseguridad, la situación económica y la "ineptitud de Scioli". Anunció entonces que estaba dispuesto a volcar enormes recursos estatales en el segundo cordón para reconquistarlo. Ahí está el origen de la apropiación indebida de las reservas nacionales para desarrollar sólo un proyecto político personal.

La intuición de que ésa era la verdadera intención detrás de la crisis de enero promovió una reciente reunión de radicales y macristas para frenar la aprobación parlamentaria del Fondo del Bicentenario. Les temen a la herencia que recibirán y a la inflación desbocada en igual medida. Lo primero que se han propuesto hacer es cambiar la ley que reglamenta los decretos de necesidad y urgencia, y que coloca a éstos por encima de las leyes. Tal como está la legislación, esos decretos son supraleyes , subrayó el presidente del radicalismo, Ernesto Sanz. En rigor, se convierten en leyes con la aprobación de una sola de las dos cámaras del Congreso.

El tema de las reservas está en la Justicia, que hasta ahora le ha dado la razón a Redrado en el manejo de ellas. El Gobierno quiere el protagonismo inmediato de la Corte Suprema de Justicia, pero nadie sabe en qué se justifica la urgencia. No hay vencimientos inminentes de la deuda. Y la Corte no puede rever medidas cautelares sin el riesgo de convertirse en un permanente tribunal de primera instancia.

El problema es que la Justicia también está en la sospecha conspirativa del Gobierno. La Justicia está buscando un golpe , le zampó Cristina Kirchner al propio presidente de la Corte, Ricardo Lorenzetti, en el último encuentro institucional que tuvieron. Lorenzetti transmitió esa conversación al máximo tribunal. El presidente de la Corte trató de explicarle a Cristina que las instancias de la Justicia son independientes entre sí, pero recibió otro sermón: No, no. La Justicia quiere repetir aquí el golpe de Honduras , asestó la Presidenta.

El descontrol está en las palabras también. ¿Dónde está la similitud entre Honduras y la Argentina? ¿O, acaso, el Gobierno se dispone a imitar el conflicto hondureño? ¿Se trata, en cambio, sólo del desafuero de las palabras, el mismo que llevó a la Presidenta a denunciar censura donde no la hubo? El irremediable ocaso suele provocar melancolía o furia, pero ni lo uno ni lo otro pudo evitarlo nunca.

La Nación

Kirchner prepara la guerra de los dólares
Martín Rodríguez Yebra

Viernes 5 de febrero de 2010


Néstor Kirchner camina desesperado por los pasillos de Olivos, incendia los teléfonos, da órdenes, jura venganzas? Tiene una obsesión: borrar del calendario el agitado enero de derrotas políticas y revelaciones incómodas sobre sus hábitos financieros.

El Gobierno entero, sus operadores y legisladores incondicionales se despliegan para revivir como sea el Fondo del Bicentenario. El día D es el 3 de marzo, cuando -según se coordinó en Olivos- las dos cámaras del Congreso discutirán el DNU que dispuso el giro al Tesoro de las reservas de libre disponibilidad del Banco Central. El respaldo de una sola cámara convalidaría el decreto. La oposición tiembla. "La foto del tablero de Diputados o del Senado con una mayoría oficialista nos haría retroceder un año en el tiempo", se confiesa un encumbrado líder opositor.

Un año atrás, el Gobierno dominaba el Congreso, Kirchner no había perdido las elecciones y la oposición no había ganado la pelea por el reparto de poder de la Cámara baja.

La guerra por los dólares ya es simbólica. Podría resucitar al Kirchner fuerte. O confirmar su paulatino ocaso, que envalentona a políticos y a jueces acostumbrados a la cautela. "Néstor la plata la va a conseguir. Lo que está en juego es la sensación de poder", dice un peronista que sueña con 2011.

En la UCR y Pro también vaticinan que el Gobierno conseguirá financiarse. Con Marcó del Pont en el Banco Central se asegura el acceso a dinero para tapar el hueco fiscal. El Fondo sería un plus; combustible para una máquina política que funciona con poder concentrado y sumisión financiera. En el kirchnerismo esbozan la teoría de la lluvia de dólares para lanzar medidas espectaculares y reflotar el "modelo". Para que Kirchner vuelva con ímpetu a la jefatura del PJ y para partir a la oposición, como pasó en los debates por la ley de medios o por el fin de las AFJP.

El escenario de batalla principal es el Senado. Allí, el oficialismo tiene 35 votos. Le faltan dos para ganar. La oposición cree sumar 34.

El pampeano Carlos Verna se para en el medio, con su crucial bloque de dos. Lo buscan radicales y peronistas. A ambos les dijo que quiere presidir la Comisión de Presupuesto y que espera ayuda para La Pampa. Algunos opositores se ilusionan con él: el martes le escribió a Julio Cobos para pedirle que no convalidara la remoción de Martín Redrado en la comisión que analizó su gestión. Otro equilibrista es Horacio Lores, hombre del gobernador neuquino. Fue crítico del manotazo a las reservas, pero ha sido aliado habitual del Gobierno.

Los gobernadores que han llamado a la Casa Rosada estos días hablan de una ruta y les responden con el Fondo del Bicentenario. ¿Quieren auxilio? Hay dólares en el Central. El DNU que frenó la Justicia autorizaba al Gobierno a usar más del doble que los 6500 millones que decía necesitar para garantizar pagos de deuda.

Hay provincias muy frágiles. La radical Catamarca, por caso, viene pagando sueldos con regalías mineras. ¿Qué harán los legisladores del gobernador, si la oferta es ayuda a cambio de votos? Kirchner tiene un doctorado en leer debilidades ajenas, aun cuando en el camino deja las propias tan a la vista.

La Nacion

La contradicción permanente
Es irritante que la Presidenta haya instado a la ciudadanía a valorar nuestra moneda mientras su marido compraba dólares

Miércoles 3 de febrero de 2010


El 27 de agosto de 2009, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner afirmaba en un discurso pronunciado en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires: "A mí sinceramente me gustaría ver a más hombres y mujeres caminando por los pasillos de la Bolsa e invirtiendo en acciones y no en las casas de cambio, creyendo que el refugio en la moneda extranjera es la mejor manera de invertir en un país".

Con el afán de imprimir aún más vigor a sus convicciones, la Presidenta instó a los presentes a "cambiar esta percepción del ciudadano argentino, que cree que es más confiable un papel, una moneda extranjera, que una acción o un bono de los hombres y mujeres que invierten y producen en el país, ésta es una cultura que debemos cambiar".

Curiosamente, su marido, el ex presidente Néstor Kirchner, compró dos millones de dólares en un momento de altísima volatilidad en el mercado de cambios y en el comienzo del alza en la divisa y de la crisis financiera internacional en el mismo año en que se produjo el enfrentamiento con el campo. Contradijo de ese modo a su esposa.

El problema no es que Kirchner haya comprado dólares, si es que no lo hizo disponiendo de información privilegiada, sino que hay una clara contradicción entre el discurso de la Presidenta y el comportamiento de su marido, que, por otro lado, es un secreto a voces que controla los hilos de la economía.

Esto sólo hace presumir que es muy difícil que Kirchner haya comprado dólares sin disponer de información que no tenía el resto de la sociedad. Las dudas crecen respecto de la información en el momento de la compra. Cabe recordar que, en plena crisis con el campo en 2008, el Banco Central dejó bajar el tipo de cambio desde 3,17 pesos hasta casi 3,02 durante junio y julio. Comenzó a recuperarse a partir de septiembre y octubre; en diciembre trepó a 3,45 pesos.

De todas maneras, más allá de que Kirchner tuviera información especial o no, no es lógico que su esposa le dijera a la gente que no comprara dólares mientras su marido compraba nada menos que dos millones de esa moneda en plena fuga de capitales. No fue Kirchner a una casa de cambio a comprar unos dólares para viajar. Fue una compra importante en un momento de alta volatilidad en el mercado de cambios.

Ante el Council of Americas, la Presidenta se había jactado de la solidez de la economía argentina frente a la crisis internacional y sostenía que la que necesitaba un plan B era la economía norteamericana y no la argentina. Esta afirmación fue formulada en septiembre de 2008, poco antes de que Néstor Kirchner comprara los dólares.

Cuatro días después de que trascendiera la noticia, el ex presidente explicó sólo ayer, por medio de un correo electrónico distribuido en los medios de comunicación, que, en realidad, debía cancelar una deuda en esa moneda por la compra del paquete accionario de Hotesur SA, propietaria del Hotel Alto Calafate, en la principal villa turística de Santa Cruz. Quiso aclarar en forma tardía y cuando menos desprolija que no existió posibilidad de beneficio cambiario por tratarse de una obligación en dólares previamente contraída. Es tan inconsistente la explicación como el argumento en sí.

El patrimonio de los Kirchner se ha incrementado un 158 por ciento, lo cual no deja de estar reñido con la ética por los cargos que ocupan desde 2003. De la declaración jurada surgen depósitos bancarios por 32,2 millones de pesos. El 62,8 por ciento estaba en dólares. Si tenían esas divisas, ¿por qué Kirchner compró dos millones más?

Se trata, según diputados del arco opositor, de "un acto de grave inmoralidad". Incluso, de ser cierto el descargo de Kirchner, no deja de ser sorprendente que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y el ministro de Economía, Amado Boudou, no lo expusieran antes en lugar de pretender justificar el proceder del ex presidente por haber operado "en los mercados formales".

Cabe recordar, asimismo, que en el último trimestre de 2008 la fuga de capitales se aceleraba respecto del trimestre anterior hasta alcanzar la cifra de 6640 millones de dólares, 5800 millones más que los que se habían fugado el trimestre anterior.

También es importante recordar que esa fuga de capitales se mantuvo en niveles altos durante el primer semestre de 2009, hasta el punto de que la AFIP y el Banco Central fijaron nuevas normas para la compra de dólares con el argumento de controlar la evasión. El objetivo indirecto era frenar la compra masiva de dólares, como hizo Kirchner.

Y también es importante recordar que el secretario Guillermo Moreno, utilizando mecanismos que rozaban el abuso de poder, presionaba a bancos y casas de cambio para que no vendieran dólares y a empresas para que no compraran, al tiempo que el Banco Central enviaba inspectores a las mesas de dinero de los bancos y casas de cambio como una forma de intimidar a quienes deseaban huir del peso.

Dos problemas se presentan con la compra de dólares por parte de Néstor Kirchner. En primer lugar, es muy difícil que no supiera la futura evolución del tipo de cambio, particularmente en el momento de la economía en que hizo la compra. En segundo lugar, el discurso de la Presidenta sobre las virtudes de las acciones en lugar de los dólares, mientras su marido hacía lo contrario, supera los límites del populismo más desaforado para rozar el límite a partir del cual comienza a faltársele el respeto a la ciudadanía. Es una estafa a la confianza pública.

Mientras el matrimonio pone a buen resguardo su patrimonio en un país con una constante caída del poder adquisitivo, se le pide a la población que mantenga sus ahorros en una moneda que, con sus políticas, el mismo gobierno deprecia día a día. Es más riesgoso aún que se continúe depreciando la palabra presidencial.

La Nación


Felisa y su bolsa, Néstor y sus dólares
Jorge Oviedo
LA NACION

Miércoles 3 de febrero de 2010


Sólo las personas poco habituadas al manejo de sumas importantes de dinero y sin experiencia política podrían generar los escándalos que ocurren en el actual Gobierno.

Sin embargo, Néstor Kirchner es un hombre acaudalado, con gran habilidad para hacer muy buenos negocios, según muestra la evolución de su patrimonio y tiene, hasta ahora, una exitosísima carrera política. ¿Es entendible entonces que una ministra de Economía deba renunciar porque le encuentran una pequeña fortuna, incompatible con su patrimonio declarado, escondida en un botiquín del baño de su despacho?

¿Es lógico que un secretario de Estado se pasee en un lujoso avión jet ejecutivo que parece de su propiedad? ¿Puede el ex presidente comprar a título personal dos millones de dólares en medio de una fenomenal fuga de capitales y tomarse dos días para explicar por qué lo hizo?

La explicación oficial es, también, poco sofisticada. Si Néstor Kirchner tenía que pagar una operación inmobiliaria, ¿no podía hacer una transfernecia en pesos a una cuenta en dólares de los vendedores? ¿El ex presidente debió ir a comprar los dólares y luego los llevó en una valija a donde se hizo la escritura? Es cuando menos poco creíble.

Además, si con el argumento de que los dólares eran para comprar un hotel quiere decir que no se beneficiaría con una devaluación, es un error. El precio del hotel estaba dolarizado.

Los Kirchner tampoco creen que deban dar más y mejores explicaciones respecto de la evolución de su patrimonio. Parecen mal asesorados. El jefe de Gabinete ha dicho que lo malo hubiera sido que Néstor Kirchner o cualquier otro ciudadano hubieran tenido dos millones de dólares en un paraíso fiscal. ¿Por qué? ¿Quienes tienen dinero declarado en un paraíso fiscal hacen mal? Las leyes no dicen eso.

Néstor Kirchner, como en muchas otras ocasiones en que aparecieron temas graves, primero guardó silencio. Es un error político.

Pero como abogado sabe que si los argumentos de defensa no son buenos, el resultado puede beneficiar a la acusación. Enviar un mensaje de correo electrónico a un locutor últimamente muy elogioso del Gobierno no está a la altura de la gravedad del tema.

Felisa Miceli se complicó cuando dio confusas explicaciones sobre el origen de los billetes que tenía escondidos en el baño de su despacho. Tal vez, Kirchner quiso evitar esos enredos y por ello ofreció una coartada de modo de no enfrentar preguntas y repreguntas en vivo.

Además, parece que a Kirchner le encanta seguir manejando personalmente sus negocios, algo que no es lo políticamente más correcto.

La Nación