Gobierno de Kirchner: Cambio de embajadores



La nueva era de lealtad kirchnerista
Fernando Laborda
LA NACION


Domingo 20 de junio de 2010

La salida de Jorge Taiana de la Cancillería y su reemplazo por el multiservicial embajador en Wash-ington, Héctor Timerman, constituyó una señal del kirchnerismo hacia todos los funcionarios del Gobierno: no hay espacio para la disidencia ni para la ambigüedad.

No es el único mensaje para la tropa. En las últimas semanas, Néstor Kirchner les viene advirtiendo a sus hombres de confianza que no descarten la posibilidad de que, finalmente, su esposa sea candidata a la reelección presidencial el año próximo.

La interpretación que realizan dirigentes kirchneristas es que la decisión final sobre si será pingüino o pingüina el que se postule para el período presidencial 2011-2015 se adoptará en la intimidad de Olivos con las encuestas de intención de voto en la mano y favorecerá al que cuente con mayores chances de garantizar el mejor resultado.

El ex presidente de la Nación sugiere que Cristina Fernández de Kirchner tiene sobre él la ventaja de estar al frente de la gestión, que es una suerte de vidriera. Los sondeos de opinión pública que evaluaron los efectos de los festejos del Bicentenario dan cuenta de que, efectivamente, fue la jefa del Estado la figura política que más se benefició por los actos.

Sin embargo, no faltan dentro del propio oficialismo quienes conjeturan que la idea de Néstor Kirchner es sembrar el misterio sobre su candidatura hasta el final y evitar, mientras tanto, que su mujer se convierta prematuramente en un pato rengo , denominación con la que se conoce a aquellos presidentes que atraviesan la última etapa de su mandato sin posibilidad de ser reelegidos.

Esta última lectura, junto con la intención de eliminar de cuajo cualquier foco de mínima discrepancia y de formar en torno de la Casa Rosada un cerco de leales, son pequeños síntomas del comienzo del fin de un régimen, siempre signado por la inseguridad y la desconfianza de los propios gobernantes.

La paranoia oficial encuentra algunas motivaciones con fundamentos reales. Uno de los peligros que los Kirchner advierten para 2011 es que no pocos gobernadores decidan desdoblar las elecciones provinciales y las presidenciales, dejando de garantizarle a la candidatura pingüina el apoyo de los aparatos partidarios locales. Algunos mandatarios provinciales ven en esta posible determinación una cuestión de supervivencia; los Kirchner sólo la interpretarían como un signo de deslealtad.

La capacidad técnica y la experiencia en la gestión pasan a ser, en esta etapa, cuestiones secundarias a la hora de seleccionar a los colaboradores gubernamentales. El único valor que importa es la lealtad. Y si la lealtad se asemeja a la obsecuencia, tanto mejor para los Kirchner.

La renuncia de Taiana al Ministerio de Relaciones Exteriores y la inminente llegada de Timerman al Palacio San Martín es uno de los mejores ejemplos.

Taiana no recuerda haberse sentido tan maltratado por la Presidenta como en la mañana de anteayer, cuando recibió la llamada telefónica presidencial que desencadenó su alejamiento de la Cancillería. Fue tan duro el nivel de los cuestionamientos de la primera mandataria que, según trascendió, Taiana debió decirle: "Cristina, puteá más bajo".

En el enojo presidencial con el entonces canciller se habrían mezclado diferencias en torno de las negociaciones con Uruguay por la propuesta del gobierno de José Mujica de incluir a Brasil en el monitoreo del río Uruguay con la sospecha de la Presidenta de que Taiana le había filtrado información interesada al diario Clarín . Queda claro cuál es, en estos tiempos que corren, el verdadero alcance de la palabra "lealtad" para Cristina Kirchner.

Claro que no habría sido ése el único punto de discrepancias entre la primera mandataria y el ex canciller. Los escándalos derivados de la denuncia de pedidos de "coimas" a empresarios argentinos para exportar a Venezuela, formulada por el ex embajador en ese país Eduardo Sadous, aumentaron las diferencias entre Taiana y otros hombres del oficialismo que entienden que el ex ministro no hizo lo suficiente como para frenar al diplomático díscolo.

El tiempo dirá si la designación de Timerman al frente de la Cancillería deberá interpretarse como el intento de una señal de acercamiento a los Estados Unidos, dadas las posiciones públicas del actual embajador en Washington contrarias a los regímenes de Cuba e Irán, o bien como la simple llegada al Gobierno de un hombre que ha dado muestras de gran fidelidad a la Presidenta, pese a que en su momento fue un confeso admirador de Elisa Carrió y militante de su fuerza política.

Resultan interesantes algunos conceptos pronunciados por el propio Timerman sobre el régimen castrista: "Yo denuncio la falta de libertad de prensa en Cuba. La denuncio porque creo que Cuba es una dictadura, una dictadura de izquierda. Una dictadura que, por ejemplo, se vanagloria de que no existen analfabetos en su sociedad. Lo que no puede decir Cuba es que todos esos cubanos que saben leer tienen prohibido leer. Es imposible encontrar montones de libros importantes en Cuba porque están prohibidos; o sea, saben leer pero no tienen nada para leer".

Tal sentencia, que contrasta con la posición condescendiente que siempre tuvieron los Kirchner con el régimen fundado por Fidel Castro, fue expresada durante una entrevista realizada por el Centro para la Apertura y el Desarrollo de América Latina (Cadal) para la producción de un audiovisual sobre Cuba en diciembre de 2003.

La satisfacción que reinaba en el oficialismo al concluir la celebración del Bicentenario, que pareció apuntalar la mejora que venía evidenciando el matrimonio gobernante en las encuestas, tornó hacia la inquietud en los últimos diez días de la mano de dos hechos. El primero fue el triunfo electoral de Ricardo Alfonsín en la UCR bonaerense y la creciente probabilidad de que se recree una alianza de centroizquierda en torno al radicalismo, el socialismo y la Coalición Cívica. El segundo fue la decisión de los principales referentes del peronismo no kirchnerista de llevar un único candidato presidencial.

La ilusión oficialista de que la oposición concurriera dividida en muchos pedazos a las elecciones presidenciales de 2011 se desvaneció abruptamente. La idea de vencer en primera vuelta con el 40 por ciento de los votos y más de diez de diferencia sobre la mejor fórmula de una oposición atomizada empezó a diluirse.

De todo, fue la posibilidad de la regeneración del Acuerdo Cívico y Social lo que más habría preocupado a Kirchner. El ex presidente parece sentirse más cómodo frente a todo aquello que huela a derecha y detesta que lo corran desde la izquierda.

No se descarta por eso, según fuentes del oficialismo, que en las próximas semanas el kirchnerismo busque afianzar un perfil asociado con lo que a sus líderes les gusta denominar "progresismo". Se descuenta que se subirá el mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, lo cual beneficiará a los asalariados. También se proyecta elevar la llamada asignación universal por hijo, actualmente en 180 pesos, en una proporción no menor al incremento que experimenten las asignaciones familiares para los trabajadores del sector formal.

Por si eso fuera poco, hombres del Gobierno no descartan que el propio Kirchner impulse legislativamente la despenalización del aborto, con el fin de sumar apoyos de los sectores menos conservadores de la sociedad. Uno de los proyectos parlamentarios sobre esta materia pertenece a la diputada del Frente para la Victoria Juliana Di Tullio, quien propicia ampliar los casos de aborto no punible, incluido el de la gestación que sea consecuencia de "una relación sexual no consentida". La presidenta Cristina Kirchner no es partidaria de semejante reforma, pero su esposo no vería con malos ojos su tratamiento en el Congreso.

La intranquilidad del oficialismo encuentra un paliativo en los errores de los referentes del peronismo no kirchnerista, que perdieron la semana con una discusión bizantina sobre quién es más o menos peronista, como si el hilo conductor para una alternativa al oficialismo pasara por esa cuestión. Olvidaron que 1.400.000 jóvenes votarán el año próximo por primera vez y que ocho millones de ciudadanos con menos de treinta años apenas tienen una vaga idea sobre Perón. Como señala un viejo dirigente justicialista, Julio Barbaro, "ser peronista es definir la provincia donde uno nació, pero no el lugar donde habita".

La Nación





Timerman hablará con Sadous y advirtió que evitará que "revele secretos confidenciales"
En una entrevista con Página 12, dijo que buscará impedir "que el Congreso transforme en un escándalo algo que no lo es" y que el ex embajador no puede "violar sus responsabilidades legales"; elogió a Chávez, se refirió al vínculo con EE.UU. y afirmó: "La política exterior la fija la Presidenta"


Domingo 20 de junio de 2010

En su primera entrevista desde que fue nombrado como canciller, cargo que asumirá el próximo martes, Héctor Timerman aseguró que hablará con el ex embajador en Venezuela, Eduardo Sadous, para recordarle que "no puede revelar información confidencial" y dijo que intentará impedir "que el Congreso transforme en un escándalo algo que no lo es", en referencia a las supuestas coimas en las exportaciones hacia aquel país.

El empresario y ex embajador en Estados Unidos destacó la labor de su antecesor en la Cancillería, Jorge Taiana, y señaló que defiende a los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner porque observó una "política de desestabilización" que adjudicó a "intereses de la economía y la política acostumbrados a regular y regir los destinos del país".

Asimismo, Timerman aclaró que "no habrá cambios" en política exterior pero advirtió que los funcionarios de Cancillería que "no crean o no puedan defender la política exterior que fija la Presidenta, que es la jefa del Estado, tendrán que dar un paso al costado".

En diálogo con el diario Página 12, el canciller designado señaló que buscará "profundizar la presencia argentina, principalmente en los aspectos regionales y en la construcción de los lazos con América latina". Además, sostuvo que defenderá también "los intereses nacionales en todos los órdenes, incluyendo la soberanía sobre las Malvinas".

En ese plano, dijo que el vínculo con "Brasil es prioritario". "La relación dio sus frutos. Vamos a seguir profundizándola en la misma senda", sostuvo.

"La primera potencia". Respecto de los Estados Unidos, Timerman señaló que la Argentina "tiene el vínculo" que desea "tener con la primera potencia mundial" y reconoció que "falta lograr la apertura de los mercados agrícolas, cerrados desde hace varios años, y profundizar los buenos lazos que hay, por ejemplo en la lucha contra el narcotráfico y la seguridad nuclear".

Kirchnerismo. El nuevo funcionario dijo que no era "fanático" del kirchnerismo pero observó que "este proyecto de transformación social que comenzó en 2003 atenta contra muchos intereses de la economía y la política acostumbrados a regular y regir los destinos del país".

"La pelea con esos grupos me llevó a defender al Gobierno del que soy parte porque hay una política de desestabilización", sostuvo y agregó: "No quiero que nunca más un gobierno elegido por el pueblo termine por presión de los lobbies. Contra eso es que me rebelo y acreciento mi identificación con las políticas del Gobierno".

En ese sentido, indicó que "lo que algunos hacen es mostrar como un fracaso permanente justo lo que algunos creemos que son las mejores políticas de este Gobierno".

Defensa. "Hay una ofensiva permanente contra el ministro Julio De Vido. Responde únicamente a tratar de debilitar la férrea defensa de los intereses nacionales y de la sociedad argentina ante empresas que históricamente recibían más ayuda del Estado que los más pobres", añadió.

Sobre su futura labor en Cancillería, dijo que "no habrá cambios". "Puede haber matices en la ejecución. Me alegro de que algunos ahora rescaten el trabajo de Jorge [Taiana]. Lástima que antes lo denostaran", añadió.

Imaginación. Consultado sobre si hubo en Venezuela actividades diplomáticas no oficiales, dijo que "hubo una Cancillería paralela en la imaginación de algunos periodistas".

Por otra parte, adelantó que "hablará con Sadous". "Estoy convencido de que sabe, como profesional que es, que por ley los embajadores no pueden revelar información confidencial. En caso de hacerlo estarían cometiendo un delito".

Asimismo, adelantó que evitará como canciller que "se revelen secretos confidenciales que lleven a Sadous a violar sus responsabilidades legales".


La Nación

Murió el escritor José Saramago

Murió el escritor José Saramago
El portugués falleció a los 87 años en España, donde vivía; había recibido el Premio Nobel de Literatura en 1998; entre sus obras se destacan El evangelio según Jesucristo, Ensayo sobre la ceguera y La balsa de piedra

Viernes 18 de junio de 2010


El escritor, poeta y dramaturgo portugués José Saramago murió en España a los 87 años.

El fallecimiento fue informado esta mañana por su editor Zeferino Coelho, que precisó que el escritor murió en su casa de Lanzarote, en las islas Canarias. Coelho indicó que su salud se había deteriorado en los últimos meses.

Saramago había ganado el Premio Nobel de Literatura en 1998 y su última novela, Caín, se había publicado en 2009. En su prolífera obra se destacan: La balsa de piedra (1986), El Evangelio según Jesucristo (1991), Ensayo sobre la ceguera (1995), Todos los nombres (1997), El hombre duplicado (2002) y Ensayo sobre la lucidez (2004).

"Con sus parábolas sustentadas por la imaginación, la compasión y la ironía [Saramago] nos permite aprehender nuevamente una realidad ilusoria", dijo la Academia Sueca cuando lo distinguió con el Nobel.

Hijo y nieto de campesinos sin tierra, Saramago nació en la aldea de Azinhaga, provincia de Ribatejo, el 16 de noviembre de 1922, aunque el registro oficial menciona como fecha de nacimiento, el día 18. Sus padres emigraron a Lisboa cuando aún no había cumplido dos años. La mayor parte de su vida transcurrió en la capital portuguesa, aunque las visitas a su ciudad natal eran habituales.

Inició estudios secundarios que, por dificultades económicas no pudo terminar. Su primer trabajo fue de cerrajero mecánico. También fue funcionario de sanidad y de previsión social, traductor, editor y periodista.

Saramago, activo militante del Partido Comunista portugués, publicó su primer libro, una novela,  Tierra de Pecado,  en 1947. Trabajó durante doce años en una editorial, donde ejerció funciones de dirección literaria y de producción. Colaboró como crítico literario en la revista  Seara Nova.  En 1972 y 1973 formó parte de la redacción del periódico  Diário de Lisboa,  en el que fue comentarista político y coordinador del suplemento cultural.

Según se consigna en el sitio web de la fundación que lleva su nombre, Saramago perteneció a la primera dirección de la Asociación Portuguesa de Escritores y fue, entre 1985 y 1994, presidente de la Asamblea General de la Sociedad Portuguesa de Autores. En 1975 fue director adjunto del periódico Diário de Notícias . Al año siguiente comenzó a vivir exclusivamente de su trabajo literario, primero como traductor, después como autor.

En febrero de 1993 decidió repartir su tiempo entre Lisboa y la Isla de Lanzarote, en el Archipiélago de Canarias, España. Estaba casado con Pilar del Río.

Su blog. Saramago tenía un blog llamado Cuaderno de Saramago en el que publicaba sus reflexiones personales. Había dejado de escribir en agosto pasado. En el último post, titulado "Despedida", explicó que dejaría de comunicarse por esa vía para dedicarse a la escritura de su último libro. Luego, reactivó ese espacio para sumar post en un nuevo blog Otros cuadernos de Saramago.

La Nación

1809: La Revolución Olvidada

1809: la Revolución olvidada


Sábado 22 de mayo de 2010



En nuestros manuales, las Jornadas de Mayo consuman “él” momento fundacional de la Patria. ¿Pero fue tan así? ¿Acaso no existe un relato a medias cuando se omiten los detalles de los levantamientos libertarios de Chuquisaca y La Paz de 1809? Quizás sea oportuno entender que buena parte de la matriz de la Revolución no es bonaerense, sino altoperuana. Y que no es sólo criolla, sino criolla e india. Festejemos, entonces, con alegría, nuestro Bicentenario + uno.
TEXTOS. DANIEL CICHERO. fotos. el litoral.


Siempre se nos inculcó que la Libertad -así, con mayúscula- comenzó a gestarse en Mayo de 1810. Los hechos y sus protagonistas quedaron estereotipados, casi en forma escolar, en los debates del Cabildo Abierto; en la resolución y gallardía de los soldados Patricios; en los pintorescos French y Berutti y en los bronces victoriosos de aquella Primera Junta que fingía defender los derechos del rey Fernando. Pero el 25 de Mayo porteño es, en realidad, heredero de otro 25 de Mayo que estalló en las provincias “arribeñas” del Virreinato. En lo que hoy es Bolivia.
Nombres conocidos y olvidados
Chuquisaca (hoy Sucre) era a principios del siglo 19 una ciudad universitaria, repleta de jóvenes inflamados con las nuevas ideas liberales en boga. Un caldo de cultivo ideal que fermentaba despacio a la espera de cambiar la historia.
¿Pero qué pudo ocurrir para que una ciudad de doctores mutara de una vida dominada por los expedientes de la Audiencia y los claustros de la Universidad San Francisco Xavier? ¿Qué intrigas se destejieron para que, de un día para el otro, la ciudad se encaminara hacia la organización de milicias criollas?
Si en la Buenos Aires de 1810, todo comenzó a desencadenarse con la llegada de la noticia de la caída de la Junta de Sevilla, un año antes en Chuquisaca, el nudo se desató por otro aspecto -menos conocido- de la lucha por la sucesión española. Entonces, el hombre clave fue el brigadier José Manuel de Goyeneche, un militar español que fuera enviado por la Junta de Sevilla para sostener la posición del rey.
El hombre era -digamos- “flexible” en sus lealtades políticas, por lo que a su paso por Río de Janeiro aprovechó la volteada para “sondear” la posibilidad de que la corona portuguesa (ya residente en Brasil) se hiciera cargo de los dominios españoles. La idea era meter por la ventana a la princesa Carlota, una hermana de Fernando VII, con quien los portugueses especulaban como carta ganadora para el caso de que Napoleón se quedara para siempre con España. Eran tiempos de río revuelto y Goyeneche jugaba con naipes españoles por arriba de la mesa y portugueses por debajo.
La cuestión es que Goyeneche llegó al Virreinato y -camino a Perú- presentó los títulos lusitanos ante la Audiencia de Charcas. Los juristas produjeron un informe escrito en el que sostuvieron que las ambiciones de la princesa portuguesa eran literalmente “subversivas”. Y meses más tarde, el informe llegó a manos del virrey Cisneros, en la lejanísima Buenos Aires.
Cisneros, que era virrey de una monarquía extinguida, ordenó que la Audiencia destruyera todos los documentos relacionados con esa consulta. Y el gobernador intendente de Charcas, Ramón de León y Pizarro, obedeció y quemó todo. Sin embargo, fue suficiente para que se alborotaran los claustros universitarios y que el tumulto después se extendiera a toda la ciudad.
En el disparador del movimiento obraron, sin dudas, un sentimiento antiportugués, mezclado con un celo marcadamente antimonárquico y de repulsa a la figura de Goyeneche. De hecho, la consulta a la Audiencia era en sí mismo una prueba de deslealtad y la orden de destruirla movilizó a todos los claustros. Hasta allí la cosa era una protesta, pero cuando el amigo Pizarro ordenó el arresto de todos los miembros de la Audiencia, entonces la cosa ya no tuvo retorno. Una “interna” española se había transfigurado en una insurrección libertaria, ahora alentada por intelectuales y militares americanos.
Uno de quienes entendió el valor del momento que se abría fue el joven estudiante tucumano Bernardo de Monteagudo. Tenía 19 años y se dispuso a calentar los ánimos con una proclama que pasaría a la historia. “Desaparezca la penosa y funesta noche de la usurpación y amanezca luminoso y claro el día de la libertad. Quebrantad las terribles cadenas de la esclavitud y empezad a disfrutar de los deliciosos encantos de la independencia”.
Pura casualidad, ese día era también un 25 de Mayo, pero de 1809.
Profesores y alumnos en armas
Si Pizarro pensó que con librar órdenes de arresto todo iba a volver a su lugar, se equivocó de cabo a rabo. Salvo el doctor Jaime Zudáñez, todos los demás cabecillas lograron ocultarse aquel “otro” 25 de Mayo, y en los alrededores de la ciudad lograron reunir una apreciable cantidad de pobladores criollos e indios para definir la situación.
Hubo negociaciones entre Pizarro y los sublevados para que se liberara a Zudáñez, pero como la solución se demoraba, un teniente coronel salteño, Juan Álvarez de Arenales (Ver “El jefe del primer gobierno patrio”), se apersonó con una comisión para exigir que el gobierno replegara la artillería y la pusiera a recaudo en el edificio del Ayuntamiento. Pizarro dudó, pero sin recibir ayuda de Potosí, consideró que su suerte estaba echada y terminó cediendo a las exigencias de los patriotas.
Sin embargo, un hecho inesperado ocurrió mientras se ponía en práctica el acuerdo de desarme -mejor sería decir el “derrocamiento”- del gobierno local. Al tiempo que se retiraban los cañones, algunos oficiales españoles se negaron a entregar las armas y los soldados de Pizarro abrieron fuego sobre la multitud.
El hecho produjo varios muertos y entonces el furor popular se hizo inmanejable. En cuestión de minutos los insurrectos se apoderaron de algunas piezas de artillería y las emplazaron en las esquinas aledañas al palacio presidencial, en tanto que otros se hicieron con la pólvora y munición guardada por las autoridades. El fuego entablado entre ambas partes sólo cesó cuando Pizarro dimitió, presionado por los cañonazos y los ruegos de la Audiencia y el Cabildo. Como se ve, nada parecido a la “prolija” revolución del 25 de Mayo de 1810 porteño.
La renuncia se hizo efectiva ya entrada la noche y la Audiencia asumió el mando político y militar. He aquí al primer gobierno patrio, que fuera encabezado por Antonio Álvarez de Arenales. Por supuesto, lo primero que hizo el hombre fue organizar un ejército de milicianos (Ver “Soldados con oficio”) con sus respectivos cuerpos de infantería, caballería y artillería. Es que la cosa iba en serio y se esperaba -como finalmente ocurrió- que llegaran tropas reales provenientes tanto de Perú como de Buenos Aires.
Entre los líderes de la asonada figuraban nombres como Paredes, Lemoine, Fernández, Mercado Alzérraca, Pulido, los hermanos Zudáñez, entre otros togados y estudiantes. Son todos apellidos prolijamente olvidados por nuestra historia, aún cuando un puñado de ellos, como Monteagudo y Mariano Moreno, tuviera luego relevancia en la consolidación de la Revolución bonaerense del año siguiente. O como Arenales, quien luego de fugarse de su presidio en el Perú, regresaría a Buenos Aires para convertirse en mano derecha de San Martín.
También los indios
Es cierto, como ocurriría en Buenos Aires al año siguiente, todo se inició con una rebelión de “notables” que supieron aprovechar una oportunidad. Pero la revuelta iniciada por profesores y alumnos comenzaba a tener la estatura de una revolución. Portadores del mensaje político de Chuquisaca fueron enviados hacia los cuatros rumbos del Virreinato. Monteagudo se fue a calentar los ánimos a Potosí; Mariano Michel fue a sembrar en La Paz; Alzérraca y Pulido fueron enviados a Cochabamba. ¿Y a quién mandaron a Buenos Aires? Hasta allí llegó Mariano Moreno, quien se convertiría al año siguiente en uno de los jefes políticos de la Primera Junta, aunque quizás fuera más apropiado llamarla “Segunda” Junta, o “Tercera”, según veremos.
En 40 días más, la Revolución se extendió a La Paz. Allí, los principales conjurados fueron Pedro Murillo, Melchor Giménez, Mariano Graneros y Juan Pedro de Indaburu. Más olvidados de la Libertad argentina.
El 16 de julio, un batallón de milicias al mando de Indaburu -era su segundo jefe- copó el cuartel de veteranos mientras la población se volcaba a una procesión. El gobernador español Dávila fue arrestado por los revolucionarios y un Cabildo abierto reunido esa misma noche depuso al gobernador, al obispo, a los alcaldes ordinarios, a los subdelegados y a todos los empleados públicos nombrados por el rey español. ¡¿Qué tul?!
La Proclama de La Paz fue la primera decididamente independentista en la América española (Ver “Independientes, sin más vueltas’’) y Murillo asumió como presidente de una Junta Tuitiva, nombrada por el propio Cabildo. Los alzamientos de Chuquisaca y La Paz prosiguieron sin encontrar oposición, hasta que el virrey Cisneros designó al gobernador de Potosí, Francisco de Paula Sanz, para reponer en Charcas al depuesto presidente Pizarro.
El hombre no dudó. Desconoció a la Audiencia y a la Junta Tuitiva y, además, se sacó de encima a todos los oficiales americanos para reemplazarlos por peninsulares. También pidió auxilios al virrey del Perú, quien accedió aún antes de que lo autorizara Buenos Aires. ¿Quién encabezaría la represión desde el Perú? El hombre que siempre había tenido varios naipes bajo la mesa. Sí, el brigadier Goyeneche, que ya no jugaba con cartas portuguesas, sino con españolas.
La Paz en guerra
Arenales, en tanto, continuó en Chuquisaca con sus preparativos de defensa, y logró atraer a uno de los más destacados caudillos altoperuanos, Manuel Asencio Padilla (el esposo de Juana Azurduy), con los indios que pudo reunir en las regiones de Tomina y Chayanta.
Los indios partidarios de la revolución tuvieron un éxito inicial al capturar y degollar al cacique Chairiri, sostén de la causa española. Sin embargo, desde la Buenos Aires realista también se enviaron refuerzos y, tras siete meses de gobierno autónomo, la rebelión universitaria fue vencida.
En la Nochebuena de 1809, todas las milicias criollas e indias fueron disueltas y Arenales fue confinado a los calabozos del Callao. Sin saberlo, se convirtió en el primer prisionero de la Guerra de la Independencia.
Si la represión de Chuquisaca fue relativamente poco cruenta, de seguro fue a causa de que sus dirigentes habían sido distinguidos doctores de la elite criolla. Pero en la Ciudad de La Paz la historia fue otra. Allá la revolución fue esencialmente india y los españoles tenían por norma ajusticiar a los naturales que se alzaban en contra de sus autoridades en América.
Mal armados y con diferencias políticas intestinas, los americanos se enfrentaron a Goyeneche en las batallas de Irupana y Chicaloma. Y todo resultó en un desastre. El 29 de enero de 1810, Goyeneche colgó en la plaza pública a Pedro Murillo, Juan Figueroa, Basilio Catacora, Apolinar Jaén, Buenaventura Bueno, Juan Bautista Sagarnaga, Melchor Jiménez, Mariano Graneros y Gregorio García Lanza; este último hermano de Victorio García Lanza, que fuera ajusticiado junto a Castro luego del combate de Chicaloma. Otros jefes indios fueron degollados y sus cabezas quedaron clavadas en picas. Un verdadero escarmiento para quienes osaron reiterar el desafío de Tupac Amaru.
Los ejemplos de Chuquisaca y La Paz son prolijamente evitados por la Historia Argentina. ¿Acaso será porque Buenos Aires necesitó crear un relato propio para erigirse en ciudad fundacional de nuestra nacionalidad? ¿Acaso será que molestó el protagonismo indio en la Revolución independentista?
Quién sabe. Pero una cosa es segura: la escena de los paraguas en la Plaza Mayor de Buenos Aires no tiene sentido sin el precio que debieron pagar aquellos hombres del Alto Perú. Fueron ellos quienes encendieron la llama.
Antes de morir, Murillo pronunció la que habría de convertirse en una verdadera profecía: “Compatriotas, yo muero, pero la tea que dejo encendida ya nadie la podrá apagar”.
Y tuvo razón.
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La ejecución de Pedro Murillo pareció significar el final del movimiento independentista. pero, 5 meses más tarde se desataría “otra” Revolución.
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Mariano Moreno, boceto de Subercasseaux. Museo Histórico Nacional.
Soldados con oficio
Las primeras milicias de Chuquisaca tuvieron una especial conformación. A diferencia de las del Río de la Plata, formada a partir de castas y etnias, los nueve primeros cuerpos armados de los patriotas en el Alto Perú fueron organizados por Arenales, según sus oficios civiles.
1º de Infantería, por Joaquín Lemoine.
2º de Académicos, por Dr. Manuel Zudáñez
3º de Plateros, por D. Juan Manuel Lemoyne
4º de Tejedores, por Cap. Pedro Carbajal
5º de Sastres, por D. Toribio Salinas
6º de Sombrereros, por D. Manuel de Ambas Aguas
7º de Zapateros, por D. Miguel Monteagudo
8º de Pintores, por D. Diego Ruiz
9º de Gremios Varios, por D. Manuel Corcuera.
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Manuel Padilla.
Independencia, sin más vueltas
La Proclama de la Junta Tuitiva de La Paz fue la primera en América que fue derecho al punto. Aquí, uno de los párrafos salientes de una Revolución olvidada por la historiografía argentina:
“Compatriotas: Hasta aquí hemos tolerado una especie de destierro en el seno mismo de nuestra patria; hemos visto con indiferencia por más de tres siglos sometida nuestra primitiva libertad al despotismo y tiranía de un usurpador injusto que, degradándonos de la especie humana, nos ha mirado como a esclavos; hemos guardando un silencio bastante parecido a la estupidez que se nos atribuye por el inculto español, sufriendo con tranquilidad que el mérito de los americanos haya sido siempre un presagio de humillación y ruina”.
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El virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros.
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Cornelio Saavedra.
El olvidado jefe del primer gobierno patrio
La Historia Argentina designa habitualmente a Cornelio Saavedra -altoperuano él- como jefe del primer gobierno patrio. Sin embargo, el mérito le cabe al salteño Juan Antonio Álvarez de Arenales, quien asumió como gobernador intendente y jefe militar de la primera revolución independentista en el Virreinato del Río de la Plata. Siete meses después, cuando el movimiento insurreccional fue derrotado, Arenales fue tomado prisionero e internado en El Callao (Perú). De allí, pudo fugar en 1813 para regresar a Buenos Aires y sumarse como oficial de confianza en la empresa libertadora de San Martín

Políticos argentinos y Twitter

La insólita conducta de los políticos en Twitter
Los argentinos dejan su sello en la red
Domingo 6 de junio de 2010

Laura Capriata
LA NACION

Los políticos argentinos dicen en Twitter lo que no siempre se animan a decir en público o, al menos, de la forma en que lo dirían en público. Pelean con sus adversarios, descalifican y hasta insultan a sus críticos, blanquean sus pensamientos y revelan detalles de su vida personal.

A diferencia de EE.UU. y de Europa, donde esta red de información instantánea, que permite emitir mensajes de no más de 140 caracteres, se usa principalmente para publicitar a candidatos, difundir propuestas y comunicarse directamente con la sociedad, en nuestro país el nuevo chiche digital asimiló la personalidad de la dirigencia local y adoptó un perfil distinto.

"Vos creés que los insultos te hacen importante? Naaaa. Te hacen grosera e ignorante. Que te mejores", escribió esta semana a uno de sus críticos el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, un twittero full time que no repara en modales. Si las declaraciones de Fernández "en vivo y en directo" ya provocan polémica, mucho más sus tweets (o mensajes enviados a través de Twitter), donde discute por igual con políticos opositores o detractores de a pie (ver aparte).

Ante la ausencia total de Néstor y Cristina Kirchner en el universo Twittero, unos pocos kirchneristas acompañan al jefe de Gabinete en su cruzada digital.

Entre los usuarios surgidos de las nuevas generaciones, el diputado kirchnerista Juan Cabandié prefirió usar el sentido del humor para cuestionar al nuevo abogado de la dueña de Clarín. "El ex juez progre Gabriel Cavallo está más quebrado que un RapiPollo", subió a la red.

Pero Osvaldo Nemirovsci, el funcionario K designado para implementar la TV digital en el país, no se queda atrás. "Fiesta de Perfil. De la Rúa con 31 muertos en su gobierno entrega premio a la Libertad de Expresión..! Y los malos somos los K. Por Dio (Sic)...!" twitteó sobre las premiaciones de la editorial de Jorge Fontevecchia.

Sin embargo otros radicales se llevaron la peor parte. "Tonto y Retonto: Gerardo Morales y Ernesto Sanz", escribió últimamente Nemirovsci sobre el titular del bloque de senadores radicales y el presidente de ese partido.
Dirigentes Twitteros

Los integrantes de Pro son fanáticos Twitteros, desde Mauricio Macri hasta el último de sus funcionarios, que no pierden oportunidad de pelearse con el gobierno nacional y acusarlo de sus desventuras.

Menos pasional que sus funcionarios, el jefe de gobierno aprovechó la Red para colgar la carta donde Cristina Kirchner anunció que no iría a la gala del Colón y la recusación al juez Norberto Oyarbide por las escuchas telefónicas.

Pero Macri no es un enamorado de Twitter. Apenas mandó media docena de mensajes desde los festejos del 25 de Mayo, y casi todos impersonales. En cambio sus diputadas estrella, Gabriela Michetti y Paula Bertol, no dan un paso sin contarlo en la Red.

"Guillermo Yanco me regaló caramelos Mu-Mu por mi cumpleaños! No se puede creer lo ricos que son! Cuántos recuerdos de mi infancia en Laprida", escribió esta semana Michetti.

Fanática y trasnochada, el 30 de mayo, entre las 3 y las 4 de la mañana, intercambió 28 tweets o mensajes con un usuario que le pidió explicaciones varias, desde su postura sobre el matrimonio gay hasta la presencia de Ricardo Fort en el Colón. "Su madre pertenece a la Asociación de Amigos del Teatro y tenía entradas que evidentemente dio a su hijo", justificó sobre la presencia del chocolatero mediático en las primeras filas.

Bertol también usa Twitter para confidencias. "Dolor fuerte de garganta y cuerpo: típico síntomas de cambios de clima. Propóleo y películas en la cama. Retomo lecturas inconclusas", escribió.

Con menos sentimiento que las chicas Pro, varios políticos que adoptaron Twitter lo usan como una simple cartelera de sus actividades y declaraciones del día. Los casos más paradigmáticos son el vicepresidente Julio Cobos, el gobernador bonaerense Daniel Scioli y el ex presidente Eduardo Duhalde.

Felipe Solá tampoco le da un uso muy distinto, pero tiene un toque personal insospechado. Todos los días da las buenas noches antes de desconectarse. "Me voy a TN, cruzamos opiniones mañana por acá, al resto, buenas noches", escribió, por ejemplo.

Político 2.0 desde el principio, Francisco de Narváez debe ser el que más dinero gasta en tecnología y en recursos humanos para aprovechar al máximo estas herramientas. Además de contar sus actividades de campaña permanente, fue uno de los primeros en sorprender con definiciones políticas vía Twitter, cuando elogió a Carlos Reutemann y no descartó que pueda ser candidato en 2011.

Una infidencia a la que sólo tuvieron acceso sus más de 22.000 seguidores y el resto de la Red, donde todos ven los mensajes de todos.

Muchos eligen la nueva plataforma a modo de tribuna política e incluyen descalificativos e ironías contra quienes no comparten sus mismas ideas.

"Ministra de Economía de España: el impuesto a los ricos solo durará unos años. ¿El impuesto a los pobres será eterno?", twitteó hace unos días el embajador en Washington, Héctor Timerman, al fustigar la política europea de ajuste por la crisis.

"Si conocen a De Narváez podrían preguntarle cuándo va a revelar el plan que anunció en las elecciones de 2009", ironizó.

La Nación


Los políticos argentinos dicen en Twitter lo que no siempre se animan a decir en público o, al menos, de la forma en que lo dirían en público. Pelean con sus adversarios, descalifican y hasta insultan a sus críticos, blanquean sus pensamientos y revelan detalles de su vida personal.

A diferencia de EE.UU. y de Europa, donde esta red de información instantánea, que permite emitir mensajes de no más de 140 caracteres, se usa principalmente para publicitar a candidatos, difundir propuestas y comunicarse directamente con la sociedad, en nuestro país el nuevo chiche digital asimiló la personalidad de la dirigencia local y adoptó un perfil distinto.

"Vos creés que los insultos te hacen importante? Naaaa. Te hacen grosera e ignorante. Que te mejores", escribió esta semana a uno de sus críticos el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, un twittero full time que no repara en modales. Si las declaraciones de Fernández "en vivo y en directo" ya provocan polémica, mucho más sus tweets (o mensajes enviados a través de Twitter), donde discute por igual con políticos opositores o detractores de a pie (ver aparte).

Ante la ausencia total de Néstor y Cristina Kirchner en el universo Twittero, unos pocos kirchneristas acompañan al jefe de Gabinete en su cruzada digital.

Entre los usuarios surgidos de las nuevas generaciones, el diputado kirchnerista Juan Cabandié prefirió usar el sentido del humor para cuestionar al nuevo abogado de la dueña de Clarín. "El ex juez progre Gabriel Cavallo está más quebrado que un RapiPollo", subió a la red.

Pero Osvaldo Nemirovsci, el funcionario K designado para implementar la TV digital en el país, no se queda atrás. "Fiesta de Perfil. De la Rúa con 31 muertos en su gobierno entrega premio a la Libertad de Expresión..! Y los malos somos los K. Por Dio (Sic)...!" twitteó sobre las premiaciones de la editorial de Jorge Fontevecchia.

Sin embargo otros radicales se llevaron la peor parte. "Tonto y Retonto: Gerardo Morales y Ernesto Sanz", escribió últimamente Nemirovsci sobre el titular del bloque de senadores radicales y el presidente de ese partido.
Dirigentes Twitteros

Los integrantes de Pro son fanáticos Twitteros, desde Mauricio Macri hasta el último de sus funcionarios, que no pierden oportunidad de pelearse con el gobierno nacional y acusarlo de sus desventuras.

Menos pasional que sus funcionarios, el jefe de gobierno aprovechó la Red para colgar la carta donde Cristina Kirchner anunció que no iría a la gala del Colón y la recusación al juez Norberto Oyarbide por las escuchas telefónicas.

Pero Macri no es un enamorado de Twitter. Apenas mandó media docena de mensajes desde los festejos del 25 de Mayo, y casi todos impersonales. En cambio sus diputadas estrella, Gabriela Michetti y Paula Bertol, no dan un paso sin contarlo en la Red.

"Guillermo Yanco me regaló caramelos Mu-Mu por mi cumpleaños! No se puede creer lo ricos que son! Cuántos recuerdos de mi infancia en Laprida", escribió esta semana Michetti.

Fanática y trasnochada, el 30 de mayo, entre las 3 y las 4 de la mañana, intercambió 28 tweets o mensajes con un usuario que le pidió explicaciones varias, desde su postura sobre el matrimonio gay hasta la presencia de Ricardo Fort en el Colón. "Su madre pertenece a la Asociación de Amigos del Teatro y tenía entradas que evidentemente dio a su hijo", justificó sobre la presencia del chocolatero mediático en las primeras filas.

Bertol también usa Twitter para confidencias. "Dolor fuerte de garganta y cuerpo: típico síntomas de cambios de clima. Propóleo y películas en la cama. Retomo lecturas inconclusas", escribió.

Con menos sentimiento que las chicas Pro, varios políticos que adoptaron Twitter lo usan como una simple cartelera de sus actividades y declaraciones del día. Los casos más paradigmáticos son el vicepresidente Julio Cobos, el gobernador bonaerense Daniel Scioli y el ex presidente Eduardo Duhalde.

Felipe Solá tampoco le da un uso muy distinto, pero tiene un toque personal insospechado. Todos los días da las buenas noches antes de desconectarse. "Me voy a TN, cruzamos opiniones mañana por acá, al resto, buenas noches", escribió, por ejemplo.

Político 2.0 desde el principio, Francisco de Narváez debe ser el que más dinero gasta en tecnología y en recursos humanos para aprovechar al máximo estas herramientas. Además de contar sus actividades de campaña permanente, fue uno de los primeros en sorprender con definiciones políticas vía Twitter, cuando elogió a Carlos Reutemann y no descartó que pueda ser candidato en 2011.

Una infidencia a la que sólo tuvieron acceso sus más de 22.000 seguidores y el resto de la Red, donde todos ven los mensajes de todos.

Muchos eligen la nueva plataforma a modo de tribuna política e incluyen descalificativos e ironías contra quienes no comparten sus mismas ideas.

"Ministra de Economía de España: el impuesto a los ricos solo durará unos años. ¿El impuesto a los pobres será eterno?", twitteó hace unos días el embajador en Washington, Héctor Timerman, al fustigar la política europea de ajuste por la crisis.

"Si conocen a De Narváez podrían preguntarle cuándo va a revelar el plan que anunció en las elecciones de 2009", ironizó.

La Nación

Gobierno de Kirchner: Políticas del ex presidente

Otra batalla que está ganando Kirchner
Por Luis Majul
Especial para lanacion.com


Miércoles 2 de junio de 2010

Néstor Kirchner no sólo está ganando la batalla para hacer creer a mucha gente que es invencible. También está ganando otra pelea crucial: la del uso de la palabra y el sentido que se le da a lo que se dice o escribe. Por supuesto, ni una ni otra cosa son verdades irrefutables: sólo percepciones de la realidad. Sin embargo, genera euforia entre los kirchneristas e impotencia y decepción entre los que no lo son. Y, además, desnuda la ineficacia de la oposición para fijar su propia agenda del lenguaje. (Y también la incapacidad de la misma oposición para ejecutar la acción que corresponde a ese lenguaje).

De tanto repetirlo, el kirchnerismo se ha apropiado, entre otros, de los siguientes términos: "funcional a la derecha", "el monopolio", "corporación mediática", "gorila", "partido judicial", "partido del ajuste" y "vende patria". También de los vaticinios políticos ("Lo que puede venir es peor de lo que hay"). Pero, además, se ha adueñado de otras falsas ideas, un poco más complejas, y cuyas consecuencias son más graves. La más extendida se podría resumir así: "En todos los gobiernos hay un poco de corrupción y en este también. Son errores del sistema. Es más importante la lucha contra los grupos concentrados y las cien familias que siempre mandaron en la Argentina que denunciar los casos de corrupción en los que se monta la derecha para tirar pálidas y aceitar la máquina de impedir".

Por supuesto, con cada uno de esos términos que los comunicadores oficiales usan para descalificar se podrían explicar las conductas del propio kirchnerismo.

El clientelismo, la corrupción, la persecución a políticos, empresarios, sindicalistas y periodistas no kirchneristas que ejerce esta administración son prácticas típicas de la derecha autoritaria. Desde este punto de vista, no cabe ninguna duda de que los que apoyan a Kirchner y a la presidenta Cristina Fernández sin denunciar sus errores de gestión o los delitos que se cometen bajo su protección política, son "funcionales a la derecha".

De la misma manera, nadie se escandalizaría con la afirmación de que, a esta altura, hay una suerte de "corporación mediática" oficial y paraoficial cuya misión fundamental es descalificar y destruir todo lo que no sea K y defender y profundizar "el modelo" impulsado "por el mejor gobierno de toda la historia de la Argentina".

A su vez, al supuesto "partido judicial" que, según el ex presidente, "impide que la Argentina avance" le corresponde otro, formado por fiscales, jueces y camaristas que constituyen otro "partido judicial", pero de signo diferente. Es decir, "funcional al poder de turno". Se trata de magistrados que inventan causas, como el destituido Federico Faggionato Márquez, o las direccionan, como el polémico y controvertido Norberto Oyarbide, sólo por citar los dos casos más evidentes.

Así, a muchos kirchneristas fanatizados les entraría como anillo al dedo el mote de "gorila" porque todavía siguen culpando al peronismo de todos los males de la Argentina. O muchos militantes K podrían calificar a Kirchner y Fernández de "vende patrias", al pagar la deuda externa por anticipado, permitir la venta de YPF, terminar de destruir los Ferrocarriles Argentinos o haber apoyado el indulto cuando Carlos Menem lo ordenó.

Lo que cuesta entender es por qué prestigiosos periodistas que influyeron en generaciones enteras de colegas con la potente idea de que la corrupción era inherente al modelo que proponía Menem, ahora piensan que hay una corrupción mejor, más justificable o digna de ser ignorada. O por qué filósofos que llegaron a criticar los delitos de esta administración, de un día para el otro dejaron de hacerlo, a cambio de un programa en un buen canal del Estado o de unas cuantas audiencias con el ex presidente, la Presidenta o los ministros más importantes.

En ese sentido, Kirchner jugó otro partido difícil y también ganó. Utilizó su insuperable "detector de resentimientos" y sedujo a una importante cantidad de resentidos, con razón o sin ella. Resentidos contra la sostenida prepotencia de algunos directivos del Grupo Clarín. Resentidos porque no encontraron el lugar que suponen se merecen dentro del Estado, la cultura, la política y los medios de comunicación. Resentidos contra los intelectuales que no compran el paquete completo del ideario kirchnerista. Resentidos contra los periodistas que se atreven a cuestionar el discurso único del poder oficial. Todo este importante ejército de resentidos juega ahora al lado de uno de los políticos más resentidos de este país.

Pero el éxito de Kirchner no se explica sólo por la apropiación de las palabras. Se justifica también en la mística que logró transmitir al núcleo duro de sus seguidores. Y la carencia de sueños y de horizonte que se advierte en la mayoría de los líderes de la oposición.

¿Le alcanzará esa mística para esconder la verdad de los hechos y convencer a la mayoría de que se trata de un ex mandatario valiente, de alguien que necesita seguir gobernando para liberar a los argentinos del yugo de los poderosos?

Solo por dar un ejemplo: el ex secretario de Transporte, Ricardo Jaime, al que todos los días le adjudican una nueva propiedad, no es un militante de los derechos humanos, ni un hombre con ideas progresistas, ni alguien a quien se pueda definir como un patriota del Bicentenario. Jaime fue, hasta que renunció un hombre de máxima confianza de Kirchner. Alguien que reportaba solamente a él.

La Nación







Kirchner y la última utopía
Por Fernando Laborda
Especial para lanacion.com

Miércoles 2 de junio de 2010

En los últimos días, tras los multitudinarios festejos del Bicentenario, se ha especulado con la posibilidad de que veamos un Néstor Kirchner más moderado y conciliador. Por ahora, se trata de una utopía.

La imagen positiva del ex mandatario ha experimentado una recuperación desde cuando perforó el piso del 20 por ciento, luego de la derrota electoral del 28 de junio. Sin embargo, esa mejora no es por el momento suficiente para instalar con éxito el objetivo de su reelección en 2011.

Uno de los problemas que más acosa a Kirchner se presenta en las clases medias urbanas y, en particular, en la Capital Federal, distrito donde debería alcanzar una intención de voto cercana al 25 por ciento para poder pelear la presidencia de la Nación.

No pocos dirigentes del oficialismo están convencidos de que si Kirchner y el gobierno de su esposa se mostraran más moderados y abiertos al diálogo, deberían recuperar posiciones en los sectores medios.

El problema es si Kirchner está convencido también de eso. Porque, por lo general, el ex presidente parece sentirse más cómodo en el cambio de golpes y el nivel de profundización de los enfrentamientos con los enemigos que elige hace que la crispación y el ensañamiento se retroalimenten en forma permanente.

No es inhabitual que los líderes políticos modifiquen su ideología en función de conveniencias personales o de cambios de corriente en la opinión pública. Pero es mucho más difícil que puedan modificar su personalidad y su estilo de gestión, en especial cuando vienen ejerciendo el poder durante más de dos décadas y se han acostumbrado a reciclar ese poder mediante el conflicto, como Néstor Kirchner.

Como en la fábula de la rana y el escorpión, ir en contra de la naturaleza no resultará sencillo para el ex presidente.

La Nación








Espionaje oficial y vacío opositor
Joaquín Morales Solá
LA NACION

Miércoles 2 de junio de 2010

La política siempre se sitúa al borde del fracaso cuando lo que parece predominar es la violencia y la arbitrariedad. Desde la agresión que recibió ayer el dirigente agropecuario Alfredo De Angeli (y las amenazas personales denunciadas por el líder de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi) hasta la humillación judicial de los jóvenes Noble Herrera, todo indica que los conflictos públicos se deslizan hacia primitivas y brutales resoluciones.

El gobierno de los Kirchner ha cultivado ese clima político en el que una eventual tragedia está siempre a la vuelta de la esquina.

Pero, ¿es sólo culpa de los Kirch- ner? El matrimonio gobernante se mueve, debe reconocerse, en un contexto de vacío político opositor cada vez más expuesto, a veces dramático. La oposición no logró aún integrar y poner en funcionamiento la comisión bicameral de seguimiento de los servicios de inteligencia. Han pasado casi seismeses desde la nueva composición del Congreso y ese crucial tema a y viene en interminables negociaciones. Entre tanto, el Gobierno se sirve del espionaje oficial para disciplinar a los jueces, para financiar fuerzas de choque propias y para intervenir las comunicaciones de políticos, empresarios y periodistas, entre otras tareas tan ilegales como solapadas.

El vacío político metió también en un círculo de negociaciones a la reforma del Consejo de la Magistratura, clave para dotar de independencia a la Justicia. Esas tratativas que comenzaron sólo ayer a entrever la luz de un acuerdo. Se notaban ya esas regresiones en el caminar de pies cansados de los jueces que investigan al oficialismo y en el ímpetu de magistrados más cercanos a los intereses del Gobierno.

La primera prueba la dio el juez Norberto Oyarbide cuando procesó a Mauricio Macri sin argumentos más serios que sus intuiciones, influidas por sus propias deducciones. El segundo experimento lo acaba de hacer la jueza Sandra Arroyo Salgado cuando sometió a los hijos de la directora de Clarín a una insoportable experiencia humana; ordenó que los trataran como cómplices de victimarios después de que la Justicia los considerara durante años supuestas víctimas. ¿Víctimas o victimarios?

Ni siquiera está debidamente probado que hayan sido víctimas. Es un caso único en sus características en el proceso de búsqueda de niños desaparecidos en la dictadura. Nunca antes ninguna otra persona, involucrada en esos procesos, sufrió semejante exposición pública ni tanto maltrato. Tal excepcionalidad se da en un momento de indisimulada furia oficial contra el diario que dirige la madre de los jóvenes Noble Herrera.
El manejo de Moreno

De Angeli denunció ayer que fue golpeado y ultrajado públicamente en Azul por una banda de sindicalistas que presuntamente responde a Guillermo Moreno. A Buzzi le dejaron carteles en su casa desvalijada de Rosario para que se callara la boca. Ayer mismo se comprobó que los violentos escraches en la última Feria del Libro fueron protagonizados por dos empleados del Indec, que maneja discrecionalmente el propio Moreno. Este es el mismo que apretó a los supermercados para que dejaran de comprar alimentos importados y el mismo que destruyó el prestigio de los organismos de control sanitario. Los mandó a éstos a que frenaran las autorizaciones para el ingreso de esos alimentos.

Ni los jueces ni las fuerzas de choque ni los seguimientos serían posibles con servicios de inteligencia dedicados a sus menesteres y no a resolver los intereses políticos de los gobernantes. Un sector de la oposición reclama la presidencia de la comisión bicameral, que deberá ejercerla la Cámara de Diputados, mientras otro sector amenaza con sacarle al oficialismo esa presidencia si la comisión no es convocada perentoriamente. Esa comisión debe controlar el funcionamiento del espionaje oficial, sobre todo de la ex SIDE. Un oficialista presidiendo esa comisión sería una concesión demasiado grande para el Gobierno. ¿El oficialismo controlará lo que hace el propio oficialismo en territorios tan turbios como los servicios de inteligencia? Así están las cosas.

La reforma del Consejo de la Magistratura, promovida por la oposición, tropezó hasta ayer con el obstáculo de la centroizquierda que lidera Pino Solanas en Diputados. Lentamente, comenzó ayer una etapa cercana al acuerdo. La centroizquierda no quería que un miembro de la Corte presida el Consejo, que debe administrar los recursos financieros de la Justicia. El resto de la oposición se abroquelaba en la defensa de la presencia de un juez supremo en la presidencia del Consejo.

El proyecto opositor entraría la semana próxima, a suerte y verdad, en el recinto de Diputados. Una derrota de la reforma opositora dejaría a la corriente de Solanas definitivamente al lado del Gobierno en las cuestiones más cruciales para la administración kirchnerista. Con el control oficialista del Consejo de la Magistratura, seguirían floreciendo jueces tan arbitrarios como Oyarbide o Arroyo Salgado.

El vacío político opositor no está sólo en el Congreso. El panradicalismo está inmerso en la interna cardinal del radicalismo en la provincia de Buenos Aires, donde habrá elecciones partidarias el próximo domingo. El aparato que controlan Leopoldo Moreau y Federico Storani le entregó a Ricardo Alfonsín el padrón definitivo, y supuestamente depurado por la Justicia, sólo en la noche del lunes último, cinco días antes de los comicios. Hasta ayer, la lista de Alfonsín había recibido sólo una información parcial de los lugares de votación y de la cantidad de mesas en las que se votará. ¿Cuántos fiscales se necesitarán? ¿Dónde irán? El aparato zigzaguea hasta el final con sus pequeños ardides.

El peronismo disidente no está mejor. Macri, que no es peronista ni disidente, decidió seguir haciendo la suya con total indiferencia hacia todo lo demás, sea político o institucional. Francisco de Narváez promociona su improbable candidatura presidencial o respalda la inexistente de Carlos Reutemann; todo sea para provocar el fastidio de Macri, que le teme sólo a Reutemann. Eduardo Duhalde, viejo tejedor de alianzas, se replegó ahora en su propia postulación. Y Felipe Solá no ha cesado en la faena de elogiar su personal proyecto presidencial. "¿Qué esperan Macri y De Narváez para acordar? Eso cambiaría radicalmente el clima político", deslizó un importante legislador oficialista.

Pero los opositores parecen demasiado preocupados por los víveres y la logística, mientras el ejército kirchnerista avanza decidido sobre espacios políticos, judiciales y sociales. El kirchnerismo se lleva valores importantes por delante, es cierto, pero la culpa no es sólo de los que mandan; también es responsabilidad de sus opositores, que tienen la obligación política y electoral de equilibrar el campo de juego y la inestable relación de fuerzas.

La Nación