Ingeniería para la impunidad

Editorial I

Ingeniería para la impunidad

El gobierno kirchnerista pretende convertir el principio de independenciadel Poder Judicial en una prenda de negociación para su propio provecho

 Corte Suprema frenó a tiempo uno de los eslabones del plan del kirchnerismo para someter al Poder Judicial, al considerar nulo e inconstitucional el nombramiento de conjueces en su mayoría afines al oficialismo como miembros provisorios del máximo tribunal, cuyo propósito no era otro que consagrar la impunidad frente a los numerosos y graves escándalos de corrupción que involucran a funcionarios gubernamentales.

Sin embargo, la feroz arremetida del Poder Ejecutivo Nacional contra la Justicia continuará mediante los intentos por presionar y amedrentar a los magistrados que avancen en la investigación de causas sensibles para el poder político. Ninguna otra conducta puede esperarse de un gobierno que ha dado sobradas muestras de descreer de las instituciones y de no aceptar que ningún otro poder intente siquiera ponerle límites.

El peligroso avance del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner sobre el Poder Judicial encuentra numerosos indicadores, tales como la desestimación de la grave denuncia de Alberto Nisman, luego de que ésta quedara a cargo de un fiscal de la Cámara de Casación identificado con el kirchnerismo; las propuestas de nombramiento de jueces y de fiscales militantes, que ni siquiera figuran entre los mejores calificados en los concursos convocados para cubrir cargos vacantes; el aumento de las atribuciones de la procuradora Alejandra Gils Carbó, o el control por parte del oficialismo de la comisión que instrumentará la reforma del Código Procesal Penal, entre otras muchas iniciativas.

Hay un denominador común detrás de todas esas noticias: la continua búsqueda de impunidad. Pero esta conclusión no capta la real perspectiva del gravísimo problema que aqueja a la Argentina desde hace mucho tiempo y que, en los últimos años, ha llegado a una hondura sin precedentes. No parecemos advertir como sociedad todo lo que está en juego, ni tampoco que es a raíz de estos ataques institucionales que nuestro país se encuentra estancado desde hace mucho tiempo.

En efecto, el hecho de que el poder político haya logrado diluir o desbaratar importantes investigaciones penales es consecuencia de que, durante todos estos años, ha venido desarrollando una auténtica ingeniería para la impunidad: una tarea sistemática y minuciosamente planificada, a través de la cual los más encumbrados funcionarios del Poder Ejecutivo y sus operadores lograron que muchos jueces y fiscales cumplan un papel decisivo para favorecer ese desenlace. En esta tarea, claro está, ha incidido notoriamente la capacidad del Gobierno, a través del funcionamiento de su Secretaría de Inteligencia, para acumular información que ha sido utilizada como ariete en contra de los mismos jueces que designó, que en muchos casos son personas con ostensibles debilidades, que los tornan más permeables a las presiones del poder político.

En otras palabras, el Gobierno no sólo está logrando conseguir que muchos casos de corrupción no sean investigados, sino que al amparo de presiones y de prebendas, y en otros casos de simples "carpetazos", pudo forjar una trama de complicidades en la Justicia, en el Ministerio Público y en otros organismos de control que, en conjunto, le garantizan que los casos de corrupción pública sigan impunes. Como otra variante, igualmente disvaliosa para la República, las designaciones en la Justicia y el Ministerio Público recaen con frecuencia en funcionarios que hacen de la "militancia" una supuesta virtud, con total olvido del principio de igualdad ante la ley. Sólo así se explica que sea posible anticipar en casi todos los casos sensibles al Gobierno cómo serán las decisiones de los miembros del Poder Judicial involucrados en ellos. La desazón que este fenómeno despierta en la sociedad bienintencionada es ciertamente mayúscula.

En los últimos tres meses, la causa en la que se investiga la muerte de Nisman, que está a cargo de la fiscal Viviana Fein y de la jueza Fabiana Palmaghini, creció en número de páginas y se pobló de escándalos, sospechas, altisonantes declaraciones políticas e infinitas disputas mediáticas. Sin embargo, hasta el momento ni la representante del Ministerio Público ha podido dar cuenta de ningún avance concreto que permita conocer en forma indubitable las circunstancias que rodearon la muerte, ni tampoco la jueza ha hallado la forma de superar esa virtual parálisis.

Algo no menos escandaloso ocurrió alrededor de la denuncia por encubrimiento que presentó Nisman contra la presidenta Cristina Kirchner y el canciller Héctor Timerman. Más allá de que la denuncia tenga sustento en pruebas concretas, lo cierto es que existe un notorio contraste entre las muchas medidas de prueba que pidieron los fiscales Gerardo Pollicita y Germán Moldes para dar nacimiento a la pesquisa y la férrea decisión de mantener archivada la causa que tomaron el juez federal Daniel Rafecas y la Sala I de la Cámara Federal porteña. Es escandaloso que la imputación de tres fiscales no baste para iniciar una investigación conectada con la causa en la que murieron 85 personas, el mayor atentado de nuestra historia como nación.

También resultan harto sospechosos los tiempos que manejó la Cámara Federal para llegar a esa conclusión y para elevar el caso a la Cámara Nacional de Casación Penal, pues la morosidad con la que dio esos pasos le garantizó al Gobierno que entrara de turno el fiscal de Casación Javier De Luca, miembro de la agrupación Justicia Legítima y allegado al Gobierno. La velocidad con la que este funcionario recibió la causa y se expidió desistiendo de la apelación que había presentado el fiscal Moldes muestra nuevamente una intención ya preconcebida de sepultar esta investigación que no tuvo siquiera un inicio.

La impunidad también es para los fiscales amigos del gobierno kirchnerista. El fiscal antilavado, Carlos Gonella, ha sido citado en seis oportunidades a prestar declaración indagatoria en una causa por presunto prevaricato y en ninguna de ellas se presentó. El juez Claudio Bonadio, que lo investiga, pidió el desafuero de Gonella para hacerlo comparecer por la fuerza pública, pero la procuradora Gils Carbó, como era de imaginar, rechazó la solicitud del magistrado.

El caso de Lázaro Báez, otro de los empresarios más cercanos al poder kirchnerista, también es una muestra de lo que está ocurriendo. El fiscal Gonella, hace dos años, dejó al contratista del Estado fuera del dictamen que abrió la investigación por la ruta del dinero K en contra de Fariña y de Elaskar. Finalmente, a fines de 2014, la Sala II de la Cámara Federal ordenó que el juez federal Sebastián Casanello lo llame a indagatoria. Pero ahí entran a jugar tres factores. En primer lugar, Gonella, con su negativa a investigar a Báez, dilató la pesquisa innecesariamente durante más de dos años, tiempo valioso para que las pruebas se puedan diluir o acomodar. En segundo término, Casanello, en lugar de procesar o sobreseer a Báez a la hora de indagarlo, ordenó un larguísimo peritaje que le servirá al propio juez para demorar aún más su resolución. Por último, el propio Casanello, que tiempo atrás ascendió irregularmente posiciones dentro de un concurso judicial, terminó colocado dentro de la terna que el Consejo de la Magistratura planea enviarle a la Presidenta, para ascenderlo a la Cámara Federal. Así, este magistrado, con la impunidad de Báez y de otros imputados en distintas causas, estaría conquistando su propio ascenso a camarista.

En esos días, también está en discusión la instrumentación de la reforma del proceso penal, para pasar de un sistema penal mixto a uno de tipo acusatorio. El Gobierno, sin embargo, aprovechó los tiempos de este proyecto para que, en forma simultánea, otra ley -la que reformó la vieja SIDE- le entregue a la Procuración General el control de las escuchas telefónicas, tarea que debería estar en manos de los jueces de garantías. Y, además, el Ejecutivo logró que la comisión de implementación de la reforma, que acaba de crear el Congreso, pase a estar dominada por una mayoría de miembros oficialistas que durarán en sus mandatos más de cinco años, es decir, que condicionarán a la próxima gestión presidencial.

Todo lo que viene haciendo el gobierno kirchnerista, en síntesis, obedece a un mismo patrón: evitar pagar cualquier costo político por avances en las causas sobre corrupción pública en un año electoral, y contar, a partir del próximo período presidencial, con las mayores garantías posibles de impunidad.

Será necesario que la sociedad toda, y las fuerzas políticas de oposición en particular, adviertan los peligros que conlleva este perverso plan para las ya maltrechas instituciones republicanas. La independencia del Poder Judicial en ningún caso puede ser prenda de negociaciones. De lo contrario, sólo podremos esperar una profundización de la degradación institucional que tiene lugar en los últimos años.




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El otro corralito


Domingo 26 de abril de 2015 | Publicado en edición impresa

Al margen de la semana

El otro corralito

Por Néstor O. Scibona | LA NACION


de agosto de 2013 existe un corralito que no lleva ese nombre, pero que, según cifras oficiales, encierra a más de un millón de asalariados que cobraban un sueldo bruto igual o superior a 15.000 pesos mensuales y desde entonces están forzados a pagar cada vez más impuesto a las ganancias. Ello a pesar de que destinen el excedente a cubrir gastos de alquileres, expensas, colegios, atención médica, refacciones hogareñas, uso del auto, peajes, estacionamiento u otros rubros que han venido subiendo lo mismo o más que la inflación y mal podrían considerarse réditos sujetos a impuesto.
Aunque dentro de ese corralito hay otro grupo aún más perjudicado (los trabajadores independientes que deben pagarlo por encima de un mínimo casi tres veces inferior a aquella cifra), la situación del primero mantiene en ascuas las paritarias de los principales gremios del sector privado. Y, por lo tanto, torna más incierta la política salarial del gobierno de Cristina Kirchner en este año electoral.
El presidente de la Cámara Argentina de Comercio, Carlos de la Vega, lo dijo con todas las letras durante un seminario organizado días atrás por la empresa Arizmendi. Cuando habló de la paritaria mercantil explicó que "aunque los sueldos de los empleados no estén alcanzados por Ganancias, ningún dirigente pide menos de 30% para no quedar descolocado frente a otros que reclaman porcentajes más altos para compensar el impuesto". Por eso urgió definiciones oficiales. En actividades intensivas en personal como el comercio, buena parte de los ajustes salariales terminan trasladándose a los precios.
No muy diferente es la situación de la Unión Obrera Metalúrgica, donde una distancia superior a ocho puntos separa el reclamo sindical (32% en dos tramos, más tres adicionales fijos de $ 1000) del ofrecimiento de las cámaras empresarias (24% fraccionado en tres) y mantiene empantanadas las negociaciones. Antonio Caló, titular de la UOM y de la CGT oficialista, buscó destrabarlas anunciando un paro por 36 horas que luego suspendió a instancias del Ministerio de Trabajo. El argumento oficial fue que debía esperarse el regreso al país de la Presidenta y Axel Kicillof del viaje a Rusia, pero no se habló de Ganancias. Como puede advertirse, la negociación aquí es tripartita por ser un caso testigo. Mañana habrá otra ronda, pero ni empresarios ni sindicalistas están apurados en firmar. Unos y otros temen encontrarse con alguna sorpresa que los deje pagando. Por ejemplo, un porcentaje que comience con 2 para el título de los diarios y "letra chica" que suba los costos; o bien pagos no remunerativos que afecten los ingresos de las obras sociales.
Hasta ahora, uno de los pocos convenios homologados por Trabajo fue el de empleados de estaciones de servicio, con un ajuste de 28% (20% en abril y 8% en julio), más el compromiso tácito de cuatro pagos de $ 750 que se incorporarían al básico de $ 10.142 en enero de 2016. Pero también incluye un aporte empresario a la obra social del gremio de $ 1000 por trabajador ($ 500 en mayo y $ 500 en agosto).
Si se tratara de una ruleta, hasta el año pasado la mayoría de los reclamos salariales podía encuadrarse dentro de la tercera docena (25% al 36%), aun cuando significaron una pérdida real de poder adquisitivo. Pero en 2015 ya no alcanza. Las distorsiones que provoca el "corralito" de Ganancias hacen que los pedidos sobrepasen el 45% en varios gremios con mayoría de trabajadores alcanzados por el impuesto.
No siempre se los presenta de esa manera. Por caso, los bancarios reclaman un ajuste de 33% y que las entidades compensen el impacto impositivo sobre el salario de bolsillo, como ocurre en algunos bancos públicos. Aunque ya amenazó con paros parciales, el gremio todavía no formalizó el pedido. En cambio, los petroleros patagónicos ya acordaron tres pagos de $ 6000 hasta junio (más $ 3000 por medio aguinaldo), que significan un ajuste de 13% a cuenta de la paritaria anual. Pero se abonarán como adicionales por "viandas, gastos de alquiler y horas de viaje", que fueron exceptuados de la base imponible de Ganancias por una ley de 2006.
Más complicada es la negociación de los gremios donde el pago de sueldos depende mayormente de subsidios del Estado, como ferroviarios o colectiveros. De ahí que, tras el contundente paro general del 31 de marzo, soliciten ahora una incierta audiencia con CFK. En cambio, el gremio de Luz y Fuerza se apresta a reclamar a las deficitarias empresas eléctricas un aumento de 52%, tras haber obtenido un bono de $ 4000 en enero y febrero. En 2014 había acordado un ajuste de 32% en tramos. Pero en la letra chica se incluyó un extra por "veteranía" (de 2,14% por año de antigüedad), que elevó ese porcentaje a 45/50% y los sueldos promedio a $ 27.000/29.000 mensuales para jornadas de 6 horas (incluyendo una para "aseo personal").
En cambio, en sectores afectados por la caída de la actividad como el automotor, el sindicato de mecánicos aún no planteó una cifra, pero se estima que estará más cerca del 20% que del 30% para preservar las fuentes de trabajo.
Para el gobierno de CFK esta dispersión de reclamos y salarios en el sector privado también significa un dilema. Preferiría homologar aumentos cercanos al 30% para empujar el consumo interno, pero fraccionados para que el impacto sobre costos y precios no se haga notar antes de las elecciones. Y no muy superiores para evitar mayores expectativas inflacionarias, aunque ello implique el riesgo de conflictos laborales en plena época electoral.
Mientras tanto, buscará la forma de flexibilizar el "corralito" de Ganancias antes de las PASO, pero sin abrirlo demasiado. Según versiones no confirmadas, pero creíbles, una opción sería que el Congreso vote entre junio y julio una ley para abrir las achatadas escalas del impuesto y aliviar la presión tributaria sobre los que ya pagan, pero sin ajustar el mínimo no imponible. Sin embargo, esta variante no resuelve la inequidad que introdujo el decreto presidencial de agosto de 2013, que hace que hoy queden fuera del corralito algunos trabajadores y dentro otros, incluso en una misma empresa y con salarios no muy diferentes.




El país insignificante que dejará Cristina


Domingo 26 de abril de 2015 | Publicado en edición impresa

El país insignificante que dejará Cristina

Por Joaquín Morales Solá | LA NACION


 probable que Cristina Kirchner haya jugado en Rusia más un partido local que uno internacional. Fue, seguramente, una manera de continuar con su posicionamiento como una líder de izquierda para cuando ya no esté en el poder. Ése es el lugar que se reserva, como una figura duramente opositora ante el próximo presidente, sea quien fuere. Cree (y, quizás, es en lo único en que tiene razón) que la futura administración hará políticas más pragmáticas que la suya. La percibe a su derecha y quiere que así sea. El proyecto es, desde el principio, un extravío de la inteligencia por el sólo hecho de haber convertido la política exterior del país en un campo de batallas domésticas.

Sin embargo, el error es mucho más grande que esa lamentable confusión entre lo externo y lo interno. Por lo que dijo y por lo que insinuó en Moscú, fue una aceptación explícita de que sólo tiene dos aliados estratégicos, Rusia y China, y otros dos amigos cercanos, Irán y Venezuela. Ninguno de esos países vive en un Estado de Derecho. En todos ellos, las libertades públicas están suprimidas, el periodismo libre ha dejado de existir y dirigentes opositores están presos o muertos. En la etapa final de su mandato, Cristina Kirchner dilapidó el único capital que tenía su gobierno en el exterior: la defensa de los derechos humanos. Aunque aquí no es una sorpresa, afuera sí lo es. Esa defensa se agota en el juzgamiento de lo que pasó hace 40 años en su país.

Cristina elevó a Vladimir Putin al rol de protagonista clave en el mundo político y económico. No es verdad. Rusia padece una economía en grave decadencia por las sanciones que le aplicaron los Estados Unidos y la Unión Europea tras la invasión de territorios de Ucrania, y porque cayó el precio del petróleo y el gas, que son sus principales materias primas exportables. El supuesto liderazgo político de Putin se limita a su papel de bravucón militar, capaz de recuperar por la fuerza un territorio, el de la ucraniana Crimea, que considera ruso. Fue una clara violación del derecho internacional y de las formas modernas de convivencia entre los países. Fue también una extorsión a los países occidentales: una reacción militar de éstos ante la invasión de Crimea, y de otros estados de Ucrania, podría haber provocado una guerra mundial.

Cristina fue uno de los pocos líderes del mundo que apoyaron a Putin cuando éste invadió Crimea, y ahora acaba de acordar con el jefe del Kremlin que habrá ejercicios militares conjuntos entre Rusia y la Argentina. ¿Por qué se queja la Presidenta cuando los británicos aumentan su presencia militar en las Malvinas? ¿No está haciendo ella, acaso, todo lo posible para provocar la desconfianza internacional? ¿Qué objetivos comunes pueden tener los militares rusos y los argentinos que justifiquen maniobras conjuntas? Si bien es cierto que Putin la esperó con más promesas que anuncios, también lo es que la eventual construcción de una central nuclear en la Argentina por parte de Rusia agrega tensiones inútiles con Occidente.

Con todo, el acto más transgresor que cometió en Moscú fue referirse de manera peyorativa o crítica a terceros países o a otros líderes. Eso lo hacen sólo los países que están fuera de cualquier órbita. Se puede criticar a un gobierno extranjero desde el país que la Presidenta gobierna, pero no desde otra nación. Menos aún cuando Rusia pasa por momentos de enfrentamientos con los criticados por Cristina. No respetó un canon elemental de la diplomacia internacional.

Cristina está enojada con Obama y éste ha resuelto hacer poco y nada para conseguir su simpatía. El presidente norteamericano espera, sencillamente, que arribe un nuevo gobierno a la Argentina. La mirada de Obama a Cristina en la reciente cumbre de Panamá, que registró una elocuente media sonrisa del jefe de la Casa Blanca, fue el gesto de una despedida que oscilaba entre la ironía y la indiferencia. La Presidenta sabe leer esas expresiones y su resentimiento se agravó. Criticó desde Moscú a Obama por las exportaciones argentinas de carnes y limones.

El mayor reproche que la Presidenta le hace a Obama es que éste no detuvo la escalada judicial norteamericana contra el país impulsada por los fondos buitre. El gobierno de Washington se presentó ante la Corte Suprema norteamericana para respaldar la posición argentina; sostuvo que era mejor para el sistema financiero internacional que se respetaran las refinanciaciones de las deudas soberanas. La Corte no le hizo caso y decidió dejarle las manos libres al juez Thomas Griesa, quien ejecutó su sentencia, lo que concluyó en el actual default selectivo de la Argentina. Autorreferencial como siempre, Cristina tomó esas contrariedades como una cuestión personal.

Durante el primer semestre del año pasado, la Presidenta se esforzó en quedar bien con los Estados Unidos y Europa: en pocas semanas, acordó el pago de la deuda en default con el Club de París, pactó la indemnización a Repsol por la confiscación de YPF y arregló los pagos a empresas extranjeras que le habían ganado juicios al país en el tribunal internacional del Ciadi. En junio, la Corte Suprema norteamericana falló en contra suya, y ella se convirtió en el acto en una líder "antiimperialista". Obama dejó de tenerla en cuenta.

Cristina retó a Europa desde Moscú por sus políticas económicas de "ajuste". Es raro: la Presidenta reacciona furiosa cada vez que algún organismo internacional opina sobre la economía argentina, pero ella no se priva de meterse en cuestiones que no le conciernen. Fue especialmente agresiva con una referencia ("broma", la llamó) a la canciller de Alemania, Angela Merkel, quien se reunió varias veces con ella y con su marido. El gobierno alemán fue clave para destrabar el acuerdo con el Club de París, hace un año, porque Alemania es uno de los principales acreedores de la Argentina en ese organismo. ¿A qué se debió esa agresión entonces? ¿Fue, acaso, una frase de puro populismo dirigida a los partidos antisistema europeos? ¿Se siente Cristina cerca de esos partidos que describen y no proponen, surcados en algunos casos por ideas filonazis? Puede ser. El populismo no tiene ideología.

China es un interlocutor inevitable del mundo, pero no puede ser el único o uno de los pocos de la Argentina. Con Irán hay una disputa irremediable hasta ahora por su participación en el atentado a la AMIA. Venezuela es un caso patético de la impotencia latinoamericana. Varios países se escandalizaron por una declaración de Washington (impolítica e increíble) que la señaló como un riesgo para la seguridad norteamericana. Pero casi ninguno, menos la Argentina, se escandalizó por la arbitraria prisión de dos dirigentes políticos opositores venezolanos, Leopoldo López y Antonio Ledezma. América latina desertó en masa de la democracia, de sus formas y de su esencia.

Cristina está convencida de que hay un nuevo orden en el mundo, que desplazó a las antiguas potencias. Nada explica eso. China, Rusia, y hasta Irán, parecen aspirar a participar del juego en el tablero que está, no a reemplazarlo. Por eso, el discurso de la Presidenta es antiguo y no se corresponde con el de la posmodernidad que proclama. Esas posiciones afectan directamente a su país, al gobierno que la sucederá dentro de poco y a los argentinos que han deplorado siempre cualquier política de aislamiento. Es un discurso de cofradía dirigido sólo a sus cofrades. En Moscú, demostró cómo se las arregló para hacer de la Argentina uno de los países más imprevisibles (y, por lo tanto, más insignificantes) del mundo




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Clase media: pertenecer ya no es cuestión de ingresos

Clase media: pertenecer ya no es cuestión de ingresos

El consumo cambió el paradigma tradicional y hoy ocho de cada diez argentinos se sienten del segmento

Por   | LA NACION

fundada en un delantal celeste, Dora dispara líquido multiuso sobre el piano y lo repasa con una franela. Limpia luego la mesa ratona de vidrio, la biblioteca y una cómoda hasta que la botella se vacía completamente. Entonces se sienta en la cocina a ver sus revistas. Sorprendida por la hora, comienza a preparar el té para su patrona. Busca y busca, pero, ante su desconcierto, no consigue encontrar la tetera inglesa que suele usar todas las tardes para la patrona.

Beba Pujol camina por Belgrano. Profesionalmente maquillada, viste anteojos negros, pulseras y aros dorados, y una cartera de marca. Sin embargo, entra casi a escondidas al comercio. "¿Está atendida?", le pregunta el señor detrás del mostrador. Beba levanta una elegante bolsa rosa, y confiesa: "Mire, una vecina, una viejita que se accidentó, se rompió la pierna y no puede venir. Me pidió que trajera esto. Es porcelana inglesa", cuenta. El dueño de la casa de empeño pregunta si tiene el juego completo. Beba responde que no. "A lo sumo $ 12", ofrece. La mujer levanta la tetera, la guarda y se va. Toma un taxi a su casa. "Quédese con el vuelto", dice antes de bajar.

"¡¿Qué es esto?!", se retuerce Beba cuando Dora le sirve el té directamente de la jarra de vidrio de la cafetera. "¿No vio la tetera?", pregunta la empleada.

Beba dice que se la llevó a un amigo coleccionista. "¿Sabe qué día es hoy?", pregunta Dora, que aún no cobró el sueldo de marzo. Silencio. Enojada, la empleada de casa particular toma el changuito para ir al "chino" a comprar líquido multiuso. "Venga, venga que le doy 20 pesos; tengo por algún lado", miente mientras revuelve decididamente su cartera. Nunca halla el billete.

 Foto: LA NACION 

La ficción constituye un camino para descascarar la realidad. El miedo de Beba (Norma Aleandro en la película Cama adentro de 2004) es el de una mujer de clase media alta que, más allá de la falta de dinero, se asoma al precipicio del cambio de identidad que le impone la crisis de 2001. Mantiene su empleada, va a la peluquería y toma taxis, aunque no puede pagar nada de eso.

Beba es parte del gen más argentino: la clase media, o sea, el segmento social que se aglutina y distingue sobre la base de sus elecciones de consumo, que reúne a muchas personas pese a sus diferencias internas y cuyos principios comenzaron a tensionarse por los cambios en las tendencias del capitalismo global, las nuevas generaciones, el mundo digital y el surgimiento de otros valores.

Probablemente, el carácter más distintivo de la clase media sea que su retrato es neblinoso. Medida por ingresos, casi un 50% de los ciudadanos pertenecen a ese segmento. Sin embargo, ante la pregunta sobre la posición social en la que se perciben, más de un 80% de los argentinos decían sentirse de clase media en 2014, según una encuesta elaborada por las consultoras W y TrialPanel.

La clase media tiene buena fama. Según los expertos, el segmento más popular busca imitar sus consumos con fines aspiracionales de movilidad social. En tanto, a diferencia de lo que ocurre en las culturas anglosajonas, la riqueza está mal vista en el país hasta el punto de ser estigmatizante para una pequeña parte de los más pudientes. Otro motivo para consumir como la clase media.

Esta brecha entre ingresos reales y autopercepción se convirtió en un desafío para las empresas porque impacta de lleno en sus estrategias comerciales. Es, en ese sentido, una buena forma de enmarcar la decisión de Apple de lanzar una gama de teléfonos más económicos.

Si en el pasado las firmas sólo se hallaron con la clase media en la pirámide salarial, hoy deben -dicen los expertos- entenderla desde un punto de vista más amplio: definida con foco en sus modos de consumo como marcador de identidad y como un colectivo que es heterogéneo a su interior, pero que comparte una narrativa de pautas y valores -aún muy potentes en la Argentina- que habilitan una tensión entre estrategias de pertenencia y distinción.

Esa tensión se hizo visible luego de la crisis de 2001 y 2002. "Algunas de las reacciones de las personas era tratar de defender su posición en la clase media aferrándose a ciertos elementos icónicos", recuerda Mary Teahan, directora de la Maestría en Marketing y Comunicación de la Universidad de San Andrés (Udesa). "No resignaban sus teléfonos celulares de último modelo, pero pasaban de abonados a prepagos. O si tenían que cambiar a los chicos de colegio, era de uno privado caro a otro menos caro, pero evitaban hasta último momento mandarlos al colegio público", ejemplifica.

Los segmentos medios se debaten en otra novedad. En un mundo en que la estabilidad les dio paso al cambio permanente y a las nuevas generaciones, los clásicos valores ligados a la inmigración, el ascenso social por la vía meritocrática, la valoración de la educación, el esfuerzo y el trabajo empezaron a incorporar nuevos elementos como la importancia de la realización personal, el placer y la experiencia, algo con lo que las empresas buscan conectar.

"Ese mundo de estabilidad y esfuerzo que marcó a la clase media en la primera mitad del siglo XX y que aún es fuerte comenzó a cambiar con un capitalismo más global y un nuevo mercado de trabajo", describe Cecilia Arizaga, directora de la carrera de Sociología de la UCES. "Esos cambios se expanden a toda la vida. Aparecen allí el cambio constante, el individuo, el hedonismo y el placer en su máximo esplendor", explica la especialista. De acuerdo con la socióloga, la incertidumbre del mundo actual implica que a las clásicas estrategias de distinción y pertenencia -que marcan los difusos límites entre las clases- se sumen las de permanencia.

"Se abren dudas a futuro", concuerda Patricia Vargas, doctora en Antropología Social y una de las compiladoras del libro Clases medias. "Una alude a cómo se resolverán las tensiones derivadas de los imperativos asociados al sacrificio y la reproducción de estructuras conservadoras a la hora de confrontarlos con decisiones asociadas a un estilo de vida que intenta priorizar el confort y la realización personal."

La clase media tiene historia. Desde 1869, cuando representaba al 10% de la población (se incluye a la clase alta) no dejó de crecer hasta 1974, cuando el 75% de los ciudadanos argentinos pertenecían a ese segmento, según la consultora W. La última dictadura militar generó un significativo retroceso que llevó en 1985 a que sólo un 45% tuviera esa pertenencia medida por ingresos, cifra que con altibajos se mantuvo hasta mediados de los 90. Desde 2002 (30%) hasta 2012 (54%), la clase media fue en claro ascenso, aunque nunca logró alcanzar los altos niveles que mostró durante los 70. Incluso el porcentaje comenzó a desmejorar en los últimos dos años.

Los datos de la Cepal coinciden con los de la consultora W y TrialPanel, pero con un ingrediente regional. En un ranking de sentimiento de pertenencia a la clase media entre 18 países de América latina, la Argentina queda como clara puntera. Según esos números, un 86% de los consultados se percibe en ese segmento social. Luego aparecen Uruguay, con 82%; Bolivia, 81%, y Costa Rica, con 79%. Entre los más rezagados aparecen Nicaragua, con 46%; Honduras, 51%, y El Salvador, con 55%.

Las compañías comenzaron a tomar nota. "En las empresas y el marketing, cada vez importa menos la clase social. Las nuevas segmentaciones se basan en el uso del producto o en la actitud de consumo para una categoría", afirma Fernando Zerboni, profesor de la Escuela de Administración y Negocios de Udesa. "No es raro ver a las clases con menos recursos comprando productos de primeras marcas o más caros, por lo que la segmentación socioeconómica está en desuso", cierra.

"Hoy aparece una nueva segmentación basada en expectativas de experiencias", reconfirma Raúl Amigo, especialista en experiencias de clientes. "Esto significa que se puede tener gente de distintas clases sociales conviviendo en un mismo segmento sólo porque esperan vivir el mismo tipo de experiencias", afirma el autor del libro Midiendo la experiencia de los clientes,

Amigo afirma que existen cinco contextos en los que deben indagarse las experiencias de los clientes: el conversacional, de compra, de uso, íntimos y digitales. "Los millennials tienen tanto poder y son tan influyentes que ahora se empiezan a notar comportamientos de millennials en segmentos más viejos", cuenta. Según sus datos, un 70% de su vida pasa por dispositivos digitales.

Arizaga, cuya tesis doctoral se basa en el estudio del consumo de los sectores medios profesionales porteños, apunta que una de las nuevas características que aparecen en la clase media es "el cultivo de la sensibilidad en base al consumo".

"En la actualidad, aparece toda una cuestión emocional ligada al consumo, casi una psicologización de lo doméstico", describe la socióloga. En ese sentido, lo que está de moda es, por ejemplo, el uso del "mueble del abuelo" como algo cool.

"Por eso las empresas venden hoy experiencias que buscan conectar con lo emocional. Pero para poder disfrutarlas se debe contar con un capital cultural que sirve para leer esos productos. Este capital funciona como una nueva estrategia de distinción de la clase media", explica. Parece que para pertenecer a la clase media no hay que comprar sólo pensando en el bolsillo. Hay que tener en cuenta al corazón.

UN LUGAR ASPIRACIONAL

  • En el campo laboral, la clase media engloba muchas jerarquías. Desde directivos de pymes o segundas líneas de firmas multinacionales hasta cuentapropistas
  • Algo similar ocurre con el nivel de educación. Están aquellos con universidad completa y posgrados, hasta quienes tienen secundario o terciario incompleto
  • Entre los consumos que aparecen como marca de identidad de la clase media aparecen la casa, el auto, el smartphone, la prepaga y los colegios privados
  • Los principales valores de la clásica clase media son el ascenso social por la vía meritocrática, la valoración de la educación, el esfuerzo y el trabajo
  • Sin embargo, los especialistas creen que ahora se suman la importancia de la realización personal, el placer y la experiencia
  • Además, en el actual consumo de la clase media -dicen los sociólogos- comenzó a aparecer un factor emocional, que las empresas ya aprovechan


Surar Pharma: La verdadera historia detrás de la intervención del Posadas

A fondo

Surar Pharma: La verdadera historia detrás de la intervención del Posadas

Inhibida, clausurada y sancionada múltiples veces, la empresa -que está intervenida por la Justicia debido a un pleito entre sus socios- es investigada por la Anmat por "deficiencias críticas" en la producción de los medicamentos que distribuye a los hospitales públicos

Por   | LA NACION


La clausura se levanta la semana que viene." Así intentaron llevar tranquilidad a empleados y clientes los responsables de Surar Pharma, el laboratorio que la Anmat (máxima autoridad nacional en medicamentos) clausuró por "deficiencias críticas" el mismo día que el Gobierno anunció la intervención del hospital Posadas. Médicos del Servicio de Neonatología de ese centro de salud habían informado en febrero que el antibiótico vancomicina, producido por ese laboratorio, no era eficaz y había provocado efectos adversos en tres bebes de terapia intensiva. A mediados de esta semana podrían estar los resultados de los análisis de las muestras de esa droga.

La empresa aseguró que presentó "espontáneamente" muestras a las autoridades regulatorias. Lo hizo luego de "enterarse por los diarios de que había habido un problema con el producto", dijo Javier Lucchetta, administrador de Surar Pharma designado por la Justicia debido a un conflicto entre los integrantes de la empresa propietaria. "En dos años inyectamos al mercado de genéricos hospitalarios no menos de 50 o 60 millones de ampollas y no menos de 6 millones de sachets de medicamentos. Si estuviéramos haciendo las cosas mal... ¿cuántas alertas de farmacovigilancia tendríamos que haber recibido? Si una empresa como Surar tiene un inconveniente técnico, saltaría instantáneamente por el volumen que produce", agregó Lucchetta. Además, dijo que lo citaron para mañana a una reunión con las autoridades del Instituto Nacional de Medicamentos (Iname/Anmat). Irá con Fabián Drunday, director de operaciones técnicas y gerente de producción del laboratorio. Drunday también trabajó en el Iname.

La clausura de dos plantas y un depósito de Surar Pharma se conoció el mismo día de la intervención del Posadas

"Presentamos un recurso de alzada por la clausura porque hubo errores de procedimiento. Las irregularidades existieron, pero los inspectores se tomaron unos días para presentarnos el informe de la inspección. Tuvimos cinco días para estudiarlo y no estuvimos muy de acuerdo, más con las cuestiones técnico-legales y administrativas que con las de producto. Pero nos hicieron el acta y dispusieron la clausura -agregó-. En el expediente no incluyeron nuestros descargos (presentados entre el 6 y el 15 de este mes). No pasaba por nuestra cabeza que cerrarían el laboratorio."

Ayer, profesionales que trabajan en los centros de atención primaria del Sistema Provincial de Salud (Siprosa) de Tucumán informaron que el miércoles, a las 23, los directores recibieron por WhatsApp la orden de "decomisar y guardar los productos de Surar Pharma hasta que se pasen a retirar". Eran productos que estaban hacía más de seis meses en esos centros, según pudo conocer LA NACION.

La semana pasada, tras la clausura, los empleados de Surar Pharma trabajaron como siempre en las instalaciones de Luis Viale 961/63/65 y Espinosa 1439/41. Anteayer a la mañana, vecinos de la planta de Espinosa 1439 observaban con sorpresa, a pocos metros, sobre la misma vereda, cómo el personal limpiaba con afán y buen humor el ingreso de vehículos que conecta directamente con el pasillo donde están las salas con las llenadoras de ampollas y sachets. Lucchetta dijo que aprovecharon estos días para hacer arreglos pendientes y pintar.

"Adentro hay malestar, pero están todos tranquilos porque dicen que la clausura se levantaría la semana que viene. No es la primera vez que se clausura el laboratorio y lo vuelven a habilitar sin que los dueños cambien nada. Sólo maquillan los detalles que observó la autoridad sanitaria. Sabemos que una semana o diez días de suspensión no son tiempo suficiente para subsanar tantas fallas en los procedimientos", detalló a LA NACION una fuente que pidió reserva de su nombre y podía describir, con su teléfono celular en mano, lo que hasta el jueves pasado sucedía puertas adentro.

 Falencias. A la izquierda, en un pasillo, los contenedores con ampollas que deberían estar almacenadas en un lugar con más cuidado; a la derecha, trajes y guantes, cubiertos de polvo. 
 

"En la semana, en el sector se comentó que la clausura se levantará pronto, que es cuestión de días. Pienso que lo están haciendo trascender para evitar que les reclamen los cheques. Porque si llega a ser cierto y la semana que viene vuelven a funcionar, con todas las irregularidades que se detectaron tendríamos que ir todos juntos a quejarnos a la Anmat", dijo la vocera de uno de los principales laboratorios de genéricos del país. "Sería muy grave si eso ocurre. En 2011 hubo una denuncia que se silenció porque nunca vimos que retiraran sus productos del mercado ni se hicieran mejoras en las plantas", continuó.

El mercado de producción de genéricos, donde opera Surar Pharma, tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años. El Estado fue el que más aprovechó la diferencia de sus costos con los de los medicamentos de marca. La Cámara Argentina de Productores de Medicamentos Genéricos y de Uso Hospitalario (Capgen) estima que más del 80% del consumo estatal de medicamentos se cubre con genéricos, que son los que otros laboratorios pueden empezar a producir cuando se vence la patente del de marca. Esto ocurre desde hace más de 20 años en el país y la condición es que sea tan efectivo y seguro como la versión original.

La diferencia de precios entre ambas versiones puede ser de hasta un 50%. Surar Pharma ofrece listas de precios para la venta a hospitales en grandes volúmenes de hasta un 30% más bajas en algunos productos que los laboratorios de genéricos más conocidos.

Ese crecimiento de la disponibilidad de genéricos, que en muchos casos son copias sin control de calidad de acuerdo con la queja de los laboratorios del mercado de marcas, llevó de la mano la expansión de otro escalón de la cadena, la distribución. Sólo entre 2010 y lo que va del año, se habilitaron en el país unas 500 droguerías, que son las intermediarias entre los laboratorios y los consumidores previos al usuario final. Gobiernos, farmacias, obras sociales y prepagas están entre sus clientes. Algunas de esas empresas fueron dadas de baja o recibieron algún tipo de sanción por incumplimientos de distinta gravedad, de acuerdo con los registros de la Anmat a los que tuvo acceso LA NACION. Otras formaron parte de causas por falsificación de medicamentos, como Lenity SA, relacionada con Pablo Schoklender. Ahí fue cuando el mercado de los remedios se volvió especialmente atractivo para la política.

Las sanciones que pueden recibir los laboratorios y las droguerías se describen en diferentes guías del Iname y la Anmat. Están las que utilizan los inspectores sobre las buenas prácticas de almacenamiento, distribución y transporte de medicamentos, así como la clasificación de deficiencias de cumplimiento de esas prácticas en cada una de esas etapas. La sanción más grave es la clausura, que ocurre cuando se detecta, por ejemplo, la adulteración de un producto.

El laboratorio Surar Pharma está habilitado para producir genéricos "en las formas farmacéuticas de inyectables y polvos estériles". No vende al circuito de farmacias, sino sólo a droguerías y a las provincias y la ciudad de Buenos Aires para sus hospitales.

El mercado de genéricos, donde opera esta firma, tuvo un crecimiento exponencial desde 2010; desde ese año, se habilitaron 500 droguerías especializadas

La clausura que Anmat dispuso el miércoles 15 de este mes, pero comunicó a las 48 horas cuando el Gobierno anunció sorpresivamente la intervención del Posadas, alcanzó también la prohibición de sus productos. "La Anmat recuerda a los profesionales de la salud y al público en general que la prohibición de uso y comercialización se extiende a todo el territorio del país y a todos los lotes de los productos que se encuentran en el mercado", indicó el organismo en un segundo comunicado el jueves pasado. Explicó que "la clausura preventiva se adoptó ante los incumplimientos de las buenas prácticas de manufactura constatados en la inspección realizada".

Esas faltas, de acuerdo con la disposición 2823 de la Anmat, incluyeron la salida al mercado entre enero y febrero "de por lo menos 12 lotes" del antibiótico colistina (ampollas de 100 mg), elaborados en la planta de Luis Viale 961/63/65 sin habilitación. Ese fármaco sirve para tratar la neumonía asociada con el uso del respirador en terapia intensiva. O que en la misma planta se elaboraba otro antibiótico, rifamicina, en forma de spray cuando la empresa aprobada para hacerlo era otra (Tetrafarm SA).

Además, en "la recorrida de la planta en la calle Espinosa 1439/41", según consta en la disposición, se fraccionaban ampollas cuando el lugar estaba habilitado para fraccionar solamente polvos, además de elaborar soluciones parenterales de 100 ml sin tener la autorización para hacerlo. También se detectaron "irregularidades en el sector de control de calidad", que incluyó hasta "una cucaracha muerta al lado de la mesada donde se encuentra la balanza analítica", de acuerdo con el relato de los inspectores del Iname.

Ésta no es la primera sanción que recibe la empresa, que funciona en la misma dirección de otro laboratorio que fue proveedor del Estado: Biocrom SA, según figura en los registros de Argentina Compra. Su entonces presidente, Hugo Edrosa, y su directora suplente, Cecilia Fernández, también abrieron los laboratorios Baires Pharma (2000) y Novax Pharma (2011).

En 2010, se publicó el cierre del proceso de quiebra de Biocrom. En su sucesora de actividades, Surar Pharma, que está habilitada desde 2007, existiría un litigio entre los socios: la familia Edrosa por un lado y la familia de Jorge Canossa por otro. Jorge y Cintia Canossa fueron los únicos accionistas que figuraron en el acta de 2009 de remoción de los entonces directores, Pablo Frasca y Diego Valero.

En octubre de 2010, la Anmat inhibió preventivamente a Surar Pharma hasta una nueva inspección que compruebe que en sus plantas se cumplen las buenas prácticas de fabricación. En noviembre se levantó esa medida. Al año siguiente, se informó en el Boletín Oficial un retiro preventivo del mercado de un lote de ranitidina de Surar Pharma (N° 130-173, con vto. 01-2014, 50 mg/5 ml inyectable) tras recibir reportes de "fiebre y escalofríos" en pacientes tratados, como ocurrió en hospitales de Corrientes y de Misiones. La investigación microbiológica en el hospital correntino de los productos que habían utilizado los pacientes infectados por la bacteria Burkholderia cepaciarastreó el origen hasta las ampollas de ranitidina. Ese mismo año, se prohibió el uso y la comercialización de un lote del anticonvulsivante fenitoína. En 2012, ocurrió lo mismo con un lote de gluconato de calcio inyectable, un suplemento mineral con múltiples aplicaciones, luego de que el Hospital Universitario Austral elevara un reporte al Departamento de Farmacovigilancia de la Anmat. El análisis microbiológico de las muestras en el Iname reveló que las ampollas no cumplían con los ensayos de esterilidad. En 2013, el Iname sugirió el retiro del mercado de cinco lotes del mismo producto por tener "partículas en suspensión". En noviembre de ese año, la Anmat autorizó la reinscripción del antihipertensivo clonidina clorhidrato de Surar Pharma.

 Ampollas. Fotografías a las que accedió la nacion muestran partículas y hongos en dosis de gluconato de calcio, un complejo de minerales muy utilizado en los hospitales, elaboradas por Surar Pharma. 
 

Lucchetta dijo que el laboratorio no tuvo ninguna clausura desde 2012, año que coincide con la última inspección que recuerdan en la empresa. Las siguientes las recibieron en diciembre pasado "por el cambio de estructura en un área de polvos" y en marzo de este año. Esta última dio lugar a la medida de hace poco más de una semana. "La clausura de Surar Pharma no tiene nada que ver con la vancomicina del Posadas -insistió Lucchetta-. Nos enteramos de la decisión por el Boletín Oficial al día siguiente. Nadie de la Anmat nos informó tampoco lo del reporte de los médicos del Posadas."

Una coincidencia en las respuestas que se obtienen dentro y fuera de la empresa es sobre el tiempo que los empleados trabajan en el lugar. Que habría mucha rotación y, en promedio, no serían más de dos años. "Surar Pharma fue inhabilitada por el Iname en septiembre de 2010 y rehabilitada en noviembre del mismo año, aunque las numerosas deficiencias en la producción y el control de los medicamentos no fue reparada, sólo maquillada para pasar inspecciones no profundas", dijo una ex empleada.

"Desde entonces -continuó-, las irregularidades siguen y la empresa continúa funcionando. Claramente, es más económico y fácil fingir ante las autoridades que quieren hacer las cosas bien que asumir la responsabilidad de elaborar productos para las personas enfermas y cumplir con las normativas vigentes. Durante todo este tiempo, la Anmat prohibió la comercialización y el uso de numerosos lotes de fenitoína, ranitidina, gluconato de calcio, metronidazol y otros más, pero aun así la empresa sigue produciendo en las condiciones en las que se encuentra. Como se declara en la disposición de la Anmat N° 7548 del 27 de diciembre de 2012, ya existieron pacientes con infecciones rastreadas directamente hasta un producto."

En el recurso de alzada que presentó la empresa a la Anmat y el Ministerio de Salud el lunes pasado, según consta en el sello de Mesa de Entradas, Lucchetta solicitó como interventor judicial la "impugnación por nulidad absoluta" de la clausura y "la inmediata suspensión de los efectos y alcances" de la disposición. Reclama, también, que no se unificaron las actuaciones.

"En la teoría de sus dichos -se lee en ese escrito-, han tenido la potestad de clausura en sus manos desde el día 16 de marzo los inspectores, desde el 23 de marzo la jefatura del Departamento de Inspecciones, desde el 9 de abril la directora de Fiscalización y Gestión de Recursos y la directora de la Anmat, y desde el 10 del corriente el administrador nacional, y ninguno de ellos ha resuelto hasta el día 15 de abril ninguna medida precautoria. Como se ve, es absolutamente falsa la argumentación de la urgencia. Han contado con toda nuestra colaboración y nos hemos puesto y ofrecido al control químico de los productos."

Mientras, una de las fuentes, que pidió no ser identificada, sostuvo: "Es una responsabilidad moral denunciar este tipo de hechos hasta que alguien responsable escuche, investigue y tome medidas en el asunto. La vida de todos está en juego. Se trata de productos que llegan a los hospitales".

Pasado mañana, Capgen publicará una solicitada para informar a las autoridades sanitarias y la población que los laboratorios que integran esa cámara tienen la capacidad de aumentar la producción ante un posible desabastecimiento de medicamentos que pudiera causar el retiro de los productos de Surar Pharma




http://www.lanacion.com.ar/1787724-surar-pharma-la-verdadera-historia-detras-de-la-intervencion-del-posadas