Luis Majul: "Somos presos sin privilegios"


Lunes 13 de agosto de 2012 | Publicado en edición impresa
Radio

Luis Majul: "Somos presos sin privilegios"

Se queja de la libertad de prensa y prepara la biografía no oficial de Jorge Lanata
Por Alicia Petti  | Para LA NACION


 Luis Majul se siente feliz porque vive de su profesión: el periodismo. Y lo ejercita tanto en la gráfica como en la TV y en la radio. La cornisa se puede ver en la pantalla de América TV, pero también se puede escuchar de lunes a viernes, de 14 a 18, por La Red (AM 910), con una audiencia que crece día tras día. "Le encontramos el tono justo al programa. Tras el paso por Radio Uno, Radioshow, FM Hit y Pop Radio, en 2008 llegué a La Red con Espíritu crítico y de nuevo con La cornisa y con un bonus track notable con la medición deshare, que en marzo era de 7,07 y en junio creció a 12,09 puntos. Estamos muy felices, porque el oyente de la tarde quiere escuchar música, divertirse, escuchar información vinculada al espectáculo, pero también quiere reflexión, que uno le diga qué significa esta locura, por ejemplo, de que no pueda comprarse dólares para irse afuera o la inseguridad que hay. La gente quiere escuchar una voz que sea capaz de reflexionar sobre política, sobre arte, música, economía, cine y mucho más", dice el conductor.
Majul se entusiasma cuando tiene que hablar de cada uno de los integrantes de su numeroso equipo de profesionales. "David Rottemberg es un humorista distinto a la mayoría. No les pone tanto acento a las imitaciones, sino que se concentra en la reflexión, el chiste del momento. Es un profesional que toca muchas cuerdas y hace canciones impresionantes. También está Gustavo Noriega, un crítico de cine de excelencia, pero además un hombre con el que puedo hablar de política y hasta puedo confrontar. Guillermo Pardini se ha convertido en un personaje. Los errores que comete con la información, la manera de ver la vida? ¿viste que todo grupo tiene su energúmeno? Ese es Pardini, el «tachero» del grupo. Por su parte, Mariela Ianigro es una locutora fantástica, acompaña, tiene un gran despliegue y habla varios idiomas. Carolina Losada viene dos veces por semana y trae un informe especial de sociedad muy bien trabajado y producido, y rotamos en deportes. Está Favio Novello y estuvo Walter Nelson, que ojalá vuelva. Además, no puedo dejar de nombrar a Silvina Brandimarte, que hace uno de los mejores móviles de la radio." En la operación tiene a Rubén "Cacho" Paredes, mientras que el equipo de producción está comandado por Alejandro Beber, Ignacio Legerén y Gabriela Zambrano. A su vez, Alberto Bacigalupo se encarga de la parte artística. Una vez por semana traemos un grupo o un intérprete y charlamos media hora.
-¿Cómo son estos tiempos para el ejercicio periodístico?
-Son los peores desde la vuelta de la democracia. Nunca, ni siquiera durante el gobierno de Menem, se persiguió periodistas. Muchos de nosotros somos perseguidos por la AFIP, la pauta oficial o con llamadas a los dueños de nuestros medios para pedir por nuestras cabezas. Los que no dicen que es muy difícil trabajar así es porque están del lado del privilegio. No hay una cosa intermedia. El problema que tenemos es que nosotros, en el periodismo, somos los presos que estamos adentro y sin privilegios para salir. De este lado, es todo crítica y persecución. Que la Presidenta no responda preguntas de periodistas es anormal y difícil para todos nosotros. Mi actitud personal es hacer el mejor periodismo sin quejarme. Una de las respuestas a todo esto es, precisamente, poner mi propio sello editorial, porque siento que no va a ser contaminado por ningún apriete.

BIOGRAFÍA NO AUTORIZADA

Luis Majul redobla su entusiasmo para hablar del proyecto de la biografía de un singular periodista: Jorge Lanata, además del lanzamiento de su propia editorial.
"Empiezo un nuevo proyecto -dice con fervor- que es un sello editorial llamado Margen Izquierdo, una editorial que es mía. Decidí empezarla porque creo que los libros son el medio de comunicación más puro y el menos proclive a ser presionado por los poderes de turno. Cuando empecé a plantear proyectos editoriales [tengo cuatro o cinco en marcha], lo fui a ver a Lanata, que estaba empezando con su tratamiento de diálisis. Sabés que habíamos tenido una fuerte discusión y un juicio que terminó en un acuerdo privado. Tuvimos una relación muy intensa, de mucha pelea. Yo estaba enterado de que había varios que querían hacer su biografía, así que le propuse que utilice la diálisis [que le llevaba cuatro horas diarias, tres veces semanales] para trabajar con cualquier periodista y escriba sus memorias, su autobiografía", recuerda y se entusiasma.
"Le dije: «A pesar de que creo que vas a vivir muchos años, también sé que hay mucha gente que tiene la fantasía de que en cualquier momento te morís, porque estás en edad de hacerlo. Si no querés que escriban la historia de tu vida de manera escandalosa o deformada, primero escribila vos y que ése sea el primer molde para el libro»".
Al tiempo, Lanata lo llamó para hablar con él. "Me dijo que no le daba el pinet emocional para hacer una tarea de ese tipo porque era de largo aliento. Me dijo, además, que sentía que estaba escribiendo su epitafio y que todavía estaba joven para eso." Pero Jorge Lanata no desechó el proyecto, sino que le redobló la apuesta con una idea. "La mejor biografía que se puede escribir sobre mí la tenés que escribir vos", le dijo. "Me explicó que la tenía que hacer yo porque con él había sido un hijo de puta toda la vida. Le dije que no, que no podía ser porque él no se aguantaría la biografía que yo pudiera hacer. Le dije que si yo tuviera que escribir una biografía suya, tendría que escribir toda la verdad sobre su relación con Silvina Chediek, su experiencia con las drogas y sus idas y vueltas, e irregularidades que le atribuyen. Me preguntó si creía que él era un cagón que iba a querer controlar su propia biografía. Le dije que no iba a tener ni chance de hacerlo porque terminaríamos peleados."
Pero no todo fue tan fácil. La "discusión" siguió, y Jorge Lanata insistió asegurando que a él no le importaba nada. "Sentía que estaba jugado. Lo desafié, insistí, y me preguntó si tenía un grabador. Justo tenía una cámara de video que había llevado para un trabajo de La cornisa , y ahí empecé a hacerle la primera de las más de veinte entrevistas que tengo. Ya en esa primera entrevista, activado por el impulso de que no tenía miedo, que no le importaba nada, me contó toda su vida. O sea, no se opuso a que yo hablara con fuentes, ni se puede oponer, tampoco, porque es una biografía no autorizada. Ese es el mayor desafío que tengo", concluye.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario