Los archivos de EE.UU. reflejan el dilema de Carter con la dictadura

Los archivos de EE.UU. reflejan el dilema de Carter con la dictadura

En los documentos entregados por Washington hay duras críticas a Videla y también elogios a los militares


l dilema era claro y se mantuvo latente durante buena parte de los años setenta. ¿Cómo tratar a un gobierno que viola los derechos humanos pero que a la vez sirve de aliado contra el comunismo? En las más de 1000 páginas de archivos desclasificados que el gobierno de Barack Obama entregó la semana pasada a la Casa Rosada, el dilema aparece una y otra vez en boca del entonces presidente James Carter y los funcionarios y diplomáticos norteamericanos que debían relacionarse con el entonces presidente de facto Jorge Rafael Videla, responsable de miles de desapariciones ocurridas durante su mandato, de cinco años.

Mostrar los dientes y poner el respeto a los derechos humanos como condición para tener relaciones "normales" fue, la mayoría de la veces, la estrategia utilizada por la administración Carter. Pero en otros casos, atender demandas de empresas norteamericanas o elogiar el "triunfo" del gobierno militar "en su lucha contra el terrorismo", como lo hizo Henry Kissinger en su visita al país, en 1978, apareció en los escritos de funcionarios norteamericanos. También el miedo a que el endurecimiento en la postura de Washington terminara perjudicando intereses o más vidas humanas.

Según los textos, Carter se negó a concurrir al casamiento del hijo de Videla, y así se lo hizo saber en una diplomática carta. Tampoco recibió al entonces todopoderoso jefe de la Armada, Emilio Massera, a pesar de que éste le envió una carta en el que decía que había "comprensión total" entre ambos países porque compartían "el espíritu de Occidente".

Pero hubo matices, situaciones que obligaron a decisiones no tan claras. El 2 de noviembre de 1979, por ejemplo, el consejero de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski le envió una recomendación a Carter: no recibir al periodista Jacobo Timerman, liberado luego de haber sido detenido y torturado. "Creo que esa reunión será contraproducente con sus esfuerzos para mejorar la situación de los derechos humanos en la Argentina." Brzezinski temía, y así se lo escribió a Carter, que los "moderados" de la junta militar tomaran ese gesto como "poco amistoso" y eso complicara la liberación de otros detenidos.

Asunción de Rafael Videla como presidente de facto
Asunción de Rafael Videla como presidente de facto. Foto: Archivo

Una situación similar se dio con el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, a quien Carter felicitó por recibir su premio en noviembre de 1980. El consejero le recomendó a Carter recibirlo, aunque también le aconsejó "no mezclar derechos humanos con política partidaria".

Los elogios de los "halcones" norteamericanos a la política de erradicación de la "subversión" que encabezaron Videla y Massera también dividieron a la diplomacia. Robert Pastor, entonces joven funcionario cercano a Carter, escribió en julio de 1978 a Brzezinski un memorándum en el que criticaba a Kissinger por felicitar a Videla por su "campaña contra el terror". "Era la música que el gobierno argentino quería oír", escribió Pastor, defensor de la "política de derechos humanos" de su jefe.

Desde esa administración ofrecieron concesiones económicas a Videla si su política de derechos humanos respetaba ciertas condiciones. En 1978, el subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, David Newsom, pidió a Videla tres cosas: que permitiera que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) visitara el país -se concretó al año siguiente-, que "juzgara, liberara o permitiera el exilio de los 3500 detenidos sin cargos" y que estableciera un "mecanismo para informar a los familiares de los desaparecidos sobre el destino de esas personas". A cambio, prometió que Estados Unidos "recomendaría la aprobación" de fondos del Banco de Importación y Exportación para proyectos de aeronáutica y agricultura y que "aprobaría la venta de formación militar". Videla no cambió su política y siguió quejándose de la "injerencia en asuntos internos" de Estados Unidos.

"Una de las grandes cosas de Estados Unidos es que actualmente está comprometido con una amplia autocrítica", dijo Obama en marzo, durante su visita a Buenos Aires, cuando prometió la desclasificación de archivos que se efectivizó la semana pasada. Documentos que seguirán trayendo polémica.

Una relación con matices

Recomendaciones

Según los archivos desclasificados, asesores del entonces presidente James Carter le pidieron que no recibiera a Jacobo Timerman para no disgustar a la junta militar

Condiciones

En una reunión con el entonces presidente Videla, un funcionario norteamericano ofreció inversiones a cambio de mejorar la condición de los detenidos que permanecían con vida y sus familiares

Elogio y crítica

Funcionarios cercanos a Carter fustigaron los elogios de Henry Kissinger al gobierno de facto por haber "derrotado al terrorismo" hechos durante su visita a la Argentina en 1978, para el Mundial de fútbol



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