Dejar atrás al kirchnerismo

DOMINGO 01 DE NOVIEMBRE DE 2015

cierto temor por la versión de que Zannini se bajaría de la candidatura vicepresidencial si él cambiaba su discurso. "Dejalo que se baje. ¿Dónde va a ir?", le contestó uno de sus amigos. Scioli calló.

Otro amigo le dijo que su único camino para cambiar la dirección de la derrota era una clara diferenciación con Cristina. "Anunciá que Amado Boudou nunca será embajador en un gobierno tuyo o que derogarás en el acto el acuerdo con Irán", le propuso. Scioli tomó nota y calló. Poco después se dedicó a repetir los conceptos básicos de Cristina en su discurso. Si buscan un Scioli enfrentado con Cristina deberían, antes, buscar el método para que Scioli naciera de nuevo. No hay otra forma.

A Cristina, en cambio, no le importa Scioli. Se enfurece pidiendo el voto para su modelo, pero no para su candidato.

El domingo de la elección estaba preocupada sólo por la provincia de Buenos Aires y, más precisamente, por Lanús, donde competía como candidato a intendente el camporista Julián Álvarez. En el hotel Intercontinental esperaban Aníbal Fernández y La Cámpora. Scioli estaba con los suyos en el Luna Park. Es posible que Cristina haya imaginado un triunfo de Aníbal y de Álvarez para presentarse en el hotel y celebrar la victoria bonaerense, donde el cristinismo pensaba refugiarse. Scioli quedaría solo. Decepción. Aníbal perdió la gobernación y Álvarez perdió Lanús a manos del macrista Néstor Grindetti.

Ese domingo, los jueces Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín fueron llamados desde la Casa de Gobierno. La Presidenta los convocaba para el lunes siguiente. En una cordial reunión, les ofreció los cargos de jueces de la Corte Suprema. Nunca le importó a ella el resultado de las elecciones. Haría lo que quisiera bajo cualquier circunstancia. Sarrabayrouse y Sesín son profesionales respetados. "Quiero dejar la misma Corte prestigiosa que recibí", les comentó. Los jueces se fueron convencidos, por la seguridad con que les habló la Presidenta, de que ya existía un acuerdo con el radicalismo para el necesario acuerdo del Senado. No habló con nadie, ni siquiera con Scioli. Desgastó inútilmente a dos personas que merecían un trato mejor.

Una audacia de Scioli provocó en el acto la refutación de Cristina. Scioli prometió el 82% móvil a los jubilados, robándole una idea a Sergio Massa. Cristina le recordó públicamente que ella había vetado un proyecto de la oposición que disponía lo mismo. El problema de Scioli, en efecto, no es Macri, y la solución no vendrá con sólo sacarle el polvo a la historia para transformarla en cualquier cosa. Su problema es Cristina y la incapacidad de ésta para aceptar que la gloria que le tocó ya es más pasado que presente. Y que carece de destino


http://www.lanacion.com.ar/1841685-la-argentina-dejo-atras-al-kirchnerismo

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