La larga tradición de nuestra corrupción

Miércoles 02 de enero de 2013 | 10:38

La larga tradición de nuestra corrupción

Por Orlando J. Ferreres | Para LA NACION


La corrupción de los funcionarios públicos dentro de nuestro Estado viene desde muy lejos. El funcionario, comúnmente, declara un fin superior, pero después en la realidad casi todos hacen otra cosa.

Es difícil cambiar esta tendencia a la corrupción pues está muy arraigada en nuestro "ser nacional" y esta tendencia se inicia aún antes de que fuéramos Nación, en la época de la Colonia. En aquellos tiempos ya se vendían los puestos públicos porque, de alguna manera, estando en el cargo se podía lucrar con ellos. Hoy es más sutil el procedimiento, pero el resultado buscado es el mismo.

En la página 120 del libro La Ciudad Indiana de Juan Agustín García, cuya 1ra edición es de 1900, podemos leer las siguientes informaciones referidas a la ciudad de Buenos Aires de aquella época::

"Los precios de los puestos públicos fueron los siguientes:

Ventas

  • 1618 Alguacil Mayor (a perpetuidad)... 31.000 pesos plata

  • 1644 Tesorero Contador.......... 1.000 pesos plata

  • 1645 Depositario General........ 1.500 pesos plata

..............................

  • 1671 Alcalde de Santa Hermandad....1.300 pesos plata

  • 1670 Regidor................ 900 pesos plata

  • 1672 Alguacil Mayor, por año...... 400 pesos plata

Y agrega: En varias ocasiones aumentaron el número de regidores, probablemente mientras hubo demanda. La ley de la oferta y la demanda aplicada a la corrupción de vender los puestos públicos hizo bajar los precios para entrar en el Estado al incrementarse la oferta de corrupción. Se dejó de cobrar por adelantado el valor del puesto público por todo el mandato y se empezó a cobrar por año, como vemos a partir de 1672. Era más módico el precio y podía estar al alcance de muchos más bolsillos.

Está muy arraigada la corrupción entre nosotros y eso es muy difícil de cambiar, forma parte de nuestras creencias y desvalores consolidados

El autor saca su propia conclusión en la misma página: "Esta política trastornaba todas las nociones de buen orden y administración. Al vender los puestos el Estado, admitía de una manera implícita que son cosas explotables, que están en el comercio. El mal que nos ha hecho esta tradición es increíble. Es la raíz profunda de nuestra decadencia política".

Pobre Juan Antonio García que decía todo esto en 1900 con la esperanza de que las cosas cambiaran, si se enterara de las cosas que pasan ahora, 112 años después, daría varias vueltas en su tumba pues no las podría creer. Está muy arraigada la corrupción entre nosotros y eso es muy difícil de cambiar, forma parte de nuestras creencias y desvalores consolidados.

Necesitamos una nueva moral en la Argentina. No va a salir de los políticos tradicionales esa nueva ética. Esperar una nueva moral de nuestros políticos (aunque haya algunas excepciones) es como querer inventar la electricidad perfeccionando la vela, es una tarea imposible.

Requerimos los 10 mandamientos nuevos del político argentino, que ame a su patria por encima de todo. Que se niegue por principio a los negociados que le proponen. Que no pretenda entrometerse en los otros poderes y respete las instituciones de la Republica.

Si sos joven y aún crees en los políticos o te gusta la política, no aceptes entrar en el juego de las mafias del poder. Pero hay que denunciarlas, hay que insistir sin desfallecer. No podrán predominar si un conjunto suficiente de gente se opone a esa corrupción. No te olvides que el bien viene mezclado con el mal y crecen juntos, pero al final hay que arrancar las malezas para que el trigo fructifique, como dice la Biblia. Para que crezca nuestra economía y no tengamos desempleados necesitamos que el dinero gastado en corrupción vaya a las inversiones y lo que es más importante, que ya no puedan aplicarse las malas decisiones compradas con el dinero de esa corrupción, que es el peor efecto económico de las prácticas deshonestas de los funcionarios estatales.

Requerimos los 10 mandamientos nuevos del político argentino, que ame a su patria por encima de todo. Que se niegue por principio a los negociados que le proponen. Que no pretenda entrometerse en los otros poderes y respete las instituciones de la Republica

Al iniciarse este año 2013 quiero pedir un deseo: que termine la corrupción en nuestro país, y si la hay que sea la excepción, pues pecado y mal siempre habrá, pero que no sea la regla. Hagamos el propósito de luchar contra ella en este año que se inicia. Es una lucha larga que viene desde los orígenes de nuestro país y aún desde antes, pero "tenemos que combatir estos combates, tenemos que empeñarnos en estas batallas"

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