A Sbatella lo descalifica su gestión

Editorial I

A Sbatella lo descalifica su gestión

La utilización política y policíaca de la UIF, sumada a la falta de idoneidad de su titular, lo invalidan para seguir conduciendo el organismo antilavado

Pasado mañana se realizará en el Ministerio de Justicia la audiencia pública para evaluar la gran cantidad de impugnaciones presentadas contra la candidatura del actual titular de la Unidad de Información Financiera (UIF), José Sbattella, propuesto por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para un nuevo período al frente de ese organismo, que debería ser esencial en la lucha contra el lavado de activos, pero que no lo ha sido durante la actual gestión que Sbattella procura renovar. Y, con seguridad, no lo será durante los próximos cuatro años si se le otorga la posibilidad de un nuevo mandato, para el cual ya ha quedado demostrado que no tiene ni la suficiente capacitación ni la más mínima vocación. Lamentablemente, el resultado de la audiencia no es vinculante, es decir, no obliga a la jefa del Estado a retirar la candidatura si las impugnaciones son tan sólidas como parecen y Sbattella ejerce una pobre defensa.

Entre las impugnaciones presentadas se encuentran las de los diputados de UNEN Elisa Carrió y Martín Lousteau, la de los legisladores Adrián Pérez (Frente Renovador) y Alberto Asseff (UNIR), las presentadas por Patricia Bullrich, Federico Pinedo y Laura Alonso (Unión Pro), y por los senadores radicales Ernesto Sanz, Gerardo Morales y por la diputada Margarita Stolbizer (GEN).

La legisladora porteña Graciela Ocaña (Confianza Pública) también impugnó a Sbattella y afirmó que durante su gestión crecieron los delitos de narcotráfico, trata de personas y corrupción, "ilícitos precedentes del lavado de dinero. No obstante -consideró la legisladora-, la UIF sólo se ha presentado como querellante en una causa". Ocaña agregó que el funcionario impugnado tiene varias denuncias penales en su contra y que "está acusado de proteger a diversos funcionarios o empresarios vinculados con el gobierno nacional".

Por su parte, Lousteau señaló otra de las graves fallas de la UIF durante la gestión de Sbattella: "Necesitaría 300 años para resolver la totalidad de las operaciones sospechosas" de lavado de dinero que le enviaron los bancos porque -explicó- sobre 35.000 reportes se trataron apenas 91.

En tanto, el Colegio Público de Abogados de la Capital Federal señaló en su impugnación que el postulante "no reúne los requisitos de transparencia imprescindibles para la función, debido a que se encuentra sospechado de la comisión de hechos ilícitos en el ejercicio de sus actuales funciones, así como por la ineficacia e ineficiencia en la detección e investigación de actividades financieras presuntamente ilícitas".

Precisamente, el hecho de que estén en curso investigaciones contra Sbattella por presunto encubrimiento de empresarios kirchneristas con causas por lavado de dinero y porque habría utilizado a la UIF como un arma de persecución política contra empresarios y opositores debería poner punto final a esta inexplicable postulación. No sólo está en danza la falta de idoneidad del postulante, que llenó la UIF de militantes, familiares y allegados sin experiencia en la lucha antilavado, sino también su posible mala fe y su eventual incursión en el plano delictivo. La sola posibilidad de que esto resultara cierto invalida esta candidatura.

En opinión de Sbattella, los cuestionamientos que se le realizan sólo son "mentiras mediáticas" y que, contrariamente a lo que se ha informado, la Justicia lo sobreseyó en una causa en la que se probó que no había ocultado información sobre un presunto lavado de dinero por parte de Sergio Schoklender.

Es preciso que el debate en la audiencia de pasado mañana no se aleje de lo puramente fáctico, pues buena parte de la autodefensa de Sbattella es política e ideológica. En esencia, sostiene que las críticas en su contra obedecen a que la UIF "ha entrado en una cantidad de casos muy fuertes" y a que, en los últimos meses, el organismo se presentó como querellante para impulsar la investigación y el decomiso de bienes de detenidos-desaparecidos", lo que vincula a su vez con la ofensiva sobre la nacion y Clarín por Papel Prensa.

Este argumento insostenible no hace más que probar la utilización política y policíaca de la UIF que realiza Sbattella para perseguir a quienes critican al oficialismo, mientras hace la vista gorda o interviene tardíamente -cuando queda al descubierto por las denuncias periodísticas- en los casos en los que indefectiblemente debería intervenir: narcotráfico, terrorismo, corrupción y tráfico de personas. En síntesis, el más sólido de los argumentos es aquel que se encuentra en las antípodas de toda polémica: a Sbattella lo descalifica su propio desenvolvimiento durante cuatro años de labor al frente de la UIF.

La Nacion


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