AMIA: Irán y el escandaloso acuerdo con la Argentina

Domingo 19 de mayo de 2013 | Publicado en edición impresa

Editorial I

AMIA: Irán y el escandaloso acuerdo con la Argentina

Nuestro país sigue siendo burlado por la demora en que incurre Teherán para ratificar el memorando sobre la investigación del atentado

l capricho de nuestra Presidenta logró, hace ya casi cuatro meses, que en el Congreso de la Nación, actuando con humillante docilidad y sumisión, el oficialismo ratificara a tambor batiente el Memorando de Entendimiento suscripto con Irán, que es un acuerdo respecto de la investigación judicial del atentado terrorista perpetrado contra la AMIA.

El cuestionado canciller Héctor Timerman fue el segundo gran responsable de imprimir a ese delicado tema una sensación de urgencia de la que carecía. Esto es ahora evidente, puesto que el Parlamento de Irán, con una visión diametralmente opuesta a la del gobierno argentino, todavía no ha ratificado -ni siquiera lo ha considerado, en verdad- el aludido memorando, pese al tiempo ya transcurrido.

Desde estas columnas hemos expresado nuestra fuerte condena al citado convenio por todo lo que significa respecto de resignar soberanía nacional y afectar directamente el funcionamiento de una extensa investigación judicial en curso en nuestro país, en flagrante violación de nuestra Constitución Nacional. Ese acuerdo nada tiene que ver con la defensa de los intereses nacionales ni servirá para determinar con transparencia las responsabilidades que pudieran caber a los imputados iraníes.

La carrera presidencial iraní parece ahora revelar cuáles podrían haber sido las motivaciones políticas domésticas de nuestra contraparte en la suscripción del memorando: preservar a sus candidatos de toda acusación vinculada con el atentado a la AMIA. En cambio, no está nada claro cuáles pudieron haber sido las razones que impulsaron a nuestro gobierno a suscribir tan lamentable documento.

Ocurre que nada menos que cuatro de los altos funcionarios iraníes acusados ante la justicia de nuestro país integran listas de posibles candidatos a la presidencia de Irán. Un ex ministro de inteligencia, Ali Fallahjan; un ex comandante de los Guardianes de la Revolución, Mohsen Rezai; Ali Akbar Velayati, un asesor muy cercano al líder iraní, Ali Khamenei, y el ex presidente Ali Rafsanjani. Todos ellos procuran sentarse en el sillón presidencial de Irán. Paradójicamente, cada uno está acusado por la justicia argentina de haber tenido alguna responsabilidad personal en el atentado de 1994 contra la sede de la mutual judía, en el que murieron 85 personas.

Esto podría explicar la demora en la ratificación del memorando por parte de Irán y sugiere, además, que quizá no pueda concretarse. El tiempo seguramente develará estas graves incógnitas. Pero lo evidente es que la Argentina no debió nunca precipitarse a ratificar un acuerdo sobre el que flotan dudas como las que planteamos. El apuro de nuestras autoridades procuró aparentemente evitar las críticas y terminar con la verdadera avalancha de cuestionamientos suscitada por el memorando.

Si bien es cierto que ninguno de los mencionados candidatos ha sido aún formalmente aceptado por el Consejo de Guardianes, central en la teocracia iraní que tiene plazo hasta el 23 de este mes para aceptarlos o rechazarlos, es más que evidente que la posibilidad de que el memorando interfiriera con el juego político doméstico iraní debió haberse contemplado.

Eso no debería causar demasiada extrañeza ante la pobreza de objetivos, incapacidad de gestión, evidentes debilidades y permanentes contradicciones que han conformado nuestra política exterior desde 2003 y que han transformado a la República Argentina en un país no confiable, aislado y hasta irrelevante para el concierto de las naciones


La nacion



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