Nueva burla a los jubilados

Editorial I

Nueva burla a los jubilados

La Anses viola el compromiso de no apelar sentencias que ordenan reajustar haberes jubilatorios, jugando así con el tiempo de los que no lo tienen


El director ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Diego Bossio, afirmó que hacia 2016 ya no habrá juicios de jubilados contra ese organismo previsional por reajustes de haberes debido a que en la actualidad se está pagando una cantidad récord de sentencias. Este año, agregó, está previsto cancelar 50.000 dictámenes y el año próximo otros tantos.

Se trata de palabras huecas que suenan a cínica burla para quienes, luego de una vida de trabajo, dependen de tan magras jubilaciones para vivir y que, para hacerlo con un mínimo de dignidad, se vieron obligados a iniciar largos litigios.

Es que, en tanto titular de la Anses, Bossio es el responsable de que el organismo apele las sentencias de primera instancia favorables a los jubilados , incumpliendo de esa manera el compromiso de no apelarlos que la propia entidad que dirige asumió ante la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) de la OEA.

Pero hay más hechos que desmienten palmariamente los dichos de Bossio. Hoy hay en trámite en los juzgados 338.417 juicios, contabilizando exclusivamente los expedientes que registran movimiento en los dos últimos años, pues muchos otros, que exceden ese plazo, se reactivan, por ejemplo, recién cuando se inician trámites sucesorios, entre otros. Lo abultado del número torna irrisorio el alegre pronóstico del funcionario de llegar a 2016 sin litigios en marcha.

La Sala II de la Cámara Federal decidió continuar una causa contra Bossio por supuesto incumplimiento de una sentencia judicial que ordenaba ajustar los haberes de un jubilado de 94 años. De esa manera, revocaron el sobreseimiento a Bossio en el expediente que investigaba si el funcionario y el gerente de Reclamos Prestacionales de la Anses habían desobedecido una sentencia de la justicia de la Seguridad Social en favor del reajuste del jubilado.

Al resolver ese expediente, afirmaron los camaristas que "continúa sin cumplirse con la manda judicial en lo que atañe a la omisión de ajustar el haber jubilatorio". Como en tantos casos similares, en el que mencionamos existe el agravante de la avanzada edad del jubilado que se ha visto perjudicado con el paso del tiempo, ya que había obtenido una primera sentencia favorable en 2008 que con justicia ordenaba ajustarle su haber. Transcurrieron seis años, una angustiosa eternidad para un adulto mayor.

Hace poco, una resolución de la Corte Suprema de Justicia de la Nación debió requerirle a la Anses que no apelara más los fallos jubilatorios y que comenzara a pagar los reajustes que ordena la Justicia. También habilitó a todas las Cámaras Federales del país para intervenir en las causas de jubilados -controvertida medida que puede traducirse en fallos contrapuestos- a fin de revertir el colapso que padece la Cámara Federal de la Seguridad Social. A esta dramática realidad, el titular de la Corte, Ricardo Lorenzetti, la calificó de "tragedia social".

Como puede advertirse, los dichos de Bossio son falsos y también procuran encubrir una perversa actitud del organismo que dirige y que consiste en someter a los jubilados al tortuoso paso del tiempo. Mientras tanto, la Anses procede a apelar automáticamente todos los fallos en su contra en una vil maniobra destinada a evitar pagarles lo que, de acuerdo a justicia, les corresponde, especulando, como dijimos en esta columna más de una vez, con que llegue primero el fallecimiento de quienes reclaman.

Aquellos jubilados que no tienen la alternativa de pleitear en los tribunales se ven cada día más empobrecidos debido a una galopante inflación que ya se ha devorado el último aumento del 11,31 por ciento, anunciado con bombos y platillos por la Presidenta meses atrás, junto con el aumento de la jubilación mínima, que pasó de 2477 a 2757 pesos. Todo esto, sin pasar por alto que ella misma había vetado la fijación por ley del 82 por ciento móvil.

Si a la financiación de algunas jubilaciones por déficit de cajas provinciales sumamos el desvío de los fondos de la Anses para destinarlos a fines proselitistas o emprendimientos por completo ajenos a la problemática de la seguridad social que ampara a jubilados y pensionados, como la entrega de netbooks del plan Conectar Igualdad, el programa de viviendas Procrear y los controvertidos auxilios al Tesoro Nacional advertiremos cómo se perjudica escandalosamente no sólo a los jubilados actuales, sino también a los futuros.

La política hacia los jubilados sólo suma a nuestros castigados mayores la preocupación y la angustia por no poder acceder a las mínimas condiciones de subsistencia digna de la que son merecedores.

En palabras del papa Francisco, una sociedad que abandona a los niños y a los ancianos cercena sus raíces y oscurece su futuro.

Ojalá nuestra sociedad y nuestros gobernantes así lo entiendan de una vez por todas, pues hay que arbitrar urgentemente los mecanismos para que puedan ellos transcurrir sus días en paz, lejos de la incertidumbre económica y de los largos y onerosos tiempos judiciales.

La Nacion

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