Surgen diferencias en el clan tras el exabrupto de Pablo

Surgen diferencias en el clan tras el exabrupto de Pablo

Hugo Moyano pasó de redoblar la amenaza de su hijo a bajarle el tono; Facundo, en silencio


a intimidante advertencia de Pablo Moyano durante el conflicto por el control de la basura en Quilmes derivó en un inesperado contrapunto en el corazón del clan que lidera el jefe de la CGT opositora. En la familia no todos compartieron el exabrupto del número dos de los camioneros.

"Que salga el señor Gutiérrez [por Francisco, el intendente de Quilmes] y les diga a los 400 trabajadores que pasan a ser municipales por la mitad del sueldo. Si tiene que haber un muerto, va a haber uno, dos o tres muertos. La gente está dispuesta a defender su puesto de trabajo y su dignidad." Así, en un rapto de furia, se expresó hace unos días el hijo mayor de Moyano, por la disputa que mantiene con el municipio de Quilmes a partir de la estatización del servicio de recolección de basura.

La primera reacción de Hugo Moyano fue en respaldo a su hijo. Desde la CGT, le envió un mensaje a la Casa Rosada: "Que sepa el Gobierno que si quiere guerra, los camioneros estamos preparados y vamos a defender hasta los últimos puestos de trabajo. No me interesa que quieran joder a Moyano. Yo me la banco, no soy un cagón como ellos".

La réplica del jefe fue impulsiva, según lo admitió ante un puñado de colaboradores. Se enfureció porque teoriza con una persecución oficial en su contra desde que rompió la alianza con el kirchnerismo.

Consciente del peso de sus palabras y del pico de repercusión que alcanzó el exabrupto, Hugo Moyano salió a poner paños fríos: "Nadie comparte lo que dijo Pablo, estuvo mal, pero cuando la gente pierde el trabajo se desespera", reparó el 1° de mayo. Y ayer insistió en minimizar el hecho: "Creo que Pablo no estuvo bien. Ahora utilizan lo que dijo para tapar los 430 despidos".

Desde el silencio también se diferenciaron sus hermanos Facundo y Hugo (h.). Y no es en el primer episodio en el que toman distancian de Pablo, a quien consideran "el más combativo" de la familia.

Facundo Moyano ya había mostrado un gesto de moderación cuando en vísperas del paro del 10 de abril cuestionó el piquete como método de protesta. Lo hizo, a pesar de que es un recurso al que apelan con frecuencia los militantes camioneros o sus aliados de la izquierda.

"Un sindicato no puede cortar una ruta ni una calle. Son hechos delictivos que merecen ser repudiados", opinó el jefe del Sindicato de Peajes y referente de la Juventud Sindical. Y argumentó: "Rechacé este tema de los piquetes porque es quitarle un derecho a otro y se le termina perjudicando la vida a la gente, y por eso decimos que es totalmente innecesario. Los piquetes terminaron manchando el paro".

De bajo perfil, Hugo Moyano (h.) no acostumbra a salir en los medios. Es abogado laboralista y asesor de Facundo en Diputados. Sobre el exabrupto de Pablo no opinó, aunque comulga con su padre en la teoría sobre la persecución del Gobierno a los camioneros. Lo sufre en carne propia en los Tribunales, donde cada vez son más frecuentes los fallos en contra del gremio de los Moyano.

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