La rueda de la fortuna de los Empresarios K


Domingo 17 de junio de 2012 | Publicado en edición impresa
Política y negocios

La rueda de la fortuna de los Empresarios K

Con la estatización de YPF y la rescisión del contrato de los trenes de TBA parece haberse afirmado un giro que se insinuaba ya en los inicios del cristinismo: para algunos de los empresarios que gozaban del favor presidencial con Néstor Kirchner cambió la suerte y están ahora en baja. Quiénes ganan y quiénes pierden con el nuevo elenco económico y por qué se habla de un capitalismo de Estado como reemplazo de la burguesía kirchnerista
Por Diego Cabot  | LA NACION


El genio Isaac Newton entró a la Casa Rosada entre las sombras de una noche de fines del año pasado. Pocos lo vieron. Claro está, la presencia del físico que estudió durante gran parte de su vida la ley de gravedad causó revuelo entre los pocos invitados a la conferencia. La presidenta Cristina Kirchner, el viceministro de Economía, Axel Kicillof y varios de sus colaboradores más estrechos se prepararon para escucharlo. Newton les confirmó una ley básica de la física: todo lo que sube luego tiende a bajar. Fue convocado para explicar que su teoría también se aplicaba a los empresarios. Los funcionarios entendieron que en ese mundo también regían las leyes clásicas de la física. Desde entonces, muchos de los hombres de negocios que subían gracias a una extraña, potente y continua fuerza infundida por el ex presidente Néstor Kirchner se empezaron a desacelerar. Algunos, sin envión, se desplomaron. Otros, con más ínfulas, se mantuvieron y la mayoría inició el descenso. Apenas un puñado logró mantener el camino hacia arriba.
La metáfora sirve para explicar muchas de las cosas que suceden por estos tiempos. Desde octubre pasado, cuando Cristina Kirchner ganó las elecciones, la constelación de empresarios que estuvieron cerca del kirchnerismo está desconcertada. Muchos de aquellos que se acostumbraron y se arroparon en el poder durante los últimos nueve años están siendo desterrados. La Presidenta parece dispuesta a desmantelar toda la telaraña de intereses y negocios cercanos al poder que tejió su marido.
Grupos poderosos hasta hace pocos meses ahora piden clemencia. El Gobierno arremete contra todos sin importarle que gran parte de ellos fueron su propia creación. Los mira indiferentes y los culpa de males que crearon juntos. Los somete a un ayuno pese a que varios necesitan la relación con el poder como principal combustible para sus negocios.
Sin embargo, a diferencia de lo que hizo Néstor, que declamaba una argentinización de la economía y repartía negocios entre los suyos, no parece ahora haber un emergente empresario. Kicillof; el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, y la mayoría del Gobierno parecen convencidos de que tiene que ser el Estado el patrón de todo. "Se está pasando de un capitalismo de amigos a un capitalismo de Estado -dijo un conocido empresario de uno de estos grupos, que se benefició con el kirchnerismo-. Admito que fuimos una creación de Néstor, pero ahora no sirve de nada lo que se negociaba con él. Dependemos del humor presidencial."
¿Qué cambió ahora en el humor presidencial? "El entorno -se apura en contestar un ejecutivo de una empresa regulada que tiene trato diario con el Gobierno-. Antes los negocios los manejaba Néstor y un grupo reducido, entre los que estaba Julio [De Vido]. Ahora ese núcleo ya no está y entonces se apoya en su hijo [Máximo], en Kicillof y en otros colaboradores. Cambió la guardia."
Justamente esta "guardia" no comulga con los viejos amigos de Kirchner. Además, lejos del pragmatismo que profesaban De Vido y su jefe político, los hombres de La Cámpora tienen una mirada ideológica sobre el mundo de los negocios. Para ellos, son los grandes culpables de los males de la Argentina. "La gran duda es saber si se formará otra nueva burguesía al amparo de los jóvenes militantes o no", se pregunta otro empresario que conoció de cerca las mieles del poder en Olivos.
El favor oficialista
Sergio Berensztein, socio de Poliarquía, tiene una mirada política para intentar explicar lo que ocurre en los últimos meses en el entorno de la Presidenta. "Lo que sucede es que hay una mirada anacrónica de la historia. Se tiene idea de que el Estado tenía un rol estratégico de la economía antes del Rodrigazo y de la criris de los 80. Ahora se quiere volver a ese Estado", describe. Según Berensztein, el segundo gobierno de Cristina Kirchner está orientado a crear un capitalismo de Estado. ¿Qué significa? Pues que será el Estado el que diga cuánto, cómo y en qué plazo ganarán las empresas.
"Además, como pasó con el PRI en México, este tipo de gobierno permite la creación de un partido de Estado. En estas organizaciones, los dirigentes del partido están involucrados como funcionarios en la gestión estatal. Algo de esto sucede con los integrantes de La Cámpora. Pero claro, para que esto funcione se necesita un nivel de sofisticación de la burocracia estatal que en la Argentina aún falta", explica.
La generación de un partido de Estado para administrar el capitalismo, claro está, excluye a los empresarios como actores económicos de peso.
Si de nombres de esta rueda de la fortuna empresarial se trata, el primero que viene a la mente es el de la familia Eskenazi. Los dueños del Grupo Petersen pasaron de ser banqueros y constructores de segundo orden a dueños de un 25% de YPF, la empresa más grande de la Argentina. La operación que los elevó a los despachos más lujosos de Puerto Madero se realizó prácticamente sin que ellos aporten dinero. Una póliza de caución y gastos de abogados alcanzaron para quedarse con un cuarto de la petrolera. Desde 2008, corrieron años de palmadas en la espalda, de reverencias y de trato diario y compinche con todo el Gobierno, incluida la Presidenta y el ministro De Vido. Los felicitaban en público y los adulaban en privado.
Pero en diciembre hubo una reunión en Olivos. La Presidenta ya contaba con los números que le provee Kicillof. Les pidió más compromiso con la importación de gasoil. Sebastián Eskenazi, CEO de YPF, decidió esgrimir cierta independencia y ofreció a Cristina Kirchner una explicación racional de una operación que se hacía a pérdida. No hubo caso, la Presidenta no aceptó sus explicaciones. Una fuente cercana a una de las partes que estaban en la reunión contó a La Nacion que Cristina Kirchner le recordó a Eskenazi que los Tribunales no son muy hospitalarios en épocas de rencillas con el poder. El empresario escuchó y trajo a colación que una de las pocas veces que había pasado por la Justicia se debió a la causa iniciada para esclarecer un famoso plazo fijo que se constituyó en el Banco de Santa Cruz, propiedad de la familia, en el que se depositaron los fondos provinciales de las regalías del petróleo en épocas en que su marido era gobernador.
No hubo más diálogo. Pasaron seis meses. Hoy, el Grupo Eskenazi está en silencio y ya no es dueño de la petrolera. Entregó sus acciones al no poder hacer frente a una operación que fue diseñada no sólo por los abogados de los empresarios, sino también por lo más alto del poder kirchnerista.
En la pingüinera hay revuelo. No sólo De Vido se acomoda a un nuevo rol en el esquema de poder, sino que también deben hacerlo muchos de los empresarios que nacieron de la mano de Néstor. El cadete y ex chofer de Kirchner, Rudy Fernando Ulloa Igor, dejó de ser hombre de consulta y habitual visitante en Olivos. Ulloa, que alguna vez hizo una oferta concreta para comprar Telefé, conserva relación con Máximo Kirchner, a quien ve en Río Gallegos.
El empresario ya no está bendecido por los favores oficialistas. A fines de marzo, El Periódico Austral, un diario de Santa Cruz de su propiedad, discontinuó su edición impresa. La caída de la pauta oficial fue determinante para que la viabilidad de uno de los primeros medios de periodismo militante cayera en desgracia. En 2011, el gobierno de Daniel Peralta le pagó al conglomerado de medios de Ulloa Igor más de dos millones de pesos; en 2010, según datos oficiales, el diario, una radio y dos productoras de TV recibieron del gobierno nacional más de tres millones de pesos.
Justamente antes del cierre, el medio fue ofrecido a uno de los pocos que están en un proceso contrario: Cristóbal López. El zar del juego no deja de crecer. Además de haber comprado la láctea La Salamanca y alrededor de 200 estaciones de servicio y una refinería a Petrobras, López se quedó con los medios de Daniel Hadad. El canal de noticias C5N, Radio 10 y cuatro estaciones de FM son ahora propiedad del empresario de Comodoro Rivadavia. Justamente el vendedor, Hadad, es uno de los que se elevaron y empezaron su retroceso en tiempos kirchneristas. El martes pasado se conoció que López también se hizo de la lujosa Hostería Los Notros, único complejo hotelero dentro del Parque Nacional Perito Moreno con vista al glaciar. Cuentan que el empresario, uno de los que parecen contar con el aval del gobierno de la mujer de su amigo, no vuelca sus ganancias a bienes propios.
"La renta de sus empresas las invierte en nuevas compañías y negocios", contó un hombre que lo conoce. Mantiene una fluida relación con el Gobierno, habla con todos, sean ministros, secretarios, gobernadores o intendentes. Ve con buenos ojos a los jóvenes de La Cámpora y confiesa que alguna vez le pidió a Cristina Kirchner que haya una política exterior activa. "Extraño al amigo, pero hay que continuar formando la burguesía empresaria nacional, al estilo de Brasil", se le escuchó decir.
Repliegue nacional
Lázaro Báez, dueño de Austral Construcciones, también ha sido confinado al frío. Según pudo saber La Nacion, el ex empleado del Banco de Santa Cruz que creció de la mano de la ascenso del kirchnerismo, habría sido anoticiado que su futuro ya no estará ligado a los proyectos del Gobierno. Deberá aprender a vivir de su constructora.
Hay quienes hablan de una reunión en la que Máximo Kirchner y su madre se encontraron con ciertos empresarios patagónicos. El protagonista fue el viejo cuaderno de anotaciones del ex presidente. Hubo pedidos de explicaciones por alguna que otra vieja anotación. Las respuestas no convencieron. De la reunión, algunos salieron fortalecidos; otros, en cambio, condenados.
Una de las principales características del fenómeno es que, por ahora, la caída de muchos hombres de negocios no ha generado otro sector empresario emergente. El sociólogo Alejandro Gaggero, becario posdoctoral del Centro de Estudios Sociales de la Economía del Idaes, en la Universidad Nacional de San Martín, que se especializa en grupos económicos, dice que cuando el kirchnerismo subió había una fuerte extranjerización de las principales 200 empresas del país. "Ese esquema no se revirtió. Salvo algunas áreas específicas, como servicios públicos, hubo un repliegue importante de los grupos empresarios de capital nacional", dice, y comenta que varios grupos que durante los años 70 y 80 se diversificaron en varias actividades, a mediados de los 90 se concentraron en actividades industriales y lograron competir e internacionalizarse. "Eso pasó con Perez Companc, Bunge, Techint o Arcor, por ejemplo. Hoy no veo que algo así esté sucediendo. Son más bien grupos con variadas actividades. Pero que se dan en sectores en los que la relación con el Estado tiene un rol importante", agrega.
Andrés López, director del Centro de Investigaciones para la Transformación (Cenit), dice que los grupos empresarios nuevos parecen más enfocados en oportunidades y en compras que en especializarse en una actividad: "No parece que ese tipo de compañías pueda internacionalizarse y competir. No acumulan mucho conocimiento y posiblemente no puedan salir al exterior, como hacen las brasileñas".
En el mundo del transporte, el desconcierto es total. Claudio Cirigliano, dueño de Trenes de Buenos Aires (TBA), cumple prisión domiciliaria. El transportista supo tener estrecha relación con Néstor y con los funcionarios del área. Hoy está encerrado en su casa, solo. Aldo Roggio, de Metrovías, fue retado en público por De Vido por el estado del subte. Pero logró una dispensa al quedarse junto a Gabriel Romero, de Emepa, con la operación de los ramales Sarmiento y Mitre.
El banquero Jorge Brito, del Banco Macro, dejó también de ser el interlocutor financiero. Al igual que Eduardo Eurnekian, de Aeropuertos Argentina 2000, fueron puestos en vigilia por algunas operaciones de compra de dólares y remisiones de valores al exterior. Marcelo Mindlin, de Pampa Energía, dueña de varias generadoras de Transener y Edenor, se debate para soportar los rojos en los que cayeron sus firmas. Electroingeniería, la empresa cordobesa que construyó como pocas en estos años, que compró un porcentaje de Transener y que se quedó con Radio Del Plata y el canal 360, hace esfuerzos para pagar el sueldo a 3500 empleados. Osvaldo Acosta y Gerardo Ferreyra, sus dueños, tenían trato directo con los alfiles del kirchnerismo. Hoy pugnan por un interlocutor válido.
Mientras varias burbujas empresarias se desinflan, los empresarios guardan silencio y se preguntan si algún nuevo movimiento los tendrá como protagonistas. Muchos de estos grupos crecieron a sabiendas de que la relación con el poder kirchnerista era uno de sus principales activos. Y ese activo parece haberse devaluado, como la mayoría de sus empresas.

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