Gobierno de Kirchner: Autoritarismo con efectos negativos para el país




El mail desesperado de Ricardo Jaime a Julio De Vido


Por Diego Sehinkman 


Miércoles 26 de octubre de 2011


Aclaración: El siguiente mail fue imaginado por el autor de la nota. Es falso, pero los datos duros son ciertos.

Ex compañero de emociones:

Te escribo un mail, aunque lo más correcto sería comunicarme con vos por el juego de la copa: Estoy muerto, Julito. Al menos, públicamente.

Si me aparezco de sorpresa en tu bandeja de entrada, es porque sé que en memoria de las viejas buenas épocas, algo me vas a contestar. En cambio para Ella, yo ya soy spam. El residuo que quedó de la fabricación de "El Modelo".

Si, ya sé que en abril, cuando presentaron en Córdoba las nuevas autoridades del FPV me dejaron subir al palco a un metro de la Señora. Y que hasta Diana Conti dijo que "nosotros somos piadosos con lo que le pasó a Jaime". Pero desde entonces me fueron aislando. ¿Sabés la imagen que tengo? Que me usan de ejemplo para mostrar que el sistema inmunológico del gobierno funciona y que los glóbulos blancos del kirchnerismo eliminan al que se transforma en una toxina.

Pensar que antes estaba en el riñón.

¿Te diste cuenta de que en la Argentina de hoy, hay solamente dos personas preocupadas por la corrupción? Una soy yo, procesada. Y la otra es Carrió, denostada. Curioso momento de la historia argentina, en donde los dos extremos de la cuerda, denunciado y denunciante, en la consideración de la gente, valemos lo mismo.

Pero no vine hasta acá para hacerme el politólogo o el poeta. Necesito mangarte un favor: ¿Se podrá hacer algo con lo mío? ¿Algún telefonazo, algo, a la gente esta de la Cámara Federal que ayer confirmó mi procesamiento, acusándome de haber recibido dádivas de empresarios a los que se supone que yo tenía que controlar? Se basaron en el pago de los alquileres y las garantías de dos deptos buenos. (¿Te acordás qué lindo bulo el de Libertador?)

¡Qué querés que te diga que vos no sepas, Julito! ¡Mirá la mala leche que tendré, que me vienen a procesar y a embargar con 200 lucas justo en la Argentina, que en el ranking mundial de corrupción está en el puesto 109 sobre 180 y cerca de países africanos! Además te lo aseguro. Si desde lo patrimonial salí favorecido, no lo hice dolosamente. En todo caso bruxé. Mordí sin querer. ¿Vos nunca sufriste bruxismo político?

Me acuerdo cuando en 2009 estábamos cerrando la declaración con mi contador y le dije: "Tengo un departamento en Libertador y Cerrito. Otro en Puerto Madero. Una casa en San Isidro, una casa de country en Córdoba, dos vehículos, una moto y un yate. ¿Cuánto pongo?" Y me dice: "La cantidad a declarar deberá ser inversamente proporcional a lo impune que el declarante se sienta". En 2009 declaré tener 100 mil pesos....

Te cuento lo que dice la Cámara: Que yo tenía demasiada relación con los empresarios que debía controlar. Por ejemplo con Claudio Cirigliano, dueño de la empresa de colectivos Plaza y de Trenes de Buenos Aires. ¿Y para qué te voy a mentir? Sí. Con Claudio tengo una amistad genuina. El me prestaba su avión o me invitaba a navegar en su yate. Todavía me acuerdo de una vez que estábamos tomando sol en cubierta y él subió con un balde de champán: "Salud, Richard -me dijo- ¡Chin chin!... Por nuestra amistad y por los dos grandes inventos de la humanidad: la rueda... y los subsidios a lo que rueda".

¿Vos ubicás, Julio, la fecha cuando caigo en desgracia? Fue después de las elecciones de 2009, cuando "el uno" pierde las elecciones con De Narváez en Provincia y parece que se le viene la noche. El mismo día, después de perder, me llama por teléfono y me lo anuncia:

- Hay que entregar un vagón para que el tren siga. - Y como si fuera Rial en el Gran Hermano me dice- "Ricardo... estás desenganchado".

- "¡Pero si nos conocemos de los 80, cuando yo llegué a Santa Cruz desde mi córdoba natal! ¿Quién iba con vos los fines de semana al casino de Caleta Olivia? ¡No me abandones, por favor, si vos y yo fuimos el mismo número en la rula, el mismo paquete de Jockey Club, la misma botella de Criadores!...

- Mirá. Yo por mis funcionarios soy capaz de pagar un precio político. Pero hoy lo tuyo es un sobreprecio. ¿Viste la cantidad de causas judiciales que tenés? Los peronistas te acompañan hasta la puerta del cementerio. Pero no subsidian la nafta del coche fúnebre.

Y me cortó.

Julio, ya sé lo que estás pensando. Que me tengo que joder por haber sido demasiado obvio. Desde que asumí en 2003 hasta que me fui del cargo, me hice pagar por Néstor Otero, dueño de la terminal de ómnibus de Retiro, el alquiler del departamento superbacán en el que viví, en Avenida Libertador, dándole a cambio varios negocios y la extensión hasta el 2015 de la concesión de Retiro a un canon menor que el que pagaba hasta entonces. Te admito que me engolosiné y que además puedo ser un poco frívolo. A la salida del juzgado alguien decía: "Cuando empezó en política tenía muy poco. Ahora viste trajes a medida, está obsesionado con los zapatos de marca y usa corbatas Hermés. Anda siempre tostado y le encantan las joyas de oro... A su despacho solía hacer ir a su peluquero y a su lustrador de zapatos. Como Secretario, hubo un solo medio de transporte que no controló: la máquina del tiempo. Con gusto se hubiera hecho llevar a los 90: su lugar en el mundo".

No te hago perder más tiempo. Confío en que puedas hablar de mí con Ella. Si te sirve de argumento, decile que detrás de esta barba candado, se esconde un hombrecillo inseguro que confundió aparentar con ser.

Y recordale que tengo cierto apuro. Quise poner el boleto electrónico... y me pueden poner la pulsera electrónica.

Abz.

Richard.



La Presidenta, sin límites para gobernar por decreto
Desde 2007 el Congreso no trata las normas que dicta el Ejecutivo
Viernes 22 de abril de 2011


Gustavo Ybarra
LA NACION

La presidenta Cristina Kirchner tendrá vía libre para gobernar por decreto durante los próximos meses ante la virtual parálisis en que ingresó el Congreso a raíz de la campaña electoral y por la inactividad de la comisión bicameral encargada de controlar los decretos de necesidad y urgencia.

Este escenario cobra relevancia luego de la polémica decisión del Poder Ejecutivo de modificar por decreto la ley de estatización de las AFJP para incrementar la participación oficial en los directorios de las empresas en las que el Estado tiene parte accionaria por medio de la Anses.

Las estadísticas son claras y hacen pensar que el decreto presidencial seguirá siendo una constante del gobierno kirchnerista. Sucede que desde agosto de 2007, cuando el ahora gobernador de Chaco, Jorge Capitanich (FpV), era senador y presidía esa comisión bicameral, los dictámenes de control de los decretos nunca más volvieron a discutirse en el recinto de alguna de las cámaras parlamentarias.

La situación empeoró con el cambio de la conformación del Congreso en diciembre de 2009. Producto del avance opositor en ambas cámaras, la comisión quedó empatada en ocho miembros por lado como consecuencia de un fallo judicial que avaló un reclamo del oficialismo.

Esto se tradujo en una casi nula actividad de la bicameral, ya que sólo se celebraron cuatro reuniones y en un número aun menor de dictámenes. Apenas dos DNU recibieron despacho de esta comisión y fueron por partida doble: hubo uno en favor y el otro en contra. Estos dictámenes, además, nunca llegaron a discutirse en el recinto de alguna de las dos alas que componen el Congreso.

"Estamos ante una política de Estado bien definida, que tiene que ver con avalar la discrecionalidad del Poder Ejecutivo y la intención de legislar a espaldas del Congreso", denunció el senador Luis Petcoff Naidenoff (UCR-Formosa), secretario de la Comisión Bicameral de Trámite Legislativo, tal su nombre oficial.

Para el senador radical, la causa principal de la carencia de control legislativo de los DNU está en la ley que reglamentó el trámite parlamentario de esos instrumentos. La norma fue sancionada en 2006 con el impulso de Cristina Kirchner, cuando era senadora justicialista e impuso, a contramano de lo que sostenía cuando era opositora en épocas del menemismo, el sistema de sanción ficta. En otras palabras, si un decreto de necesidad y urgencia no es rechazado explícitamente por las dos cámaras legislativas, mantiene su validez.

Desde el oficialismo, rechazan las quejas de la oposición. "El rol de control de los DNU lo tiene el Congreso, y evidentemente los controla porque el silencio les da validez", afirmó la diputada Diana Conti (FpV-Buenos Aires), quien ocupa la otra secretaría de la comisión bicameral que, como consecuencia de la paridad de fuerzas con la oposición, lleva más de un año sin elegir a su presidente y vicepresidente.

Si bien la cantidad de decretos de necesidad y urgencia emitidos por la Presidenta es escasa en comparación con otros jefes del Estado -apenas una docena en algo más de tres años-, es el contenido altamente polémico de esas decisiones lo que irrita a la oposición.

Así, el primer DNU que firmó Cristina Kirchner fue en septiembre de 2008, e implicó la ampliación del presupuesto en $ 36.000 millones. La práctica se repite todos los años desde entonces.

Además, en diciembre de 2009 apeló a un DNU para usar más de US$ 4000 millones de reservas del Banco Central de la República Argentina para el pago de deuda pública. El decreto fue derogado, pero inmediatamente reemplazado por otro de similar tenor en marzo siguiente.

"Nunca hemos rehuido el debate", afirma a La Nacion el jefe del bloque oficialista del Senado y miembro de la bicameral, Miguel Pichetto (Río Negro). Para el legislador oficialista, si los DNU no llegan a discutirse en el recinto es porque "a la oposición no le interesa tratar temas que sabe que va a perder" a la hora de la votación.
Sin voluntad

La senadora Laura Montero (UCR-Mendoza), cercana al vicepresidente Julio Cobos, rechazó de plano la imputación de Pichetto. "No hay voluntad del oficialismo para permitir el funcionamiento de la comisión", aseguró. En ese sentido, la legisladora cobista dijo que impulsará en la próxima sesión la discusión de los DNU que permanecen sin tratamiento parlamentario. La apuesta es complicada, ya que la oposición no tiene número para imponer su agenda.

Esta situación produce desazón e impotencia en el arco antikirchnerista, como lo demuestra el jefe del bloque de diputados de Pro, Federico Pinedo (Capital). "El oficialismo impide que se cumpla con la función de control de los DNU, por lo que la única forma de controlarlos es con la Justicia", sentenció, en diálogo con La Nacion.

Pero Pinedo tampoco confía en el papel del Poder Judicial, del que dijo que hasta ahora no ha sido muy efectivo para responder a los reclamos contra el uso de decretos de necesidad y urgencia sin cumplir con los requisitos constitucionales por parte del Poder Ejecutivo.

"La Corte se lavó la manos", se quejó. "Mientras la Justicia no cumpla con su deber, los argentinos seguirán sin tener protección contra los abusos del Poder Ejecutivo", concluyó Pinedo.
UNA COMISION POLEMICANicolás Fernández
Senador del FPV Santa Cruz

Este senador de Santa Cruz es uno de los pocos legisladores de suma confianza de Cristina Kirchner en el Senado.
Miguel Pichetto
Jefe de bloque de senadores del FPV

"Desde el oficialismo nunca rehuimos el debate en la comisión bicameral de control de decretos", dijo el senador.
Beatríz Rojkes de Alperovich
Senadora del FPV

Es vocal de la comisión bicameral de control de decretos y defiende a rajatabla al kirchnerismo.
Diana Conti
Diputada FPV

"El control de los decretos lo tiene el Congreso y los controla porque el silencio les da validez", expresó.
Luis Petcoff Naidenoff
Senador de la UCR

"Estamos ante una política que tiene que ver con avalar la discrecionalidad", se quejó.
OTROS MIEMBROSRamón Mestre
Senador UCRAdolfo Rodríguez Saá
Senador PFLiliana Negre de Alonso
Senadora PJMarcelo Guinle
Senador FPVJorge Landau
Diputado FPVLuis Cigogna
Diputado FPVJuan Tunnessi
Diputado UCRRubén Lanceta
Diputado UCREnrique Thomas
Diputado PFMarcela Rodríguez
Diputada CCAgustin Rossi
Diputado FPV


La Nación



La oposición corre sus límites
Por Joaquín Morales Solá
Domingo 03 de abril de 2011

Los límites, imprecisos aún, de las probables alianzas electorales están ahora en el centro del debate interno de la oposición. Reuniones secretas, conversaciones en voz baja y trascendidos apenas audibles rondan sobre qué deberían hacer los antikirchneristas. Están frente a un gobierno con creciente apoyo social, pero cada vez más radicalizado. El duro documento del viernes, en el que se juntaron firmas que nunca estuvieron juntas, fue, quizás, un ensayo para eventuales acercamientos más prácticos.

La primera constatación a la que llegó la oposición es que han dejado de existir, por ahora al menos, los tres tercios en lo que se repartía hasta hace poco el electorado. Uno de esos tercios, el del oficialismo, ha crecido, pero mucho más han descendido los otros dos tercios de la oposición, que ya no son dos tercios. Estos estaban formados por el arco no peronista y por el peronismo disidente.

La segunda constatación que conmovió a la oposición, aunque no lo diga, es que Cristina Kirchner pasa por su mejor momento político desde que accedió personalmente al poder. Arropada por un porcentaje importante de la sociedad, que no está dispuesta por ahora a ver los muchos y peligrosos errores de su gobierno, la Presidenta se beneficia también de la falta de alternativas políticas. Ella cosecha en sectores sociales conformes con el alto nivel de consumo. La economía soporta una inflación alta, pero compensada con aumentos salariales y créditos. El equipo de campaña de Cristina es una máquina que produce hasta cuando ella duerme.

Tal vez los actuales halagos electorales ni siquiera sean obra del equipo ni de su jefa. Nadie en el campo contrario es candidato presidencial definitivo, las eventuales alianzas se demoran y la fragmentación prevalece sobre los acuerdos posibles. Hasta los radicales, que son los que mejor administran sus disidencias internas, están divididos en dos bandos. En ese contexto, en el que jugaron también los significativos atropellos a las libertades de los últimos tiempos, se inscribió el documento de anteayer. El documento sería poco si se quedara sólo en ese documento , adelantó un dirigente opositor.

La importancia de esa carta no sólo radica en su texto, inusualmente duro, sino también en la categoría de los firmantes. Nunca antes se habían visto las firmas conjuntas, en un mismo papel y con las mismas ideas, de Elisa Carrió, de Mauricio Macri y de Eduardo Duhalde. Las rúbricas de los radicales Ricardo Alfonsín y Ernesto Sanz y del peronista Felipe Solá eran más previsibles porque se trata de sus ideas, pero también porque no tienen grandes resquemores con el resto de la dirigencia política. Si hubiera un próximo presidente no kirchnerista a partir de diciembre, saldría de entre esos dirigentes. La presencia de Francisco de Narváez contiene otro mensaje: es el único político que le ganó una elección a Néstor Kirchner.

El instante que vive la democracia argentina es muy grave. Macri dijo hace unos días que es el peor momento de la democracia desde 1983. Habría que hacer una conveniente precisión: es el peor momento de una democracia que se devalúa a sí misma. Peor que este momento fue, sin duda, el desafío de los militares carapintadas que tuvieron en vilo a la democracia entre 1987 y 1990, pero eran ataques exógenos al propio sistema democrático. La diferencia es que ahora es la propia democracia la que deprecia la democracia.

¿Cómo explicar de otro modo que la distribución de los dos principales diarios argentinos haya sido bloqueada y que uno de ellos, Clarín, no haya podido llegar a sus lectores? La ministra de Seguridad, Nilda Garré, rechazó una invitación de una comisión parlamentaria para que informara sobre la inacción policial en aquellos bloqueos. La decisión es inexplicable por dos razones. La primera tiene que ver con la más elemental noción de convivencia entre los poderes democráticos. Una ministra que se precie debe rendirle cuenta de sus actos al Parlamento. La segunda razón es el argumento en sí mismo: el episodio del domingo pasado fue un "conflicto sindical" y no una agresión a la libertad de prensa, dijo.

Aun cuando hubiera existido ese conflicto (que Clarín desmintió públicamente), los problemas laborales tienen numerosas instancias para resolverse o no, incluido el derecho de huelga, pero ninguna incluye el acto violento de unos pocos que consiguieron clausurar de hecho un diario. ¿Por qué, además, si se trató sólo de un conflicto en Clarín, la policía permitió que se bloquearan los talleres de La Nacion durante tres horas cruciales para su distribución?

El documento opositor no se refirió sólo a las desdichas de la prensa, que son muchas. Pidió también el cumplimiento de las decisiones judiciales, que el Gobierno esquiva alegremente cuando le conviene. Antes se enojaban con nosotros, pero ahora directamente no cumplen nuestras resoluciones , se oyó en la cumbre del Poder Judicial. Tanto es así que los jueces de la Corte Suprema prevén hacer en los próximos días una visita a la ribera del Riachuelo, que el tribunal ordenó sanear, sin suerte hasta ahora. También mandó que se trasladara a los ocupantes de dos villas miserias que se levantaron sobre la ribera del Riachuelo y que consumen plomo cotidianamente. Una ocupación ilegal de viviendas impidió ese traslado. El Gobierno no cumplió ni la resolución del juez, que dispuso el desalojo del barrio ocupado, ni la de la Corte Suprema, que ordenó alejar a esas familias de la contaminación permanente.

Los radicales Alfonsín y Sanz son los que más han avanzado en el análisis de una vasta alianza electoral con miras a octubre. Ambos incluyen en sus reflexiones a Macri y a De Narváez, aunque todavía no bosquejaron la ingeniería electoral que los acercaría a ellos. Alfonsín piensa en una amplia coincidencia de demócratas contra propuestas autoritarias, pero quisiera tener cerca también a los socialistas y a Pino Solanas. Todo es posible, pero hay cosas menos probables que otras.

Sanz es más específico: importan sobremanera la Capital y la provincia de Buenos Aires; es decir, Macri y De Narváez. A ninguno le pasó inadvertido que el Gobierno juega con todas las armas que tiene, aunque éstas incluyan a Menem y a Saadi. Nosotros no podemos perder el tiempo haciendo depuración ideológica , dijeron cerca de Sanz, quien considera indispensable también contar con un acuerdo con Carrió. Carrió no descartó una alianza con los radicales, pero no acordará a cualquier precio.

La decisión de Sanz de pasar la elección interna al 14 de agosto obstaculizó objetivamente cualquier negociación, porque el interlocutor radical es todavía una incógnita. Pero Sanz es un hombre político que sabe que los conflictos de la vida pública tienen siempre una solución política. Soy un hombre de mi partido y no haré nada que perjudique al radicalismo , dijo en la tarde del viernes. Abrió, así, la puerta para un diálogo.

El propio Sanz habló en los últimos días con Duhalde, con Macri, con De Narváez y con Felipe Solá. Duhalde se mostró al mismo tiempo junto a Alfonsín en la recordación del aniversario de la muerte del padre de éste. Macri tiene buena relación con varios radicales y con Duhalde, con Solá y hasta con Carlos Reutemann. Macri avanza con hechos consumados hacia su candidatura presidencial: ¿para qué haría un concurso de talentos entre Gabriela Michetti y Rodríguez Larreta si pensara en él mismo para la reelección en la Capital? ¿Puede haber un proyecto común entre Duhalde y los socialistas? A Duhalde le sería posible coincidir con Macri y con los radicales, pero ¿todos ellos conseguirían acordar con Carrió? ¿Al lado de quiénes quedarían Pino Solanas y los socialistas? Los socialistas no firmaron el documento del viernes, pero es cierto que los invitaron tarde. Solanas rechazó, en cambio, aparecer al lado de algunas firmas.

Las cosas sólo han comenzado y nadie sabe, a ciencia cierta, cómo terminarán. Ningún juego en política tiene el final cantado de antemano, pero un buen principio es la aceptación, aunque sea implícita, de que las cosas, tanto en la oposición como en el escenario público, basculan ahora entre lo malo y lo peor.

La Nación





Un país que camina hacia el autoritarismo
Joaquín Morales Solá
LA NACION
Lunes 28 de marzo de 2011


La Argentina camina derecho hacia el autoritarismo, perversión política de la que creyó haber salido para siempre hace casi 28 años. El bloqueo total al diario Clarín, que ayer no pudo acceder a sus lectores, y el bloqueo parcial a LA NACION, que vio seriamente demorada la distribución de sus diarios, quedarán registrados dentro de la madrugada más regresiva de la nueva democracia argentina.


Constituyen, al mismo tiempo, un gravísimo precedente, porque quedó demostrado que un pequeño grupo de personas violentas y vandálicas, protegidas por un Estado autoritario, puede quebrar la natural y cotidiana relación entre los diarios y sus lectores. ¿Cuándo será el próximo bloqueo? ¿Cuánto tiempo durará en un país donde la policía es sólo un testigo privilegiado, inmóvil e impotente, de las peores violaciones de las leyes?


La culpa más grande no es de los que ejecutaron la depredación en la larga noche del sábado. Si sólo hubieran sido ellos, la solución no habría tardado en llegar más que unos pocos minutos. Desde enero último, existe una resolución del juez Gastón Polo Olivera, que dispuso que la circulación de medios gráficos no debe ser interrumpida jamás por una manifestación. Esa orden debió ser cumplida de inmediato por la policía, que es el brazo ejecutor de la Justicia, pero la policía se encuentra bajo la virtual intervención de la ministra de Seguridad, Nilda Garré. Garré tiene una historia de absoluta disciplina a sus jefes políticos; esa permanente sumisión implica que debió consultar la actitud de la policía con Cristina Kirchner. Lo que sucedió anteanoche fue la más grave agresión contra el periodismo libre desde 1983, dispuesta por la cima de un poder político sin medidas ni límites.


Ya se ha hecho habitual, de todos modos, que el gobierno kirchnerista no cumpla con las órdenes de la Justicia, cuando esas órdenes incomodan sus planes políticos o sus intereses personales. Desde la negativa a cumplir la orden de la Corte Suprema de Justicia, que lleva más de una década, para reincorporar al fiscal Eduardo Sosa en Santa Cruz, hasta la reciente desobediencia de la Policía Federal a una orden del juez federal Luis Armella, que mandó desalojar la ocupación ilegal de viviendas en Villa Soldati, el gobierno kirchnerista convierte los recursos institucionales y las fuerzas policiales en instrumentos para combatir de hecho a la Justicia. ¿Qué queda de la Justica cuando sus decisiones resultan escritas en el agua?


La policía fue advertida en la noche del sábado por LA NACION y Clarín de que sus talleres, vecinos en el barrio de Barracas, podrían ser víctimas de bloqueos. Un cable de la agencia oficial Télam, propagadora del "periodismo militante" del poder, se anticipó a la policía y a los propios manifestantes. Dio por hecho un bloqueo que todavía no había comenzado. El caso laboral del diario Clarín se encontraba resuelto y cerrado; la empresa había decidido en febrero la reincorporación del personal despedido. ¿Se necesitan más pruebas de la complicidad de las máximas instancias del Gobierno con el salvaje asalto a los diarios?


La policía, mientras tanto, se entretuvo en las inmediaciones sin hacer nada y se limitó a responder que se trataba de "una manifestación, no de un bloqueo". El silogismo es memorable por su impostura, porque la manifestación concluía irremediablemente en bloqueo, como sucedió. Las fuerzas de choque tienen al final más poder que la policía, que es lo mismo que decir que la ilegalidad se ha puesto por encima del orden constitucional. Las fuerzas policiales sólo actúan cuando la ilegalidad es opositora al Gobierno. Se trata de la cancelación tan lamentable como creciente del Estado de derecho.


No se trató, tampoco, de un relámpago en cielo limpio. El contexto indicaba que en algún momento el oficialismo acometería el asalto definitivo sobre los dos principales diarios argentinos. En el reciente aniversario del último golpe militar, el jueves 24 de marzo, las organizaciones sociales paraoficiales dedicaron poco tiempo a recordar ese hecho luctuoso de la historia y a repudiar sus criminales consecuencias. Su ocuparon, más que nada, del señalamiento del periodismo "enemigo" del Gobierno; precisaron los nombres de periodistas y de medios periodísticos, entre los que figuraban de manera sobresaliente LA NACION y Clarín. La noche del sábado fue la quinta vez que se intentó bloquear la salida de los diarios, aunque nunca antes se había llegado tan lejos.


Una semana antes, el dirigente del sindicato camionero Raúl Altamirano había amenazado directamente al periodismo libre por revelar información que afectaba a su líder Hugo Moyano. En el bloque de anteanoche estuvieron piqueteros con la clara identificación del sindicato de Moyano, que no es víctima de persecución política ni personal, sino de pesquisas judiciales, algunas de las cuales se llevan a cabo en Suiza por la existencia de cuentas bancarias con dinero supuestamente suyo.


Mañana, estará en Buenos Aires Hugo Chávez para, entre otras cosas, recibir el Premio a la Comunicación Rodolfo Walsh de la Facultad de Periodismo de La Plata. No es una parodia, sino una noticia. El oficialismo, que estuvo tentado de censurar a Vargas Llosa como principal orador en la Feria del Libro, decidió premiar a Chávez por su contribución al "periodismo militante". Chávez es el maestro que divulga en América latina la escuela de la agresión violenta y perpetua al periodismo independiente, que no se deja vencer por los favores del poder político y que resiste la intimidación y la calumnia. Cristina Kirchner se convirtió, por derecho propio, en su mejor alumna.


La noción de la libertad parece vacilar, pero su defensa ya no puede ser, a estas alturas, sólo responsabilidad de los periodistas. ¿Qué hará la sociedad, que fue privada de acceder a la información del medio periodístico que ella eligió? ¿Se conmoverá sólo por un día, para pasar mañana a preocuparse por cuestiones menos trascendentes? ¿Qué hará cuando no sólo un diario, Clarín, perdió millones de pesos en un día, sino que los canillitas también se quedaron sin una parte importante de sus ingresos?


Un párrafo aparte merece la oposición. La lucha por la libertad es más importante que la competencia electoral para comicios que se celebrarán sólo dentro de siete meses. La responsabilidad suya no es sólo defender del acoso a los medios periodísticos y a los periodistas, sino también a los ciudadanos que fueron privados de acceder a la información que necesitan para tomar decisiones colectivas. No será suficiente la mera declamación de discursos conocidos y repetidos cada vez que una nueva escalada encoge los espacios de las libertades esenciales. Debería hacer algo más en conjunto, trazar un límite donde los límites ya no existen. Hasta ahora, el ombliguismo opositor y el autoritarismo oficialista están dejando al país sin el indispensable oxígeno de la libertad.


La Nación












De Vido, eje de las sospechas de EE.UU.
En decenas de cables lo vinculan con supuestos casos de corrupción
Domingo 27 de marzo de 201


Hugo Alconada Mon
LA NACION

Hablar de corrupción en la Argentina kirchnerista equivale, según el gobierno de los Estados Unidos, a invocar el nombre del poderoso ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, según surge de una docena de cables reservados, confidenciales y secretos de su embajada en Buenos Aires, que obtuvo el sitio WikiLeaks y que cedió a La Nacion.

De esos despachos surge que De Vido está sospechado de cosechar "ganancias personales" y de realizar acciones "menos que transparentes". El ministro tiene a su cargo la negociación de las tarifas de los servicios públicos, los subsidios al transporte, el financiamiento y la construcción de obras públicas, y las relaciones comerciales con Venezuela, Bolivia y Ecuador, entre otras tareas que mueven miles de millones de pesos.

Acceda a los cables

Los diplomáticos norteamericanos también alertaron a sus superiores en Washington que De Vido tiene "mugre en sus manos" y que las sospechas que lo rodean resultan "creíbles". Más aún, sostienen que se "apropió de dineros de la obra pública" y que dos casos escandalosos en particular fueron -o pudieron ser- los más incómodos para su estabilidad: Eton Park y Skanska.

Las sospechas estadounidenses abarcan más de cinco años -entre 2005 y 2010- e incluyen a otros funcionarios. Entre ellos, al matrimonio presidencial de Néstor y Cristina Kirchner, aunque con alusiones superficiales.

También alcanzan a la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, y al ex secretario de Transporte Ricardo Jaime. Pero es De Vido quien concentra las quejas y denuncias más concretas de las empresas norteamericanas.

Una de las alertas más tempranas que emitió la embajada en Buenos Aires sobre el ministro se retrotrae a enero de 2005, cuando el entonces embajador Lino Gutiérrez trazó un análisis sobre el núcleo más cercano de colaboradores de los Kirchner. Al aludir a De Vido, Gutiérrez expuso que es quien más brega "para que el Estado expanda su rol en la economía, lo que ve como que provee las mayores oportunidades para la ganancia del país y personal".

Según Gutiérrez, Kirchner mantenía una relación ambivalente con De Vido. Lo respetaba por su inteligencia y su capacidad de gestión, pero sabía "que De Vido es el que tiene más suciedad" en sus manos. Y como para reforzar esa impresión, luego recordó que arrastra "acusaciones de corrupción" desde los tiempos en Santa Cruz, con el programa "cuatrienal" de obras públicas, la renegociación del contrato con Aguas Argentinas, la compra de locomotoras a España o la construcción de un gasoducto en el Norte, aunque aclaró que nunca le probaron nada.

Los recelos norteamericanos también alcanzaron a dos de sus hijos. Uno de ellos, Facundo, según redactó Gutiérrez en 2005, "sirvió como su secretario privado hasta que una fuente del área de seguridad interna del Gobierno le informó a Kirchner que estaba recibiendo coimas de empresas privadas a cambio de arreglar encuentros con su padre", reportó el embajador. "Kirchner le dijo a De Vido que removiera a Facundo, que ahora es guía turístico en Santa Cruz."

Otro hijo de De Vido, Juan Manuel, aparece en un cable que el segundo de la embajada, Tom Kelly, envió en junio de 2009, y en el que marcó varias veces sospechas alrededor de Electroingeniería, que reportó que mantiene "estrechos lazos con los Kirchner, [y] emplea al hijo del ministro", algo que siempre negó la empresa.

Otro ex segundo de la embajada, Hugo Llorens, también aludió a De Vido en un cable de marzo de 2006. Lo hizo cuando renunció Sergio Acevedo como gobernador de Santa Cruz, lo que el diplomático adjudicó al rol del ministro y de Alicia Kirchner "en la apropiación del dinero para obras públicas".
Las sombras

También el sucesor de Gutiérrez al frente de la embajada, Earl Anthony Wayne, reportó al Departamento de Estado en febrero de 2008 sobre las sombras que rodean a De Vido. Pero en su caso informó sobre su reunión con el entonces embajador alemán en Buenos Aires, Wolf Rolf Schumacher, quien le relató que un CEO germano se quejó ante De Vido de la coima pedida por uno de sus colaboradores. Lejos de preocuparse, buscar más datos y denunciar o investigar lo ocurrido, el ministro sólo le dijo al empresario que filmara o grabara el próximo encuentro, tal como publicó ayer La Nacion.

De Vido y Electroingeniería protagonizaron, también, un cable previo de Wayne, de julio de 2007, en el que informó a Washington sobre las quejas de los ejecutivos del fondo de inversiones Eton Park y los "menos que transparentes mecanismos" que el Ministerio de Planificación Federal aplicó para "premiar a amigos y aliados de la administración Kirchner" en la polémica venta de Transener.

Según surge del cable, Wayne abogó por Eton y otras empresas norteamericanas durante una reunión que mantuvo con De Vido el 15 de enero de 2007, lo que combinó con una carta que poco después se filtró a la prensa y generó una reacción furibunda de Kirchner. A partir de entonces, el caso desapareció de la escena pública, pero corrió con fuerza en reuniones con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario legal y técnico, Carlos Zannini; en la Justicia y en la esfera internacional, donde según Eton Park, el presidente venezolano, Hugo Chávez, presionó al banco internacional ABN Amro para que financiara la compra de Transener por Electroingeniería.

Sin convalidar las acusaciones de los ejecutivos de Eton Park, Wayne estimó que la decisión del Gobierno de favorecer a Electroingeniería iba en línea con su prédica de favorecer una "burguesía nacional" -como recordó que pasó con la familia Eskenazi e YPF, SanCor o Coto- y su retórica populista. Pero también alertó a los departamentos de Estado, Tesoro, Comercio, Trabajo y Energía, al Consejo de Seguridad Nacional y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) sobre que la actuación del Gobierno o la forma en que otorga los proyectos y distribuye subsidios alimentan la percepción de que "algunos" altos funcionarios "son corruptos".
Tráfico de influencias

Embajador Gutiérrez, enero de 2005: "Facundo [De Vido] sirvió como su secretario privado hasta que una fuente del Gobierno le informó a Kirchner que estaba recibiendo coimas".
Obras públicas

Embajador Gutiérrez, julio de 2006: "Ha habido acusaciones creíbles de que De Vido ha estado involucrado en cuestionables contratos de obras públicas durante la presidencia Kirchner".
Operación sospechosa

Embajador Wayne, julio de 2007: "[La compra de Transener] ofrece un vistazo de los menos que transparentes mecanismos que ha usado el Ministerio de Planificación para premiar a amigos".

La Nación


The Twilight of a Power Couple’s Era
By Brian Byrnes | NEWSWEEK
Published Jun 20, 2009
From the magazine issue dated Jun 29, 2009


The Kirchners have reigned supreme as Latin America's most glamorous power couple for six years, but Argentina is turning on them now. Polls show Cristina will likely lose her congressional majority in 'Paulson's Complaint' June 28 elections, even though her husband and popular predecessor as president, Nestor, is stumping as a lower-house candidate. The Kirchners have been among the region's sharpest critics of Washington and Wall Street, but that's not the trouble. Argentines are fed up with their bullying at home: pushing a pliable legislature into ceding control over the pension system, the national airline, utilities and media. Last year Cristina's popularity plunged after a failed standoff with farmers over export taxes, and her confrontational tactics are widely blamed for stalled growth, rising crime and unemployment. Some say Cristina would step down rather than govern by consensus. Argentine presidents rarely complete their mandates—so if history is any indicator, the Kirchner era may end well before 2011.



Kirchner vs. The Press
Give government 'crisis' power and you won't get it back.

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By MARY ANASTASIA O'GRADY
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In the wake of the country's 2002 economic collapse, the Argentine Congress gave the executive immense powers on the grounds that the circumstances called for extraordinary government action.

Seven years later those powers have not been rescinded and the state dominates the economy as an owner and regulator. Argentina now faces the threat of a further consolidation of control by President Cristina Kirchner through means similar to those employed by Hugo Chávez. As in Venezuela, free speech and the free press are being targeted for increased repression.

Let this be a lesson to any modern democracy that cedes broad power to government in a time of crisis: Granting power to the executive is easy; getting it back isn't.

Congressional midterm elections will be held on June 28, and polls suggest that Argentines are growing wary of their leaders. Mrs. Kirchner's wing of the Peronist party, known as the Victory Front, is expected to take a drubbing. If so, the president and her husband Néstor Kirchner, who preceded her as president and who likely is still guiding policy from behind the scenes, will face a less pliable legislature.

This would be good news for the country. Under Kirchner authoritarianism, Argentina has moved from democratic capitalism -- no matter how weak -- to an increasingly repressive and isolated state-controlled economic system. Property-rights protection has been eviscerated. Entrepreneurs have been cowed into silence by state threats of tax investigations and regulatory harassment. State-sponsored street thugs target businesses that resist the presidency's agenda. Mr. Kirchner is described by his adversaries as something like Vladimir Putin without the charm.

Clearly, much of the country is fed up with kirchnerismo. The promises of prosperity built on class envy have not materialized. Farmers oppose Mrs. Kirchner's export taxes. She has further alienated middle-class voters by confiscating all privately held pension accounts and raising property taxes. She now wants to raise the sales tax. All of this is happening in recession, while economists estimate that inflation is running above 18%.

Yet even if Mrs. Kirchner loses her congressional majority in June, risks to liberty remain. Thanks to a government decision to hold an early election, the new Congress will not be sworn in for eight months, providing the first couple with a wide window of opportunity to tighten its grip on power. An informed population would of course resist further antidemocratic moves, which is why the Kirchners are escalating efforts to gag the press.

From his earliest days as president, Mr. Kirchner tried to keep media critics quiet by using the government's publicity budget to reward supporters and starve those outlets that dared to print criticism. It was an effective tool in an economy on life support, where advertising had dried up.

As the economy recovered, this strategy began to cost more. In 2008 the government spent $100 million in "advertising" in the media, an eight-fold increase since 2003. It directs its business to news outlets with a supportive editorial line.

Yet independent voices remain, like that of the influential national newspaper, La Nación (which publishes some Wall Street Journal content). This obviously troubles the Kirchners. So the government has taken out the sledge hammer. The director of the secretariat of state intelligence (S.I.) has filed two criminal actions against Bartolomé Mitre, the director of the paper, and Julio Saguier, the president of the corporation that owns it.

They are charged with slander for publishing two editorials that question the political activities of the secretive intelligence agency and its director. Somehow both cases have landed with the same judge -- though the odds of that are remote -- and he has allowed the cases to go forward even though the Supreme Court ruled last year that opinions criticizing public officers cannot be grounds for civil or criminal actions. Press critics have questioned whether the two can get a fair trial. If found guilty in both cases, the accused could get three years in prison.

The government also has drafted a new radio and television law that, if approved, seems sure to quash media freedom. It would reserve only one-third of the broadcast spectrum for the private sector; one-third would be state-owned broadcasting and one-third would be for nongovernmental organizations chosen by the state. It is not clear how licenses would be awarded, but they would last only 10 years and could be renewed only once. Some media companies now operating would be ineligible to compete. The law makes no mention of press freedom, and officials have not asked for comments from the industry.

Argentines should remember that survival of the republic requires a strong fourth estate. Survival of the Kirchner regime requires the opposite. In the coming months only one will prevail.

Write to O'Grady@wsj.com
Printed in The Wall Street Journal, page A13


Quien mucho aprieta poco abarca, o la obsesión del control
Por Mariano Grondona
Domingo 7 de junio de 2009

Acasi un año de su derrota frente al campo en el Senado, el ex presidente Kirchner continúa su ofensiva contra el sector que lo venció con declaraciones como aquella en que lo acusó a principios de esta semana de "utilizar tractores en vez de tanques" en alusión al comportamiento que le imputa al ruralismo durante los años setenta, una ofensiva que no es sólo verbal puesto que al país ya le ha costado la caída vertical de su producción agropecuaria.

Un segundo costo como consecuencia de esta ofensiva es electoral , puesto que Kirchner ya debe asumir que el 28 de este mes perderá en grandes distritos agropecuarios como Córdoba, Santa Fe y el interior de la provincia de Buenos Aires. ¿Cuán "racional" es su comportamiento? Podría pensarse en este sentido que el ex presidente espera compensar estos graves contratiempos mediante la concentración de sus esfuerzos en el Gran Buenos Aires para aventajar en él a Francisco de Narváez, en un "mano a mano" entre ambos. Este "reduccionismo" de la pretensión kirchnerista al único gran espacio que todavía controla parece dejar de lado, sin embargo, el hecho de que la verdadera batalla del día 28 no será la pulseada con De Narváez sino la lucha por las bancas del Congreso, donde la oposición podría aventajarlo.

Si ser "racional" consiste en elegir los medios adecuados para alcanzar un fin, hasta podría comprenderse esta estrategia de buscar una victoria que se espera espectacular en un solo distrito a costa de una derrota menos espectacular, pero más efectiva en varios otros; pero lo que es más difícil de explicar es por qué, precisamente ahora, el ex presidente ha comenzado a hostigar no sólo al campo sino también a la industria, que había sido extremadamente cauta frente a él, mediante medidas como la complacencia con Hugo Chávez en su ofensiva contra el grupo Techint, la prohibición de distribuir sus dividendos a la empresa Edesur y el proyectado desembarco de síndicos estatales en las compañías privadas en las cuales el Gobierno ya nombró nuevos directores como consecuencia de su apoderamiento de los fondos jubilatorios de las AFJP.

Esta ofensiva contra el sector industrial corre el riesgo de estimular aún más la importante fuga de capitales que ya padece nuestro país, un proceso que contrasta abruptamente con la fuerte atracción de los capitales privados que están desplegando otros países latinoamericanos como Chile, Uruguay y, sobre todo, Brasil. La nueva agresión al sector industrial podría precipitar al fin un escenario peligroso para el Gobierno: la convergencia entre la industria y el campo. La pregunta que habría que contestar ahora es, por consiguiente, ésta: ¿es "racional" sumar adversarios de uno y otro lado, justo en vísperas de un crucial pronunciamiento electoral?
La miel y la cicuta

El dilema que enfrenta todo gobierno podría describirse como la opción entre dos refranes populares: "quien mucho abarca poco aprieta" o su contrario, "quien mucho aprieta poco abarca". Algunos críticos están imputando al flamante presidente Obama que, por querer "abarcar" ahora el consenso de antiguos enemigos como el fundamentalismo islámico, la resistencia palestina y la dictadura totalitaria de Fidel Castro, está debilitando el frente occidental. Sus partidarios dicen en cambio que la estrategia de Obama responde a una auténtica vocación democrática. La estrategia del ex presidente Kirchner parece obedecer, en cambio, al refrán opuesto. Si ampliar el radio del consenso supone aflojar la disciplina para sumar coincidencias, en Kirchner se da la intención contraria: apretar lo que ya se tiene, aun a costa de lo que podría obtenerse.

Esta intención se presenta ante nosotros, más que como una decisión que responde a la búsqueda incesante del consenso propia de la democracia, como una decisión hegemónica cuyas raíces hay que buscarlas más allá de la democracia, en los pliegues profundos de una psicología individual. A esta indagación de las conexiones entre la política y la psicología corresponde el brillante libro del analista Eli Sagan titulado La miel y la cicuta ( The Honey and the Hemlock , Basic Books, 1991), que explora los condicionamientos ocultos, subconscientes, de las decisiones de algunos adoradores del poder. Sagan describe los comportamientos "paranoides" (no ya "paranoicos", esto es, más "neuróticos" que "psicóticos") de algunos políticos.

Según el autor, "todos" los seres humanos atravesamos en nuestra primera edad un período "paranoide" porque, cuando niños, pasamos por una fase en la cual creemos en el poder de nuestras propias fantasías. Pero a medida que el tiempo avanza, la realidad nos va contradiciendo. Durante la fase "paranoide" de nuestra evolución, empezamos por atribuir las frustraciones que experimentamos a las intenciones aviesas de algún "enemigo".

Lo normal es que superemos esta primera fase, en camino a nuestra propia maduración. Pero en algunas personas queda, sin embargo, un residuo psicológico que las sigue inclinando hacia la sospecha de que el mundo está poblado de enemigos al acecho. Este residuo puede ser fuerte o débil. Cuando el residuo paranoide es fuerte, la persona por él afectada tiende a adoptar una hipótesis conspirativa a resultas de la cual necesita vencer de alguna manera las malignas resistencias a sus proyectos que encuentra en torno de ella. ¿Cómo podría lograrse esto? Mediante un solo recurso: el control. El ideal de una persona sujeta a este dilema existencial es acentuar el control de los que la rodean hasta llegar a una situación en la que ellos la obedezcan sin reticencias, porque sólo este intenso grado de control puede calmar su profunda sensación de inseguridad. El predominio de esta sensación se verifica especialmente entre los políticos, cuya meta es, precisamente, obtener y asegurar el poder.
Apretar o abarcar

Si la interpretación de Sagan es correcta, no es adecuado juzgar a los políticos afectados por el síndrome que él describe desde un ángulo exclusivamente "racional". Lo racional sería, para Kirchner, ampliar el círculo de su influencia, siguiendo un método democrático como el que sigue Obama, mediante la extensión de un consenso que supondría el diálogo con sus adversarios. Pero este tipo de progreso político supone que Kirchner obtendría, a cambio de esa ampliación inevitablemente pluralista, menos y no más control sobre los que lo rodean.

Cuando se advierte entonces que, al acentuar su control sobre algunos argentinos, Kirchner "achica" el país porque ahuyenta las inversiones y las alianzas, lo que no se advierte al mismo tiempo es que, puesto a elegir entre un país más chico pero más controlable y un país más grande pero menos controlable, el ex presidente prefiere apretar más aunque deba abarcar menos porque, para él, es preferible un país donde "vivamos con lo nuestro", aunque sea poco, a un país que, por integrarse en el mundo y sumar una rica variedad de iniciativas, resulte más próspero pero menos controlable.

No es entonces que Kirchner ignore las grandes oportunidades de desarrollo político y económico a las que podríamos tener acceso. Es que, aun advirtiéndolas, prefiere otra vía donde predomine, en vez un desarrollo también a cargo de aquellos que no coinciden con él, un achicamiento político y económico exclusivamente a su cargo. Una pregunta queda empero sin contestar: ¿cómo podrá continuar el ex presidente con esta estratregia si el próximo Congreso le es ajeno? He aquí una pregunta que Sagan, en su libro, no alcanza a contestar.

La Nación




La reacción de un hombre desesperado
Por Joaquín Morales Solá
Domingo 7 de junio de 2009

En Avellaneda, en la tarde del jueves último, Néstor Kirchner perdió la hoja de ruta. Estuvo, incluso, cerca de remedar el viejo y duro enfrentamiento con los productores rurales, aunque esta vez con los empresarios industriales. ¿Qué había pasado? En primer lugar, cada persona tiene el temperamento que tiene, ciertamente inmodificable. Los prolijos papeles se extravían con frecuencia cuando alguien finge personajes prefabricados.

No es, con todo, el único argumento. Fuentes oficiales inmejorables aseguran que existe en las últimas horas una fuerte preocupación de Kirchner por los resultados de las encuestas en la provincia de Buenos Aires, donde él juega su persona y su liderazgo. La medición de Poliarquía que La Nacion publica hoy confirma la tendencia y el rumor.

Otras cosas se confirman, además. Es por demás sospechoso que un juez extraño e incierto, Federico Faggionato Márquez, haya citado a Francisco de Narváez, el único candidato que puede tumbar personalmente a Kirchner, en una causa fogoneada por la Aduana de Kirchner. La perentoria citación del juez coincidió dramáticamente con las primeras mediciones que dan ganador a De Narváez en Buenos Aires. El juez ya había reunido suficientes antecedentes para la recusación cuando informó, evaluó y adelantó información públicamente sobre la causa. Un hombre desesperado está en el poder.

En efecto, Kirchner no está bien en el decisivo territorio bonaerense. Pero, ¿qué significa no estar bien? La sociedad y las encuestas pueden cambiar en la recta final de los últimos veinte días. Sin embargo, sólo encuestas que le dieran hoy una diferencia a su favor de 8 puntos podrían garantizar la tranquilidad del hombre fuerte del país. Siempre suceden cambios, a veces bruscos, a veces imperceptibles, en el tramo final de toda campaña. Kirchner necesita 8 puntos de diferencia porque seguiría ganando aun cuando sufriera una agónica fuga del 3 o el 4 por ciento del electorado. No cuenta ahora con esa diferencia que le permitiría ratificarse en el rol de hombre bueno y pacífico que había construido.

Debe aceptarse, con todo, que las desventuras actuales tienen el peso suficiente como para estremecer la seguridad de cualquier político. Kirchner se apoderó del gobierno legítimo de su esposa, decidió convertir una elección legislativa en una batalla dramática y terminal y, además, está peleando de antemano sólo por el primer tercio de la provincia de Buenos Aires. Aún así, las cosas le son demasiado inestables para su destino más inmediato.

En resumen, Kirchner no podría explicar fácilmente un fracaso personal en una elección tan fácil: él tiene el gobierno y los recursos y, al mismo tiempo, carece de una oposición eficiente y sólida.

Ya antes de las encuestas actuales, en el entorno más íntimo de Kirchner comenzaba a entreverse la Fronda poselectoral del peronismo. ¿Por qué no lo vislumbraría el propio Kirchner? ¿Por qué esos ruidos de sublevación en el partido gobernante? Simple. El peronismo quedaría a merced de una próxima derrota casi segura si Kirchner rondara sólo el 30 por ciento de los votos en la Nación y en la provincia de Buenos Aires. La oposición no peronista cuenta por primera vez desde 1999 con una figura, Julio Cobos, que tiene la mejor imagen positiva entre los políticos del país.

No son votos seguros los de Cobos, pero es un comienzo diferente para la oposición. La interna abierta del peronismo en 2003 y la arrogancia del oficialismo en 2007 ya no serían posibles en próximas elecciones presidenciables. Una derrota en Buenos Aires, o un módico empate, despojarían a Kirchner hasta de la ilusión de conservar cierta influencia en el justicialismo. El peronismo no perdona la derrota. Carlos Menem, que reinó en su nombre durante diez años, puede contar esa historia en la que se mezclan, con igual intensidad, la lealtad y la traición.

Con ese regusto amargo llegó Kirchner el jueves a Avellaneda. Era un acto de unos 3000 trabajadores metalúrgicos, que reclamaban a viva voz aumentos salariales antes de que llegara el ex presidente. Sus funcionarios callaron ese reclamo, pero se lo contaron a Kirchner cuanto arribó. El ex presidente tomó el micrófono y zamarreó a Techint, la multinacional metalúrgica más importante del país, porque supuestamente una de sus empresas, Siderar, había liquidado ganancias a sus socios y no aceptaba pagarles a los obreros un premio anual más grande que el que les anunció. Lo que anunció es casi un doble aguinaldo. Siderar está perdiendo plata desde hace varios meses. No liquidó dividendos.

Notificado del error, el gobierno dejó trascender que la que había liquidado dividendos era Tenaris, otra empresa que Techint tiene con otros socios y en la que no existe ningún planteo laboral. La historia de Techint en los últimos años es contradictoria. Fue la empresa industrial que más apoyó intelectualmente los planteos del gobierno de los Kirchner, pero es la que más está siendo perjudicada por el populismo autoritario de la región. Hugo Chávez ya se merendó cuatro empresas de Techint en Venezuela y el grupo industrial enfrenta aquí los intentos del kirchnerismo para estatizar la argentina Siderar.

Las demagógicas expresiones de Kirchner sobre la supuesta liquidación de dividendos en Techint confirmaron que lo que había sucedido con Edesur no era una excepción. Edesur es controlada por la española Endesa, aunque también la brasileña Petrobras tiene una parte de sus acciones. Julio De Vido directamente le prohibió a Edesur liquidar ganancias por primera vez desde la crisis de 2001. En los últimos siete años sólo liquidó pérdidas. Eran menos de 20 millones de dólares lo que liquidaría ahora, en un país donde salieron del sistema más de 25.000 millones de dólares en el último año. ¿Qué sentido tiene?
Desesperación electoral

De Vido es la paradoja caminando. En cualquier conflicto deja trascender que él está tendiendo puentes o haciendo buenas gestiones. Nunca puede nada. A Techint le aseguró que la ayudaría en sus problemas con Chávez, pero De Vido es el hombre más cercano a Chávez en el gobierno de los Kirchner.

El caso de Edesur es también un ejemplo de la ingratitud de Kirchner. Una semana antes, el gobierno español había aprobado una fórmula para resolver el conflicto del gobierno argentino con Marsans por la premeditada expropiación de Aerolíneas Argentinas. El consejo de ministros autorizó al Instituto de Crédito Oficial (ICO) a renegociar los plazos de una vieja deuda del gobierno argentino con el español, que había caído en default en 2001. La política consiste en alargar los plazos del pago de esa deuda, ya normalizada, para que el remanente sea usado por los argentinos para comprar los aviones que Marsans había encargado a Airbus.

La fórmula permite varias cosas: a Marsans recuperar los pagos que le hizo a Airbus por aviones que nunca usaría; a Aerolíneas Argentinas contar rápido con 30 aviones nuevos, y a la Argentina zafarse de los tribunales internacionales. Rodríguez Zapatero estaba más preocupado por los poderosos empresarios de Marsans, líderes de la central empresaria española, que por Kirchner. Pero fue un gesto importante, que Kirchner pagó con la descalificación pública de otra empresa española.

Los afligidos y unánimes empresarios, y no pocos peronistas, creen que Kirchner es así no más: un tren que avanza por una vía y que, por lo tanto, le es imposible girar antes de chocar. El choque definitivo sería la chavización de la Argentina. ¿Se puede ser Hugo Chávez sin petróleo, sin ejército y sin la mitad de la sociedad? No. La única pregunta que resta hacer es si Kirchner reconocerá mansamente esos límites o si, por el contrario, se dejará acorralar por la última utopía de su vida.

La Nación

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