Telecom Argentina





Notorio fracaso de Kirchner en su objetivo de poner un pie en Telecom
Carlos Pagni
LA NACION


Viernes 6 de agosto de 2010


La captura de la mitad de Telecom por parte de un grupo de empresarios ligados al Gobierno fue, después del ingreso de la familia Eskenazi en YPF, la operación más ambiciosa que imaginó Néstor Kirchner en el campo de los negocios. Esa operación, que concentró buena parte de la atención del esposo de la Presidenta en los últimos dos años, verificó ayer un fracaso notorio, si no definitivo.


Durante casi todo ese lapso, la estrategia oficial consistió en aprovechar el conflicto de Telecom Italia con su socio argentino, la familia Werthein, para quedarse con la participación de los italianos en la empresa. Los sucesivos contratiempos judiciales hicieron que en Olivos cambiaran esa vía por esta otra: una alianza con Telecom Italia para quedarse, a través de allegados, con la parte de los Werthein. Pero anteayer los italianos y los Werthein llegaron a un acuerdo y, en principio, las pretensiones de Kirchner quedaron burladas.


Primera conclusión: la máxima política de Getulio Vargas según la cual "nunca creas que alguien es tan amigo como para no poder transformarse en tu enemigo ni tan enemigo como para no convertirse en tu amigo" vale también para los hombres de negocios.


El arreglo de Telecom Italia y Los W de la Argentina -sociedad con la que los Werthein intervienen en Telecom- es el siguiente: la empresa italiana amplía su participación en Sofora, controlante de Telecom, del 50 al 58%, con lo que pasa a tener el dominio indiscutido de la compañía; en consecuencia, los Werthein reducen su presencia del 50 al 42 por ciento.


Telecom Italia desiste de la opción de compra sobre la parte de los Werthein, adquirida en 2003, y éstos renuncian a los pleitos judiciales que habían iniciado para evitar que esa opción se ejerciera; los Werthein asumen la responsabilidad de la relación entre la empresa y los órganos regulatorios, es decir, quedan a cargo de incluir al oficialismo -ya se verá el modo- en esta pacificación; Gerardo Werthein se encargará de la explicación del acuerdo ante los medios, en especial de la renuncia a seguir imputándole a Telecom Italia una posición monopólica, y, para finalizar, algunos directores, grandes inválidos de la guerra que parece estar terminando, serán reemplazados.


Kirchner, que es hasta nuevo aviso el gran derrotado de esta paz, fue al mismo tiempo su involuntario promotor. Sencillo: los Werthein advirtieron que el Gobierno ya no pretendía quedarse con el 50% de los italianos, sino con el de ellos. Tal como adelantó LA NACION el 1° de julio, los sucesivos fracasos judiciales de la embestida regulatoria oficial hicieron pensar a Kirchner que la expulsión de Telecom Italia era un sueño imposible. A partir de esa evidencia, cambió de plan. Y de blanco. Ahora buscaría que un grupo de allegados -liderado por Ernesto Gutiérrez y Cristóbal López- se asociara a los italianos, comprándoles por US$ 480 millones su derecho sobre las acciones de los Werthein, a los que se indemnizaría por una suma muy inferior. Cuando confirmaron ese destino, los Werthein volaron a Roma con la rama de olivo. Fue hace diez días.


Para Adrián y Gerardo Werthein el acuerdo con sus odiados socios pasó a ser la jugada más conveniente. Por un lado, la Justicia les venía fallando en contra en casi todas las instancias. Sólo faltaba que la Corte revocara la decisión del juez contencioso administrativo Enrique Lavié Pico, que había expulsado del directorio de Telecom a los representantes de los italianos. Por otro lado, el pacto con Telecom Italia comenzó a ser para los Werthein la salida económica más razonable. Es verdad que ya no conseguirían los US$ 1000 millones que, según las fuentes más confiables, habían exigido en su momento para admitir el derecho de sus socios a quedarse con el otro 50% de la empresa. Pero, desde ayer, los Werthein están en posesión de un activo por el que podrían obtener alrededor de US$ 400 millones y no los 170 que pensaban pagarles los italianos, o los amigos del Gobierno. Además, siguen incorporados a una compañía que factura US$ 3000 millones por año y que les provee innumerables beneficios periféricos.
El gran burlado


Los italianos, por su lado, venían haciéndose a la idea de que sería mejor seguir tolerando a los -para ellos- intolerables Werthein que convivir con los recomendados de la Casa Rosada. Kirchner los condujo, sin querer, hasta esa conclusión, al enviar a Roma a sucesivos candidatos a socios que dejaban en claro, antes que nada, la pretensión de ingresar en la empresa sin poner una moneda. El caso más desopilante fue el de Matías Garfunkel, patrocinado ante los italianos por Julio De Vido. Garfunkel presentó en Italia avales bancarios que habrían sido falsificados por su ahora ex socio Raúl Moneta y por un par de amigos de Moneta ya célebres por su torpeza para las tareas de inteligencia.


La reconciliación entre los socios de Telecom deja en ascuas a los aspirantes a comprar la mitad perteneciente a los italianos. Sobre todo al grupo liderado por Alfredo Román y los hermanos Ruete, que miraban el negocio con mayor expectativa.


Sin embargo, el gran burlado es Kirchner. Si hiciera un balance de su takeover sobre Telecom teniendo en cuenta los resultados alcanzados hasta ayer, el saldo sería calamitoso. En principio, la obsesión por incorporar a un grupo de amigos a esa compañía fue, en noviembre de 2008, el casus belli de su conflicto con el grupo Clarín.


Por culpa de la misma ambición, Kirchner y su esposa quedaron expuestos a una investigación de la Securities and Exchange Commission de la bolsa neoyorquina. La relación diplomática con Italia también quedó dañada, como demostró la inquietud por el maltrato a empresarios de ese país de la administración Berlusconi. Los últimos en advertirla fueron los diputados de Pro Federico Pinedo y Jorge Triaca, durante una visita a Roma, hace 15 días.


Con independencia de los infortunios oficiales, la saga de Telecom alumbra otras novedades que, aunque son tangenciales, no deberían ser desmerecidas. Una de ellas es la tenacidad de los italianos para permanecer en el país. Si bien esa vocación se podía advertir desde el comienzo, en los últimos meses se acentuó por una razón que excede este episodio: las empresas europeas vuelven a ver a América latina como una tierra de promisión, capaz de compensarlas del drástico ajuste que se verifica en el Viejo Mundo. La perspectiva de que el ciclo Kirchner se esté agotando refuerza esa percepción en el caso argentino.


El otro fenómeno destacable es que el acuerdo de Telecom Italia y los Werthein estuvo determinado, sobre todo, por un grupo de magistrados que impartieron justicia resistiendo las presiones. Fueron, sobre todo, cuatro: los camaristas en lo civil y comercial Vocos Conessa (ya retirado) y Guarinoni, y los camaristas en lo penal económico Hendler y Repetto. Su conducta constituye, por lo inusual, una noticia. 


La Nación



Un sector estratégico / El avance de la Casa Rosada sobre la actividad privada
Amenazó el Gobierno con estatizar Telecom Argentina
De Vido la acusó de ser un monopolio y dijo que si no vende sus acciones se le quitará la licencia

Martes 19 de enero de 2010

Mercedes García Bartelt
LA NACION


En un nuevo avance sobre el sector privado, el Gobierno amenazó ayer con estatizar Telecom Argentina, quitarle la licencia y la operatoria y llevar el caso al Congreso si la empresa no vende antes del 25 de agosto sus acciones en la sociedad controlante, Sofora. Además, anticipó que apelará la medida cautelar que el viernes congeló el cronograma de desinversión del grupo, impuesto a principios de mes por la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC). Este organismo determinó hace un año que el ingreso de Telefónica de España en 2007 en el capital accionario de Telecom Italia pone en jaque la competencia en el mercado argentino.


El ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, deslizó la posibilidad de que la operadora corra la misma suerte que Aerolíneas Argentinas, el ferrocarril San Martín y el Correo, entre otras empresas que fueron reestatizadas. "Vamos a seguir actuando contra los monopolios y sus condicionamientos", dijo el ministro. En 2007 Telefónica y las firmas italianas Intesa, Mediobanca, Assicurazioni Generali y Sintonia compraron más del 22% de Telecom Italia y conformaron el consorcio Telco. Esto deriva hoy en una participación indirecta de Telefónica en Telecom Argentina del 1,5 por ciento, según Telefónica, ya que la operadora italiana tiene el 50% de Sofora, controlante de Telecom en el país. Esa relación, para el Gobierno, anula la competencia en el mercado y por eso le ordenó en agosto a Telecom Italia vender sus acciones en el plazo de un año.


La empresa inició las gestiones de venta con el Credit Suisse First Boston, pero no cerró ninguna operación con el listado de interesados, en el que se destacan como favoritos del Gobierno los empresarios Eduardo Eurnekian y Ernesto Gutiérrez (Aeropuertos Argentina 2000).


En este contexto, De Vido dijo: "Cuando corresponda daremos intervención al Parlamento para hacer exigibles los objetivos de defender al país contra la concentración monopólica, que afecta nuestra soberanía sobre el país, caducando la licencia y la operación de Telecom por incumplimiento de las leyes nacionales, abuso de posición dominante en el marco de la normativa e incluso la defensa de los objetivos de la privatización".


"Como lo hemos demostrado y hemos hecho en otras oportunidades con el Correo, el espectro radioélectrico, el ferrocaril Roca y el San Martín, Aguas Argentinas y Aerolíneas, no nos va a temblar el pulso para hacer lo que tengamos que hacer en el marco que continúen estas chicanas judiciales", agregó.


En declaraciones a Radio 10, el ministro dijo que "caducaría la licencia de Telecom Argentina, que es la empresa que está en situación monopólica", dejando completamente aislada de la polémica a Telefónica de Argentina. Al ser consultado sobre cuándo se le quitará la licencia y que se hará después con la compañía, contestó: "Son alternativas a analizar. El sector privado de las telecomunicaciones no ha sido malo, sino bueno, pero no podemos permitir situaciones objetadas en el proceso de privatización. No depende de mí. No hay nada que nos gustaría más que se entienda la situación y que procedan a desinvertir, que es lo que hemos pedido. Si después del año (plazo que finaliza el 25 de agosto) no se genera el proceso y continúan las chicanas judiciales, enviaremos al Parlamento el proceso para sacarle la operación y la licencia".


En los despachos oficiales hubo sorpresa ante la advertencia de De Vido. Incluso en el propio Ministerio de Planificación se sorprendieron con la amenaza del funcionario ante el desconocimiento generalizado del paso que estaría por dar el matrimonio Kirchner. Con el correr de las horas, en la Casa Rosada ya nadie pudo descartar que se avance hasta conseguir la estatización de la compañía, sobre todo cuando se conocieron declaraciones de Osvaldo Iadarola, secretario general del gremio de los trabajadores telefónicos (Foetra), que alertó que los empleados podrían hacerse cargo de la operación de la empresa si el Gobierno decide quitar la concesión.


En lo que se refiere a la licencia, el Gobierno podría revocarla a través de la Secretaría de Comunicaciones, que está en la órbita de Planificación. "Si la intención es estatizarla, recurrirán al Congreso y verán si hacen una sociedad estatal, una mixta...", dijo un analista del sector.
En la Justicia


La "chicana judicial" a la que se refirió De Vido es la medida cautelar obtenida por los italianos la semana pasada en la Cámara de Apelaciones, que congeló el cronograma de desinversión exigido por el Gobierno hasta que la Justicia no se expida sobre la cuestión de fondo: si hay una posición monopólica, algo que está pendiente de resolución (ver aparte). Abogados vinculados al grupo italiano explicaron que el Gobierno "a estas instancias deberá presentar un recurso ante la Corte Suprema, que por regla general no lo acepta cuando no hay sentencias definitivas, lo que sucede en este caso".


En las filiales argentinas de Telecom y Telefónica y en Telefónica de España reinó ayer el silencio. Sólo se escuchó la voz de Telecom Italia en Nápoles, desde donde el presidente de la empresa, Gabriele Galateri di Genola, confió en que "al menos una parte de las instituciones argentinas tenga efectivamente la capacidad y el equilibrio de juicio que es indispensable en estos casos" (ver aparte).


En el mercado, el regreso de una Entel divide posiciones incluso entre los ex empleados de la compañía. Por caso, un ex gerente de comunicaciones de Telecom y ex Entel dijo que la empresa, que no tiene deudas y suma utilidades todos los meses, "puede seguir creciendo bajo la gestión estatal, siempre y cuando tenga presupuesto". Un ex abogado de Telefónica y ex Entel se inclinó por la negativa: "Si vuelve Entel, volvemos a esperar años por un teléfono. Cuando se privatizó, Telefónica se encontró con 1200 empleados ficticios que cobraban todos los meses... A eso volveríamos."
NOVIEMBRE DE 2003
Primera estatización


    * Debido una millonaria deuda por el canon, el Gobierno resolvió quitarle la concesión del Correo Argentino al grupo Macri.


    * Con el correr de los años llegaron otras estatizaciones, como el espacio radioeléctrico, Yacimientos Carboníferos de Río Turbio, los astilleros Tandanor y la fábrica de aviones de Lockheed


MARZO DE 2006
Nace AySA


    * Luego de acusar a Aguas Argentinas (del grupo francés Suez) de incumplir el contrato, el presidente Kirchner anuló la concesión y creó Agua y Saneamientos Argentinos.


    * El gobierno kirchnerista ha creado otras empresas estatales, como la energética Enarsa y AR-SAT (servicios satelitales).


JULIO DE 2008
Aerolíneas y Austral


    * Cristina Kirchner resolvió la expropiación de las líneas aéreas al grupo español Marsans. El proceso no concluyó, pero el gerenciamiento es estatal.


    * Otros casos en los que el Gobierno participó del gerenciamiento de empresas fueron el Ferrocarril San Martín, el Belgrano Cargas y la ex papelera Massuh.


OCTUBRE DE 2008
Engorde de la Anses


    * En medio de la crisis financiera internacional, la Presidenta decidió el fin de las AFJP y la vuelta al sistema estatal de jubilaciones y pensiones.


    * Otra modalidad que empleó el Gobierno fue la de nombrar interventores en empresas con problemas para pagar sus deudas, como TGN y Autopistas del Sol.


Fuerte apoyo del gremio al Gobierno


    * El secretario general del gremio de telefónicos (Foetra), Osvaldo Ladarola, dijo respecto de Telecom que su gremio está "en condiciones de operar el servicio, porque nos hemos preparado en todos estos años". Después de juzgar "acertada" la amenaza oficial de quitar la concesión a la compañía y eventualmente pasarla al Estado, Ladarola acusó a la empresa: "Hace más de un año y medio que está sin conducción desde el punto de vista estratégico", dijo.


La Nacion












La matriz del despojo / Nota II y última
Telecom, el gran objetivo de Kirchner
Carlos Pagni
LA NACION

Martes 16 de junio de 2009

En un marco de estricta confidencialidad, el banco Credit Suisse First Boston está conduciendo, a pedido de Telecom Italia, una licitación privada para la venta de Telecom Argentina. Es la operación económica que más interés despierta en Néstor Kirchner. Sus amigos confiesan que, por razones que de a poco se van haciendo evidentes, le gustaría verla concluida antes de las elecciones del 28.

En el concurso compiten sólo dos pretendientes: el Grupo Clarín, que conduce Héctor Magnetto, y una asociación entre Corporación América, de Eduardo Eurnekian, y el presidente de una de sus compañías, Aeropuertos Argentina 2000, Ernesto Gutiérrez. Altos ejecutivos de ambos grupos pretendientes van y vienen de Italia en estos días.

La empresa factura unos 3300 millones de dólares al año, controla la mitad de la telefonía fija y el 30% de la móvil en todo el país, exhibe un ebitda del 30% y carece casi de deuda financiera.

Para Clarín, el acceso a la empresa sería, más allá de su atractivo específico, una vía rápida hacia el triple play. Es decir, la posibilidad de ofrecer TV por cable (hoy es el principal operador de ese negocio), Internet y teléfono con una misma conexión. Es también un modo de evitar que otro lo haga. Kirchner se refirió ayer a esta disputa cuando dijo que la tapa de Clarín con "hipótesis" sobre una salida anticipada del Gobierno se debía al "temor pánico de perder su hegemonía en el monopolio de las comunicaciones".

La venta de Telecom expresa la decisión de Telecom Italia de abandonar el país por razones políticas. Hace apenas un año, esa compañía pretendía comprar el otro 50% de la empresa, que pertenece a la familia Werthein, que se resiste a vender.

Para comprender la puja, hay que remontarse a 2003, cuando France Telecom, socia allí de Telecom Italia, se fue del país. Los italianos resolvieron que un empresario local comprara la parte de los franceses, por un plazo determinado. Así llegaron los Werthein al negocio. La sociedad W de Argentina Inversiones compró el 48% de Sofora, la controlante de Telecom, por US$ 165 millones. A la vez, los italianos pagaron a los Werthein US$ 60 millones por el derecho a adquirir sus acciones después de diciembre de 2008. Para el 30% de las acciones se fijó una fórmula de actualización financiera. Para el 18% restante, se pagaría el precio de mercado en el momento de ejercer la opción.

A mediados del año pasado, Telecom Italia quiso usar su prerrogativa. Según fuentes independientes, los Werthein habrían recibido una oferta de alrededor de US$ 400 millones. Pero pretendieron más. Se habían propuesto anular la opción de los italianos, que representaba un precio inferior al del mercado. Una vez que se pronunció la crisis actual, el que empeoró fue el precio del mercado. Entonces, los Werthein se negaron a vender. Hasta pensaron en comprar.

Planteado el entredicho, un proceso que ya estaba decidido en mayo de 2007 obtuvo una relevancia inesperada: la adquisición por parte de Telefónica, de España, del 42% de la empresa italiana Telco, que a la vez controla el 12% de Telecom Italia.

Esta operación le abrió la ventana del negocio a la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia (CNDC), que depende del ultra-intervencionista Guillermo Moreno, secretario de Comercio Interior, y que preside el abogado Ricardo Napolitani, ex funcionario de la justicia santacruceña.

En el caso de Telecom, había que definir si, por aquella compra europea, Telefónica no terminaba ejerciendo una posición monopólica en el país. Pronto a los italianos se les prohibiría ampliar su posición en Telecom. La opción de compra adquirida en 2003 se volvería condicional.

Otra vez, la CNDC empezó a ser usada como la palanca a través de la cual el Gobierno decide la identidad de los propietarios de las compañías que son sometidas a su jurisdicción. Se entiende que la constitución de un Tribunal de Defensa de la Competencia independiente siga demorada.

Los Werthein levantaron el argumento antimonopólico en agosto de 2007, mucho antes que los encargados de velar por la libre competencia. La guerra fue despiadada. Llevaron a sus socios a los tribunales, donde siempre se movieron con habilidad, y también los acusaron de hacer tareas de espionaje dentro de la empresa. A la vez, los italianos reprocharon a los Werthein hacer negocios de telecomunicaciones con el Estado, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, por fuera de la empresa.

Según fuentes de la compañía, los Werthein habrían insinuado que, para ganar la guerra, apelarían a sus contactos con el Gobierno. Los italianos no les creyeron: los menospreciaron. Pero el 26 de junio de 2008, un año después de que Telefónica comprara acciones de Telecom Italia, el secretario de Comunicaciones, Lisandro Salas, no sólo impidió mediante una nota que Telecom Italia ampliara su participación en Telecom, sino que, con la excusa del peligro monopólico, le prohibió también venderla. A partir de ese momento, los italianos sintieron que quedaban rehenes de Kirchner.

De nada sirvió impedir a los dos directores que tiene Telefónica en Telecom Italia tomar decisiones sobre Telecom Argentina. El eventual monopolio de Telefónica fue el túnel que permitió a los directivos de la CNDC irrumpir en una discusión entre socios -Telecom Italia y los Werthein- por el ejercicio de una opción de compra que comenzaría a regir dentro de seis meses. El 29 de diciembre, la Comisión notificó a los italianos (resolución N° 123) que, hasta que no se definiera el problema del monopolio, no podrían ejercer las opciones acordadas, pero tampoco cederlas, transferirlas o ejercer cualquier otro acto jurídico relacionado con ellas.

El 28 de abril, las autoridades de la CNDC fueron al Congreso a hablar sobre Telecom. El diputado Federico Pinedo (Pro-Capital) hizo notar a Humberto Guardia Mendonça, vicepresidente del organismo, que, gracias a la resolución 123, la Argentina se convertía en el único lugar del mundo donde, para desmonopolizar, en vez de exigirse la venta de una posición accionaria, se la prohibía. Pero el funcionario confesó no recordar la medida que él mismo había firmado.
Balanza

La resolución 123 se completó con la N° 44, del 3 de abril, por la cual a los directores designados por Telecom Italia se les prohibió tomar decisiones en Telecom. Kirchner acababa así de disponer la expulsión de Telecom Italia de la Argentina.

Si la resolución 123 había paralizado a favor de los Werthein la opción de compra, la 44, además, los convertía en los únicos socios en condiciones de conducir Telecom. Una semana después de esa medida, en Telecom Italia sugirieron que dejarían la Argentina. La Sala II de la Cámara Federal en lo Civil y Comercial terminó aceptando sus argumentos e impidió a Telecom -en la práctica, a los Werthein- hacer asambleas u otros actos societarios hasta tanto se despejara la cuestión del monopolio.

El Gobierno inclinó la balanza a favor de los Werthein. El proceso de licitación actual los encuentra en Telecom, sin la obligación de vender al precio pactado con los italianos seis años antes y preparándose para dar la bienvenida a nuevos socios.

Ellos supieron agradecer esa generosidad. En plena campaña electoral, los primos Gerardo y Adrián Werthein trajeron a Bill Clinton para que el matrimonio Kirchner se sacara una foto internacional que no fuera la de siempre, con Hugo Chávez. A las reuniones no fue invitado ningún dirigente opositor. El esposo de la secretaria de Estado de los Estados Unidos tal vez no advirtió que participaba de un acto proselitista; cobró sus 250.000 dólares y se fue sin hacer preguntas.

El oficialismo ayudó a los Werthein al impedir que les compraran sus acciones, y se ayudó a sí mismo al prohibir a los italianos vender las propias. Esta última disposición, a cargo de la Secretaría de Comunicaciones, le abrió a Kirchner la puerta para modelar toda la operación. Simple: sólo estaría en condiciones de comprar la compañía el que consiguiera que el Gobierno levantara la prohibición de vender.

Hay infidencias que fortalecen esa sospecha. Fuentes ligadas a Telecom Italia afirman que, durante sus conversaciones con Julio De Vido, el ministro les habría sugerido: "Si hablan con la gente de Aeropuertos, ellos les pueden resolver el problema de la venta". Ahora se entiende por qué el Crédit Suisse está licitando un activo cuya enajenación está prohibida.

El caso Telecom corrige a quienes se quejan de que a los Kirchner les gusta estatizar. Error: cuando la empresa en cuestión es interesante, el Gobierno prefiere la doctrina de la "burguesía nacional" y la pone en manos de amigos. Mágica aventura de hacer negocios sin plata.

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