Gobierno de Menem: Sindicatos

Rehenes del líder sindical
Joaquín Morales Solá
LA NACION
Domingo 20 de marzo de 2011


Una vieja leyenda cuenta que Hugo Moyano les había advertido varias veces a los Kirchner, en reserva, que estaba dispuesto a tirarles en la Plaza de Mayo sus camiones alborotados. Una negociación secreta, que llevó cierta tranquilidad al jefe de la CGT, impidió, por ahora, que la amenaza se concretara. Precavido, Moyano no levantó el paro que había convocado para mañana ni la manifestación camionera en la principal plaza política del país. Sólo suspendió ambas cosas. Esperará que el Gobierno cumpla con su promesa y que el juez Norberto Oyarbide dilate la respuesta a la justicia suiza hasta que los argentinos y los suizos se olviden del tema. Oyarbide, un juez con simpatías oficialistas, parece jugar con las cartas marcadas en los sorteos de la Justicia; siempre recaen en él las causas más comprometidas para el Gobierno.


De todos modos, la Presidenta se encontró el jueves y el viernes con los estropicios de un Frankenstein que ella y su esposo crearon sin reparar en los riesgos. La verdad indica que hoy el Gobierno es más rehén de Moyano que éste de los jueces o de la administración. La propia sociedad argentina es ya cautiva del jefe de la CGT. Los bloqueos camioneros a los supermercados, a Techint o a los principales diarios del país (para hablar sólo de los casos más conocidos) fueron consentidos por el matrimonio gobernante porquecoincidían con sus fobias. El problema sucedió ahora, cuando Moyano dejó de mirar a los enemigos compartidos y fijó sus ojos en el Gobierno. Los camiones iban hacia Cristina Kirchner cuando un pacto de último momento la liberó de la extorsión manifiesta. El Gobierno se escandalizó porque los camiones irían a la Casa de Gobierno, pero no dijo nada sobre la insoportable amenaza de Moyano al periodismo. El método es bueno, otra vez, cuando es funcional a los intereses del kirchnerismo.


La Presidenta se fue mal de la Casa de Gobierno en la noche temprana del jueves. Terminó el día antes de cumplir con su agenda completa. Nunca hace eso. Estaba en medio de un laberinto y no tenía una salida buena. Ayudar a Moyano significaba alejarse de amplios sectores sociales que detestan al líder camionero por sus formas, por su discurso y por su proyecto de poder en perpetua expansión. Soltarle la mano constituía el riesgo de un permanente conflicto con el gremio camionero, que está en condiciones de parar la vida económica del país en muy pocas horas. Pueden desabastecer al país en cuatro días , dijo un funcionario que circula por las oficinas presidenciales.


La situación no podía ser peor porque se dio justo cuando deben comenzar las paritarias que definirán los aumentos salariales y el nivel de la inflación. Moyano suspendió, debe precisarse, paro y manifestación, pero dejó en el aire declaraciones con graves advertencias sobre la puja salarial.


El gabinete estaba dividido en dos partes. El círculo más cercano a la Presidenta, que lidera Carlos Zannini, prefería abandonarlo a Moyano a la buena de Dios y a la convicción de los jueces. Cristina tenía el corazón con ellos. No en vano había sido ella misma la que mandó pedir a Moyano que no fuera al acto de Huracán porque quería una escena totalmente progresista. Un hijo de Moyano, Facundo, recordó hace tres días que los camioneros contribuyeron con 11.000 personas a la victoria de ese acto, mientras, comparó, La Cámpora sólo había aportado 2000 asistentes. Así estaban las cosas entre los cristinistas y Moyano cuando explotó en Buenos Aires la bomba suiza.


Otra ala del Gobierno fue más pragmática y la encabezó el ministro de Planificación, Julio De Vido, que varias veces en las últimas horas tropezó con inéditos obstáculos para llegar hasta la Presidenta. Llegó a ella, por fin, al lado de otros ministros, más políticos y más peronistas. Argumentaron con razones fuertes. El paro de mañana de los camioneros hubiera sido, en los hechos, una huelga general porque se habrían sumado los sindicatos del transporte. Sería la primera huelga general a un gobierno peronista en muchísimos años. ¿Para qué dejar resentido a un hombre con el poder de Moyano cuando el destino de la economía depende en gran medida de su buena o de su mala voluntad? La Presidenta se inclinó, al final, hacia ellos.


El Gobierno debía, además, darle señales a Moyano de que no había urdido la trama suiza. Oyarbide podrá ofrecer siempre las pruebas que le pidan; ya empezó dilatando el proceso como si se tratara de una extradición y no de un simple pedido de informes. Moyano estaba convencido de que los suizos nunca se hubieran ocupado de él por iniciativa propia. Las últimas distancias de Cristina y el antimoyanismo del periodismo más cercano ideológicamente a la Presidenta crearon una nube de fantasmas en la cabeza del líder camionero. Quieren mi cabeza para congraciarse con la izquierda , disparó, enfurecido, entre dirigentes gremiales.


En rigor, la causa suiza no se inició por Moyano, sino en la investigación de una empresa financiera de transferencias internacionales de dinero. Sospechaban en Suiza que esa empresa estaba lavando plata sucia de distintos países. Hurgando aquí y allá, se toparon con los nombres de algunos argentinos, entre ellos la familia Moyano y empresarios sindicados como testaferros del jefe de la CGT, entre otros. Recabó la información judicial sobre ellos para avanzar en una causa que no lo tiene como centro a Moyano y su familia, aunque podrían caer en ella si se confirmara que hicieron envíos de dinero no declarados ni justificados.


¿Tenía margen Cristina Kirchner, además, para alejarse alegremente de Moyano? Casi ninguno. Ella y su esposo fueron los principales promotores de la construcción del enorme poder del jefe de los camioneros. Cuando los Kirchner llegaron al gobierno nacional, Moyano casi no podía salir a la calle, empapado de impopularidad, y su sindicato era uno más entre los grandes gremios. Los Kirchner hicieron de él y de su gremio un sistema solar, alrededor del cual orbitan los otros gremios y hasta la política del oficialismo. En las hemerotecas hay fotos de la Presidenta luciendo la gorra de los camioneros. Moyano se adueñó de estructuras cruciales del peronismo en los últimos años y hasta del dominio de su liturgia. Nunca otro dirigente sindical tuvo tanto poder político, gremial y económico.


Tampoco podía la Presidenta mirar para otro lado cuando la causa madre que se investiga es el manejo de las obras sociales; algunos de los fondos cuestionados por la Justicia sirvieron para financiar su campaña presidencial. Ochenta sindicatos están bajo la lupa de los jueces por el manejo de esos dineros destinados a la salud de los trabajadores. Moyano no estaría donde está ahora, en verdad, si la ex ministra Graciela Ocaña no hubiera insistido, con una constancia casi religiosa, en investigar el presunto desvío de esos fondos. Por la vía de las obras sociales se puede llegar a un proceso mani pulite argentino , se desconsolaba el viernes un político peronista.


Según una investigación de Ocaña presentada a la Justicia, las empresas de la familia Moyano ganaron, luego de pagar impuestos, unos 20 millones de pesos en los últimos tres años. Una fortuna si se considera que el jefe del holding es un dirigente obrero. Sin embargo, la política oficialista está impedida de ir más allá con el líder gremial, que sigue amenazando y exigiendo más poder. En su futuro esquema de poder están la vicepresidencia de la Nación y la vicegobernación de Buenos Aires. Elisa Carrió lo pescó, premonitoria, cuando lo encontró parecido a Herminio Iglesias, apenas cinco horas antes de que Moyano se convirtiera para el peronismo en lo más parecido a Herminio desde que éste quemara un féretro vacío.


La política es así. Volátil, siempre súbita, a veces un poco loca. Un papel arribado desde Suiza, una noticia en el portal de la Corte Suprema de Justicia que daba cuenta de ella y la feroz reacción de Moyano y el sindicalismo más cerril de la Argentina enfriaron en pocas horas el triunfalismo kirchnerista tras las elecciones catamarqueñas. El camino hacia octubre tendrá necesariamente aquella dinámica de la política, que condena siempre a los políticos a empezar de nuevo.




La Nación








El creciente poder de Facundo


Así como su padre se infiltró en otros gremios, Facundo Moyano sigue la huella familiar en el mundo de los peajes.


"Hace un año que sufrimos constantes ataques de las patotas de Moyano", denunció ante La Nacion Oscar Rainoldi, delegado gremial de los empleados de AUSA, que hace dos semanas protestaron con el levantamiento de barreras en las estaciones de la ciudad de Buenos Aires.


En los puestos de peaje porteños trabajan unas 700 personas, de las cuales alrededor de 600 estarían afiliadas al Sindicato de Empleados de Comercio (SEC), a cargo de Armando Cavalieri; unas 40 al Sindicato Unico de Trabajadores de Peajes y Afines (Sutpa), de Facundo Moyano, y el resto no pertenecería a ninguno de los dos gremios.


El hijo del líder cegetista ha crecido en influencia en el clan familiar en las últimas semanas, en las que adoptó un sensible bajo perfil Pablo Moyano, el hijo mayor y encargado de la Federación de Camioneros. Facundo ha participado en nombre de su padre en la movilización kirchnerista del viernes 11 al estadio de Huracán, para conmemorar el triunfo de Héctor Cámpora en 1973. Y fue su delegado personal en la reunión del consejo directivo de la CGT de anteayer, en el que se discutió la posibilidad de hacer un paro general en protesta por el requerimiento judicial que llegó de Suiza.


La Nación




Recalde: "No dudo de que seré el candidato a vice de Cristina"
En una entrevista con El Tribuno, el diputado y mano derecha de Moyano ratificó sus aspiraciones de cara a octubre; volvió a cuestionar el exhorto suizo y a la Cancillería
Domingo 20 de marzo de 2011


Héctor Recalde puso en palabras lo que hasta ahora era una especulación vinculada a la presión de la CGT para ocupar más lugar en las listas de las elecciones de octubre. No sólo afirmó que "le encantaría" ser el candidato a vicepresidente de Cristina Kirchner, sino que dijo no tener dudas de que así será.


El diputado y mano derecha de Hugo Moyano lanzó la sentencia en una entrevista que el diario salteño El Tribuno publicó hoy. Quedó claro, no obstante que los deseos de Recalde de secundar a la Presidenta en una eventual fórmula por la reelección son sólo suyos y que no hubo señales de Cristina Kirchner en ese sentido.


"¿Si me gustaría? Me encantaría y no tengo dudas que así va a ser", respondió Reclade a la pregunta de si le gustaría ser el candidato a vice del Frente para la Victoria. La repregunta sirvió para que el legislador reforzara la idea. "¿Ninguna duda tiene?", lo consultaron. "Yo no", replicó.


Además, el abogado de la CGT volvió a cuestionar el exhorto que la justicia suiza remitió a la Argentina y que derivó en la amenaza de paro general que Moyano lanzó el jueves pasado y decidió dejar en suspenso 24 horas más tarde. La embestida alcanzó a la Cancillería, que dio curso al pedido de Ginebra y lo remitió a la justicia local.


"La Cancillería debió haber observado que el exhorto no tenía asidero jurídico y que viola tratados internacionales. Pide información basándose en noticias periodísticas que ni siquiera acompaña como para que la Justicia argentina pueda analizar. Claramente la Cancillería tendría que haber devuelto el exhorto para que completen esos datos, cosa que hizo el fiscal y el juez interviniente", planteó Recalde.


Por otra parte, negó que la huelga que Moyano había convocado para mañana fuera contra el Gobierno, pese a que incluia una marcha a la Plaza de Mayo. "Era un paro contra los medios de comunicación masivos hegemónicos que vienen hace mucho tiempo atacando fundamentalmente a Moyano", concluyó.


La Nación







Entrevista con Luis Barrionuevo
"Un sindicato no es un convento de carmelitas"
Enfrentado con el kirchnerismo, el dirigente gastronómico se despacha a gusto en un diálogo imperdible: dice que los Kirchner van a ir presos y asegura que logrará desplazar a Hugo Moyano de la conducción de la CGT
Por Ricardo Carpena

Domingo 30 de noviembre de 2008

Se advierte a los lectores impresionables que la siguiente nota contiene muchas escenas de barrionuevismo explícito. En este momento termina el horario de protección al lector y la permanencia ante el diario (y ante el dirigente políticamente más incorrecto de la Argentina) queda bajo la absoluta responsabilidad de los lectores.

* * *

Se podría entender que un reportaje a Luis Barrionuevo comience con semejantes prevenciones.

Después de todo, es el que se incineró en las llamas de su confesión de que nadie en la Argentina, empezando por él, había hecho la plata trabajando. O que había que dejar de robar dos años para salir adelante.

El líder del gremio gastronómico que trabajó sólo dos años de mozo. El dueño de la patota sindical. El que se definía como "recontraalcahuete" de Carlos Menem y que durante su gobierno manejaba, desde el ente que regulaba las obras sociales, una caja de 30 millones de dólares mensuales.

Fue, también, el poder detrás de varias intervenciones en el PAMI. El mandamás de Chacarita Juniors y de sus temidos barrabravas. El amigo del Coti Nosiglia y de Bernardo Neustadt. El que quedó asociado con la quema de urnas en las elecciones de Catamarca, en 2003. El que, por esos disturbios, estuvo a punto de perder su banca de senador nacional, pero que finalmente fue salvado por el PJ y una frepasista. El actual diputado nacional y jefe de una fracción disidente del sindicalismo que agrupa a unos cincuenta gremios, la CGT Azul y Blanco, enemiga a muerte de Hugo Moyano.

En la entrevista de una hora y 40 minutos con Enfoques, en su oficina del sindicato gastronómico, en Avenida de Mayo al 900, el polémico Barrionuevo negó sistemáticamente su relación con cualquier hecho violento en que se lo haya involucrado: "Trato de hacerme respetar, pero no soy violento", dijo. No obstante, admitió que "hay violencia hasta en la Ucedé y un sindicato no es un convento de las carmelitas". Además, afirmó que alienta la renovación sindical, pero bromeó con que nunca piensa en irse del gremio porque tendría que "volver a agarrar la bandeja" y advirtió: "Esta es mi vida. Que me ganen las elecciones".

Crítico como nunca, anticipó que "en no mucho tiempo" intentará desplazar a Moyano de la conducción de la CGT y, sobre todo, se mostró implacable en su ataque contra los Kirchner, sobre quienes vaticinó que "van a ir presos" porque, dijo, "no hay presidente que haya delinquido y robado tanto como en este gobierno".

-¿Por qué no le gusta Cristina Kirchner?

-Me defraudó. La veía una mujer vehemente, inteligente, a pesar de que nunca tuvo experiencia en la gestión. Siempre fue una legisladora mediática. A esta altura, llegando al año de gestión, diría que es un fracaso total porque ella no es la Presidenta. Sigue siendo presidente su esposo. Ya en enero dije en Mar del Plata que se venía una inflación del 30 por ciento y que era lamentable que no hubiera asumido con un gabinete nuevo.

-¿Qué pretende Néstor Kirchner?

-(Piensa) El enemigo público número uno que tuvo y que tiene Cristina se llama Néstor Kirchner. Le dejó un gabinete totalmente sospechado de corrupción... Creo que van a ir todos en cana. Después le dejó los conflictos de la corrupción, de la inflación, de la prensa. Le ha dejado una herencia difícil de domesticar. Es que los Kirchner son comos los chicos: no tienen noción del peligro. Por eso están cada vez más solos. Lo que tenemos hoy es un gobierno sin crédito político.

-¿Este gobierno es peronista?

-(Piensa) Para mí, nunca lo fue. Fui el primer peronista al que vino a buscar Kirchner para llevárselo puesto. Me quisieron echar del Senado acusándome de que había quemado las urnas en Catamarca. Nunca se pudo probar...

-Pero usted es autor de algunas frases que parecieron una invitación a quemar las urnas: "Si no se ponen las boletas del justicialismo nos llevamos las urnas a las unidades básicas y votamos allí", por ejemplo.

-Es cierto, son frases que se dicen en la campaña, en la calentura. Lo que pasa es que no es fácil hacer oposición a un gobierno en una provincia como Catamarca, donde hay pobreza total y donde se manejan con muchas prebendas.

-Como peronista ortodoxo, ¿le preocupa que haya algunos montoneros tan cerca del poder?

-Pero algunos son de pacotilla, hay que ver quiénes son montoneros. Algunos mienten. Nunca tuve problemas de raza, de credo. Soy apostólico, cristiano... y peronista. Allá ellos.

-¿Y no hay nada que le guste de este gobierno?

- Antes teníamos un Kirchner que, no lo voy a negar, era un tipo que laburaba. Por supuesto dentro de lo que era su unicato. El error de Kirchner es no haber tenido un gabinete: tuvo empleados. A partir de allí él se equivocó creyendo que era el superministro de todos los ministerios. No conozco ningún gobierno en el que se haya delinquido y se haya robado tanto como en éste. Ningún presidente que haya tenido amigos, entre comillas, en las empresas más importantes que dominan el juego, el agua, el gas, los bancos, la electricidad, las obras públicas...

-Pero usted habla como si no hubiera existido el gobierno de Carlos Menem, envuelto en muchos escándalos de corrupción y con muchos funcionarios procesados...

- Hubo hechos de corrupción y están siendo juzgados...

-¿Ahora hay más?

- Totalmente. Del gobierno de Menem hay un montón de funcionarios procesados y que estuvieron en cana. Y de este Gobierno van a ir unos cuantos. En la cárcel va a haber una "pingüinería". La hipocresía de los Kirchner llevó al hartazgo por esto de que por izquierda defienden los derechos humanos y por derecha malversan fondos.

-¿Y qué piensa de Moyano?

- También me defraudó. No se olviden de que soy el que impulsó la conducción de Moyano al frente de la CGT. Necesitábamos una CGT fuerte porque sabía que los Kirchner iban a venir por nosotros, los sindicalistas. Pero lamentablemente hubo un manejo unipersonal de Moyano, que empieza a adueñarse de afiliados de otras organizaciones sindicales. Un gravísimo error. Como cuando acuerda el tope salarial del 16,5% en 2007 y del 19,5 en 2008, que fue en desmedro del salario de los trabajadores. Hoy vas a pedir que te reabran las paritarias y te dicen: "¡Ni loco!".

-¿Cree que Moyano es más fiel a los Kirchner que a los trabajadores?

- Moyano se está dando cuenta de que él cometió errores que perjudican la lucha por reivindicaciones salariales que él emprendió en su momento. Pero cuando se hace socio de los Kirchner deja de lado eso y lo que hace es ponerse al servicio del Gobierno. Lo que pasa es que ahora él conoció el poder y no lo compartió con la CGT. No tuvo suficiente capacidad e inteligencia para compartir. Eso lo llevó a ser hoy secretario general de la CGT por casualidad. No va a pasar mucho tiempo hasta que barajaremos y demos de nuevo y así tendremos una nueva conducción de la CGT, que no será de Moyano ni de Barrionuevo.

-Me parece que hay un paralelismo entre ambos. Usted fue el Moyano de Menem, defendiendo el modelo a rajatabla, disfrutando el poder...

- No, no, para nada [molesto]... No disfruté de las mieles del poder de Menem. Al año y medio me fui del gobierno y en mi gestión en la Ansal [ N. de la R.: que administraba la plata de las obras sociales] compartí con todo el movimiento obrero. Normalicé todas las obras sociales. Todas. Y sin pedir un mango de coima a ningún sindicato. Por eso camino con la frente alta.

-Pero usted también avaló las privatizaciones, su gremio participó del negocio de las AFJP...

- El tema privatizaciones no lo avalé. Quienes asumieron esa responsabilidad fueron los propios gremios del Estado...

-Usted no era una voz crítica, acompañó las políticas de Menem...

- ¡Pero cómo no las voy a acompañar si prácticamente yo soy el que hice a Menem! Lo que pasa es que al año y medio tuve problemas y me pelée con algunos funcionarios. Fundamentalmente con Cavallo [Domingo]. Con él nunca compartí nada. Lo mismo que con Kirchner: había un problema de piel y sabía que nos llevaba al hundimiento total.

Varios gremios formamos parte de algunas AFJP, pero nosotros vendimos nuestra parte porque sabíamos que iba al fracaso. Estoy de acuerdo con que se eliminen las AFJP, pero no con que la plata la administre Kirchner. Si tenés superávit, hay que darle la plata al jubilado. A Kirchner no le daría ni una moneda para que me la cuide. Si todavía no trajo al país los fondos de Santa Cruz...

-¿Qué le parece el reciente fallo de la Corte Suprema en contra del monopolio sindical?

- No va a tener ningún efecto práctico. Además, si se aplica es perjudicial para el empleador.

-¿Por el grado de atomización que generará en el sindicalismo?

- Claro, van a aparecer muchos delegados sin ningún tipo de agremiación, inorgánicos. Le pongo un ejemplo: Aerolíneas tiene 10.000 trabajadores y siete gremios. Arreglás el conflicto con seis y no con los pilotos, y no tenés aviones. Lo mismo le pasa a Macri con los docentes. Esto lleva a una anarquía total.

-También puede interpretarse que lleva a una mayor libertad sindical, en contra del aparato tradicional...

- Nooo... Mirá, acá vamos a elecciones cada cuatro años. Cuando aparece alguien con capacidad dentro del gremio, yo lo aliento, lo instruyo, porque uno los tiene que preparar. Tenemos cursos de capacitación de nuestros dirigentes en la Universidad Católica...

-Precisamente, usted declaró alguna vez que capacitaba para que surgieran líderes nuevos, pero que cada vez que había elecciones lo volvían a elegir. Si cree en serio en la renovación, ¿no debería dejar de presentarse como candidato?

- Es que tendría que volver a agarrar la bandeja y ya tengo várices [risas]...

-No quiere ceder nada...

- No, ésta es mi vida, mi prioridad número 1. Ahora, si me ganan las elecciones...

-¿Por qué los sindicalistas no tienen buena imagen? ¿Por qué se enriquecen y tienen un nivel de vida tan distinto del que tienen los trabajadores?

- Cada uno es cada uno y sabrá cómo se las arregla. Mi vida es pública. Camino igual, voy a los mismos lugares... Mi vida es blanca, no es oculta, es transparente, mi familia es transparente. Yo rindo cuentas donde tengo que rendir cuentas, inclusive ante la sociedad. Pero yo llego acá a las diez de la mañana y me voy a las diez de la noche, laburo sábados y domingos también... Si vos no vivís bien... ¿Me entendés?

-¿Qué es vivir bien?

- Que vivas bien, que tengas todo lo que necesitas en cuanto a tu atención, a tu salud, turismo, tus vacaciones... Yo no viajo al exterior. Hace casi 40 años que voy a Mar del Plata y viajo desde hace varios años en febrero a Punta del Este al cumpleaños de Aldo Elías... ¿En qué querés andar si no es en coche? Acá los coches los modernizo cada dos años. Si no, no los valorizo. Si tengo plata para hacerlo... Además, el dirigente hoy tiene que estar tecnológicamente informatizado... Estoy anotado ante la DGI, ante la AFIP, donde quieras... A ver: si yo me peleo con el Presidente tengo que estar dispuesto a que me investiguen...

-¿Y tuvo inspecciones de la AFIP?

-Sí, me la mandó Cavallo. Durante seis años la tuve acá...

-¿Y Kirchner?

-No, pero vienen de vez en cuando.

-Sus críticos dicen que usted nunca trabajó de mozo...

- Que digan lo que quieran [molesto]. Mi vida no fue fácil. Yo trabajé de lavacopas en Catamarca, en una confitería muy tradicional que ya cerró. A los 14 años vine a Buenos Aires. Laburaba de cadete en una ferretería alemana, cerca de la 9 de Julio. También estuve en la construcción, en textiles, en el Mercado del Abasto... Después fui dos años mozo en la confitería San Martín, en San Martín. Y conserje en un hotel alojamiento de Tres de Febrero...

-¿Qué hace en su tiempo libre?

- Juego al golf dos días por semana. Me lo hizo conocer un vecino de Mar del Plata. Me invitó al acantilado y me volví loco cuando vi semejante cancha. La primera vez que le pegué a la bocha la hice volar y eso me emocionó.

-¿Le gusta leer, escuchar música?

- No, odio leer. Yo leo y a la segunda o tercera hoja ya estoy viéndole el final. Eso me quita el entusiasmo. Con las películas me pasa lo mismo. Música, sí, me gusta el tango y el folklore.

-¿Y le gustan los caballos de carrera? Porque decían que tiene un stud con ocho caballos de carrera.

- No, nunca lo tuve. Sí fui un jugador empedernido. Me gustaba el casino, iba al hipódromo y me quedaba desde la primera hasta la última carrera. Cuando conocí a Menem, allá por 1986, dejé todo.

-¿Cómo es su relación con la violencia? Porque parece estar siempre asociado con hechos violentos. Las urnas quemadas de Catamarca, las patotas sindicales, los barrabravas...

- No, yo trato de hacerme respetar. No soy violento, para nada. Nunca les levanté la mano a mis hijos. En Chacarita fui el único que logró erradicar la violencia. Por eso Grondona [Julio, presidente de la AFA] se portó muy mal. Se prendió en la joda de Alberto Fernández y de Kirchner de querer meterme en cana. Algún día la van a pagar. Metieron en cana a Capriotti [Armando, ex vicepresidente de Chacarita], que es más bueno que el agua. Estuvo sesenta días en Devoto. No me olvido. Así como Bergés [Mariano, ex juez] tuvo que renunciar a la Justicia por las maldades que hizo.

-Vuelvo a decirle: en los sindicatos es bastante común que haya episodios violentos...

- Pero si acá hay violencia hasta en la Ucedé, en todos los partidos políticos... Un sindicato no es un convento de las Carmelitas. De cualquier manera, son hechos muy esporádicos. No es lo mismo que antes. Ustedes acá no vieron guardaespaldas. Antes había 10, 15. Yo no uso. Agarro mi cochecito solo y ando solo...

-¿Sabe manejar armas?

- No, ¿para qué las voy a usar? No quiero que me pase como a Piumato. [Julio, dirigente judicial, que se disparó accidentalmente en un testículo durante una protesta callejera]

-¿Qué representa el poder para usted? ¿Es importante?

- Siempre jugué a lo máximo. Pude haber ostentado poder en el gobierno de Menem. ¡Quién me podía haber discutido algo a mí, si tuve un rol preponderante! Pero no supe aprovechar el poder en esa época.

-Aunque lo tuvo...

- Nunca tuve conciencia de eso... ¿Sabés qué es el poder? Poder es realmente cuando te atienden el teléfono y te resuelven los problemas.

© LA NACION
Mano a mano

Recién al final, molesto con la insistencia sobre por qué hay tan poca renovación sindical, Luis Barrionuevo perdió cierta compostura que había mantenido en la charla y dijo, con su peor cara: "¿Y por qué hay tan poca renovación de los periodistas?". De todas formas, antes había contestado a todo sin perder la amabilidad. A su manera, claro está: a veces negó lo innegable, lo que figura hasta en los manuales de historia. Y fueron reiterados sus intentos de quedar como un discípulo de Gandhi, un inclaudicable defensor de la democracia, un transparente dirigente sindical. ¿Qué debe hacer uno en esos casos? ¿Aceptarlo en silencio? ¿Repreguntar hasta el cansancio, hasta convertirse casi en el protagonista del diálogo? Lo obvio: en muchos casos, lo mejor es dejar hablar. Y que cada uno saque sus propias conclusiones. Luis Barrionuevo sigue siendo el mismo de siempre. Se nota que le duele no haber llegado a la gobernación de Catamarca. Elogia a Duhalde y admite que trabaja para que el PJ, que él dice representar, vuelva al poder en 2011. Y es tan políticamente incorrecto que confiesa lo inconfesable: odia leer. Parece un Mr. Hyde que perdió su Dr. Jeckyll.

La Nacion

30 de noviembre de 2008 06:43
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Anónimo Anónimo dijo...

Cierran una megacausa contra jefes sindicales
Estaban acusados de desviar un préstamo de US$ 285 millones

Martes 2 de diciembre de 200

Gabriel Sued
LA NACION

Dos meses antes de que la Corte Suprema fallara en favor de la libertad sindical, y se pusiera así en pie de guerra con los más grandes gremios del país, los principales dirigentes del sector habían recibido una buena noticia de la Justicia: la Cámara de Casación Penal dio el primer paso para cerrar una megacausa que involucra a más de 350 jefes sindicales y al ministro de Trabajo, Carlos Tomada.

En el juicio por el desvío, entre 1996 y 2000, de un crédito del Banco Mundial (BM) por 285 millones de dólares, destinado a modernizar y sanear las obras sociales sindicales, una resolución del 9 de septiembre, que hasta ahora había pasado inadvertida, declaró la prescripción y dispuso el sobreseimiento de una decena de dirigentes del gremio telefónico, y dejó el camino allanado para la absolución del resto de los imputados.

Entre los acusados, que ya estaban llamados a declaración indagatoria, se encuentran Juan José Zanola (bancarios), Armando Cavalieri (mercantiles), Gerardo Martínez (construcción), Antonio Cassia (petroleros), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Gerónimo Venegas (rurales), Diógenes Salazar (telefónicos), Dante Camaño (gastronómicos) y Jorge Horacio Menem (correos).

Aunque sin fecha fijada, Tomada también estaba citado a declarar como sospechoso por ser dueño de una empresa receptora de parte de esos fondos. Los interrogatorios, ordenados en abril del año pasado por el juez federal Norberto Oyarbide a pedido del entonces fiscal Carlos Stornelli, habían sido suspendidos hasta que se resolvieran los planteos de prescripción y de nulidad presentados por las defensas de los gremialistas.

Los pedidos de prescripción fueron rechazados en primera instancia por Oyarbide, que consideró que lo que estaba en investigación era un caso de peculado, un delito que contempla un plazo de prescripción de diez años, equivalente a la pena máxima prevista para ese crimen. Su decisión fue confirmada por la Sala II de la Cámara Federal, en noviembre del año pasado.
Apelación

Pero los sindicalistas apelaron, por medio de un recurso extraordinario, y la Sala III de la Cámara de Casación les dio la razón, con el argumento de que la figura de peculado había sido introducida sólo para evitar la prescripción.

El fallo dispone el sobreseimiento de nueve dirigentes de Ostel, la obra social de los telefónicos. Ellos son Salazar, Luis de la Fuente, Claudio Garau, Jorge Passion, Eleodoro Cerdán, Mario Russo, Gustavo Baraza, Alberto Bigliardi y María Medina.

En el juzgado indicaron a LA NACION que por ahora la medida sólo alcanza a esos acusados porque fueron los primeros cuyos recursos llegaron a la Casación. Pero adelantaron que el criterio que fijó el tribunal penal deberá aplicarse en forma idéntica a los planteos presentados por las defensas del resto de los imputados en la causa.

La causa se inició en agosto de 2002, con una denuncia del abogado Ricardo Monner Sans, que alertó sobre supuestos movimientos millonarios de dinero en cuentas bancarias sindicales del empresario Gustavo Aondi, con supuestos vínculos con Lingeri.

El letrado acusó a los dirigentes gremiales de desviar parte de los fondos del préstamos del BM, destinados a la reconversión y mejora de las obras sociales sindicales, mediante el pago de deudas, reformas edilicias y cursos de capacitación del personal.

El crédito había sido otorgado en 1996, durante el gobierno de Carlos Menem, cuando Domingo Cavallo era ministro de Economía.
Stornelli

La causa quedó delegada en la fiscalía de Stornelli, que tras analizar los resultados de un exhaustivo peritaje, en diciembre de 2006, pidió que se citara a declarar a 350 imputados, entre sindicalistas, funcionarios y empresarios.

De acuerdo con la acusación de la fiscalía, una buena parte del crédito del BM había sido desviada, por medio de la contratación de empresas fantasma que, se sospecha, estaban dirigidas por amigos o familiares de los sindicalistas, que contaban con la complicidad de los funcionarios estatales encargados de controlar el destino de los fondos. Tomada, entonces abogado de la CGT, era dueño de una de las firmas bajo sospecha.

En el fallo de la Casación, los jueces Angela Ledesma, Guillermo Tragant y Eduardo Riggi sostuvieron que el delito sobre el que debían resolver los planteos para el cierre de la causa era el de defraudación, que tiene un plazo máximo de prescripción de seis años.

Con pequeñas diferencias, los tres magistrados coincidieron en que el plazo debía comenzar a contarse desde marzo de 2000 y que la causa había prescripto en marzo de 2006, dado que no había habido ningún acto previo que interrumpiera la prescripción.

El 19 del mes pasado, los jueces rechazaron la apelación de la fiscalía y el fallo quedó firme.
Claves

Préstamo. En 1996, el banco Mundial otorgó un préstamo de US$ 285 millones para sanear las obras sociales sindicales.

Irregularidades. Según denunció ante la Justicia el abogado Ricardo Monner Sans, los gremios desviaron los fondos del préstamo, por medio de la contratación de empresas fantasma o amigas.

Investigación. Por pedido del entonces fiscal Carlos Stornelli, en diciembre de 2006 el juez Norberto Oyarbide citó a declarar a varios de los más importantes sindicalistas del país.

Implicados. Entre los acusados estaban los sindicalistas Juan José Zanola, Armando Cavalieri, José Luis Lingeri, Gerónimo Venegas y Gerardo Martínez. También Carlos Tomada, actual ministro de Trabajo.

Prescripción. La Cámara de Casación declaró la prescripción en favor de nueve imputados. El juzgado aplicará el mismo criterio para resolver la situación del resto de los acusados.

2 de diciembre de 2008 06:06
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Anónimo Anónimo dijo...

Califican de "grave" la caída de la megacausa contra jefes sindicales
Monner Sans, denunciante del caso contra más de 350 gremialistas, criticó el fallo de Casación que cerró una investigación por desviación de fondos para obras sociales; "si alguien no tiene nada que ocultar, no debería escudarse en el Código Penal para evitar rendir cuentas", dijo a lanacion.com

Martes 2 de diciembre de 2008

Por Lucrecia Bullrich
De la Redacción de lanacion.com
lbullrich@lanacion.com.ar

Indignación e impotencia. Las sensaciones conviven en el tono y el relato de Ricardo Monner Sans, el abogado que hace menos de una semana vio como se caía a pedazos una investigación judicial iniciada por una denuncia suya: la Cámara de Casación Penal dictó un fallo que se convirtió en el primer paso para cerrar una megacausa que involucra a más de 350 jefes sindicales y al ministro de Trabajo, Carlos Tomada.

El abogado no sólo cuestionó técnicamente el criterio de la Cámara para disponer la prescripción del caso y disponer el sobreseimiento de una decena de dirigentes del gremio telefónico, que abrió el camino para que el resto de los imputados corran la misma suerte. También criticó el mensaje que, no dudó, subyace en la decisión judicial de la que LA NACION da cuenta en su edición de hoy.

"Cuando alguien no tiene nada que ocultar, no necesita escudarse en una ubicuidad del Código Penal para zafarse de la rendición de cuentas de cifras monstruosas originalmente recibidas para mejorar la capacidad de operación de las obras sociales. Es grave que la Justicia haya salvado a los Gordos", disparó Monner Sans en diálogo con lanacion.com.

La causa. Se refirió así al eje de la causa que su denuncia permitió impulsar y que hoy, 12 años después, quedó en la nada: una investigación por el desvío, entre 1996 y 2000, de un crédito del Banco Mundial (BM), otorgado durante el gobierno de Carlos Menem, por 285 millones de dólares, destinado a modernizar y sanear las obras sociales sindicales.

En la causa estaban acusados, y ya tenían fecha para presentarse ante la Justicia para ser indagados, Juan José Zanola (bancarios), Armando Cavalieri (mercantiles), Gerardo Martínez (construcción), Antonio Cassia (petroleros), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Gerónimo Venegas (rurales), Diógenes Salazar (telefónicos), Dante Camaño (gastronómicos) y Jorge Horacio Menem (correos), entre otros jefes sindicales. Aunque sin fecha fijada, Tomada también estaba citado a declarar como sospechoso por ser dueño de una empresa receptora de parte de esos fondos.

También estaba acusado Tomada, que, aunque sin fecha fijada, estaba citado a declarar como sospechoso por ser dueño de una empresa receptora de parte de los fondos.

La prescripción en la mira. Sin medias tintas, Monner Sans cuestionó que los jueces de Casación hayan dictado la prescripción. "Lamento mucho que alguien tenga que recurrir a la prescripción para tratar de salvarse de reproche penal. Y más aún, cuando se trata de fondos de afiliados de entidades concebidas para solucionar problemas de salud", planteó.

Concretamente, los jueces de Casación dieron curso a pedidos de prescripción que habían sido rechazados en primera instancia por el juez federal Norberto Oyarbide. El magistrado había considerado que lo que estaba en investigación era un caso de peculado, un delito que contempla un plazo de prescripción de diez años, equivalente a la pena máxima prevista para ese crimen.

Esa decisión fue confirmada por la Sala II de la Cámara Federal, en noviembre del año pasado. Pero los sindicalistas apelaron, por medio de un recurso extraordinario y la Sala III de la Cámara de Casación les dio la razón, con el argumento de que la figura de peculado había sido introducida sólo para evitar la prescripción y que lo que correspondía era encuadrar las irregularidades investigadas en el delito de estafa, que prevé una pena máxima de seis años.

Calificación y penas. Justamente, uno de los ejes de la argumentación de Monner Sans, radica en este cambio de criterio. "Sigo sosteniendo que estamos ante el delito de peculado y no de administración infiel, contemplado en el artículo 173 del Código Penal", sostuvo.

El eje de la diferencia es la pena máxima de prisión prevista en cada caso, que es a su vez, la cantidad de años en la que se considera prescripta la acción penal. Si la conducta de los sindicalistas investigados hubiese seguido siendo evaluada bajo la figura de peculado, ese período sería de 10 años y, considerando que la causa se inició en 2002, la prescripción no sería aún posible.

Al cambiar la Cámara la calificación al delito de defraudación, el plazo de prescripción se redujo a seis años.

Pocas chances. Por otra parte, Monner Sans advirtió que la decisión de Casación "se da de bruces" con el fallo de la Corte Suprema que dictó la libertad sindical. "Estamos ante andariveles distintos, en un caso el derecho penal y en el otro la libertad sindical, pero, desde el punto de vista filosófico se podría decir que la puerta que abrió la Corte debería achicar estos manejos innobles por parte de los directivos de gremios de obras sociales".

Enseguida, graficó su reflexión: "Si va a haber más gente habilitada para representar a los trabajadores y peleando contra el establishment ellos mismos deberían ser controlantes para evitar este tipo de irregularidades. Si hubiera habido más sindicalistas no comprometidos con el aparato tal vez esto no hubiera pasado", arriesgo.
Pesimista

Monner Sans admitió que ante el fallo de la Cámara de Casación Penal, que contiene una sentencia firme, los caminos de apelación posibles son pocos. "El fiscal de Casación podría intentar un recurso ante la Corte. Quisiera seguir siendo optimista y pensar que esto es posible, pero es cada vez más difícil", admitió.

En el mismo sentido, apuntó que, como denunciante, sus recursos para cuestionar el fallo son nulos. "Mientras siga en pie el artículo 204 del Código Procesal Penal que no permite que los denunciantes seamos parte de las acciones con la misma calidad que los fiscales tenemos que resignarnos a no jugar el partido en la cancha y sólo mirar desde la tribuna". Para Monner Sans el status quo en torno a esta disposición tiene una explicación simple. "Ningún gobierno lo toca porque no le conviene. Las consecuencias podrían ser tremendas", concluyó.

El artículo citado por el abogado establece que "el sumario será público para las partes y sus defensores" y que "será siempre secreto para los extraños".

La Nacion

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