Y al final, le marcó la cancha

Miércoles 04 de marzo de 2015 | Publicado en edición impresa

El análisis

Y al final, le marcó la cancha

Por Joaquín Morales Solá | LA NACION

Ricardo Lorenzetti, presidente del máximo tribunal de Justicia del
país, tiene suerte. Él puede contestar, con una repercusión parecida
aunque no idéntica, a las diatribas de la Presidenta. La mayoría de
los agraviados por Cristina Kirchner carece de esa posibilidad. El
juez puede, en fin, romper el círculo perfecto del cristinismo según
el cual los agravios presidenciales deben quedar sin respuesta.
Lorenzetti, en cambio, rediseñó su discurso de ayer, que había
preparado con un tono mucho más moderado, aunque con claras alusiones
a la necesaria independencia del Poder Judicial.

"Tendrán que leerlo entrelíneas", habían anticipado el viernes los que
conocían el borrador. No hubo entrelíneas. Sin mencionarla
directamente, Lorenzetti se dedicó ayer a desarmar línea por línea
cada referencia peyorativa de Cristina Kirchner a la Justicia.

El presidente de la Corte Suprema soportó el domingo uno de los peores
momentos de su vida. Fue cuando Cristina descalificó a la Justicia con
largos argumentos y criticó a la propia Corte en las narices de un
Lorenzetti que no podía decir nada. Más bien, sabía que era el centro
de todas las miradas curiosas que estaban en el recinto parlamentario
y que las cámaras de la televisión oficial lo estaban enfocando. Ni
siquiera tenía derecho a un gesto de enfado. El borrador previo de
Lorenzetti fue reemplazado por un discurso claro y directo, que no
careció de la vieja predisposición del juez para convocar a un país
más consensual, menos enardecido. "Hay que pasar a un modelo que sepa
conducir la diversidad", dijo, y de esa manera él también comenzó a
despedir al cristinismo del poder.

Hay cosas que no nacieron el domingo. Ya los jueces supremos habían
debatido sobre la carta de Cristina en Facebook, el sábado posterior a
la marcha del 18-F, en la que por primera vez habló de un partido
judicial. En ese documento, la Presidenta escribió que nunca permitirá
que le "marquen la cancha". Los jueces futboleros (Juan Carlos
Maqueda, sobre todo) explicaron que en la jerga del fútbol aquella
metáfora significa marcar límites. "Marcar la cancha es fijar
límites", dijeron. Y el deber constitucional de la Justicia,
concluyeron todos, es fijar límites a los poderes, sean
institucionales, políticos o económicos. Hacer reales y tangibles, en
definitiva, los límites que la propia Constitución establece.

Por eso, el concepto de ayer de Lorenzetti ("el Poder Judicial debe
poner límites") es producto de una larga reflexión de la Corte, no de
una improvisación tras el discurso de la Presidenta. Es probable, sí,
que lo que iba a ser una suave alusión se haya convertido, después del
azote presidencial, en lo que fue: una clara advertencia sobre el
papel de la Justicia en un sistema republicano. Pidió, en ese sentido,
una reeducación de políticos y dirigentes sobre el rol de las
instituciones del Estado y planteó la necesidad de una "actitud
madura" en la cooperación entre los poderes constitucionales. Siempre
se pide lo que no se tiene: ¿hace falta subrayar que Lorenzetti
denunció inmadurez en la conducción del Estado y en la relación entre
sus instituciones? ¿No fue ésa, acaso, una alusión directa
(entrelíneas, eso sí) al discurso que la Presidenta dijo 48 horas
antes?

Si Cristina no fuera Cristina y si su destino no fuera tan corto,
podría decirse que estamos a las puertas de un conflicto de poderes.
Sin embargo, para que eso ocurra deben suceder hechos concretos que
provoquen la colisión entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial.
Por ahora, al menos, la Presidenta se conformó con la retórica de la
confrontación y el insulto. Al revés de lo que temían jueces y
fiscales de instancias inferiores, no anunció ninguna medida que
desestabilizara al Poder Judicial. Muchos de esos funcionarios
judiciales preveían, incluso, la posibilidad de que Cristina anunciara
que pondría en comisión a todo el Poder Judicial. Hubiera sido un
golpe de Estado contra uno de los poderes de la Constitución. Pero no
sucedió. El conflicto queda, por lo tanto, reducido a las palabras de
uno y a la refutación del otro. Una tensión innecesaria, pero
encerrada en los límites de planteos teóricos.

Lorenzetti hizo ayer las veces de un profesor de educación cívica
elemental. No fue un defecto, sino una exigencia. La necesidad de que
un juez explique cómo funcionan los poderes de la Constitución, cuál
es la función de cada uno de ellos y cómo deben resolverse eventuales
fricciones señala con precisión que el país ha regresado a un estado
predemocrático. Sólo le faltó aclarar que los presidentes inauguran
los años parlamentarios para exponer qué harán durante los próximos
doce meses y no para abrir nuevas batallas políticas ni para maltratar
a los enemigos del día.

Un aspecto especialmente significativo del discurso de Lorenzetti fue
la calificación de "víctima" que hizo del fiscal Alberto Nisman. Sea
cual haya sido el procedimiento de su muerte, está claro que para el
Poder Judicial Nisman murió como consecuencia de la denuncia que hizo
contra el Gobierno. Lorenzetti se reunió por lo menos dos veces con la
ex esposa del fiscal, la jueza Sandra Arroyo Salgado, quien sostiene
públicamente la teoría de que su ex marido no se suicidó. Los peritos
que ella nombró, que elaboraron un informe hasta con las
características psicológicas de Nisman, escribieron lo mismo. No fue
un suicidio. Ese informe podría salir a la luz en las próximas horas o
días.

La referencia a Nisman sucedió pocos días después de la polémica
resolución del juez Daniel Rafecas que desestimó la denuncia del
fiscal muerto. Tal vez por eso Lorenzetti reconoció el derecho de
todos a criticar las resoluciones de los jueces, aunque pidió que no
se los estigmatizara sólo porque no coinciden con las posiciones de
los que lo critican. La resolución de Rafecas abrió, incluso, una
grieta en la propia dirigencia de la comunidad judía. Un sector de
ella considera que Rafecas no les dijo la verdad cuando recibió a la
conducción de la DAIA el mismo día en que hizo pública su decisión.
Intuye que hay demasiada similitud entre lo que dijo Rafecas y lo que
expresó la Presidenta en el Congreso cuando criticó a Nisman.

El fiscal había escrito un borrador con otra posición, contraria a la
que terminó presentando, que fue encontrado en la caja fuerte de
Nisman. Su secretaria, Soledad Castro, firmó un documento aclaratorio
en el que precisó que ese borrador correspondía a otro estadio de la
investigación, a otro contexto de la pesquisa de Nisman. Nada raro. Es
lo que suelen hacer jueces y fiscales, según los distintos tramos de
una investigación. Dirigentes de la DAIA afirmaron que Rafecas no les
permitió leer los documentos previos de Nisman ni el documento
aclaratorio de su secretaria. Simplemente se los exhibió. Los
dirigentes judíos más díscolos con Rafecas hicieron su propia
investigación de lo que sucedió y llegaron a la conclusión de que no
se podía poner en duda la actitud de Nisman. Otra franja de la DAIA,
que también disiente de la resolución de Rafecas, prefiere ser más
moderada y esperar los próximos pasos de la Justicia. Sobre todo, la
apelación del fiscal Gerardo Pollicita y su repercusión en la Cámara
Federal que deberá revisar la resolución de Rafecas.

Lorenzetti no se privó tampoco de marcarle a Cristina las lagunas de
su conocimiento. La Corte Suprema, la anterior, no ésta, ya sentenció
sobre el atentado que voló la sede de la embajada de Israel en Buenos
Aires y culpó al grupo político-terrorista Hezbollah, el mismo que
habría participado dos años después del devastador atentado a la AMIA.
Es cosa juzgada. Lo que ninguno de los dos dijo es que, en la causa de
la embajada de Israel, la Corte pidió la captura internacional de dos
dirigentes del gobierno de Irán. Los dos están también en la lista de
ciudadanos iraníes reclamados por la justicia argentina por el
atentado a la AMIA. Es, entonces, la Presidenta la que se olvidó de
incluir el atentado a la embajada de Israel en su acuerdo con el
gobierno de Irán..


http://www.lanacion.com.ar/1773229-y-al-final-le-marco-la-cancha

No hay comentarios.:

Publicar un comentario