Viernes 11 de octubre de 2013 | 11:07

Cristina Kirchner, nerviosa por la presencia de su hermana en la Fundación Favaloro

Giselle Fernández no puede ingresar en la habitación donde está internada la Presidenta por sus continuas discusiones con los médicos; desde joven padece un trastorno bipolar

Cristina Kirchner parece no tener tranquilidad en su internación en la Fundación Favaloro. La Presidenta, quien cumple hoy su tercer día de posoperatorio luego de ser intervenida por un hematoma en el cráneo, sólo recibe las visitas de sus hijos, Máximo y Florencia, y de su madre, Ofelia Wilhelm, pero no la de su hermana, Giselle Fernández.

Giselle no pudo ingresar ayer a la habitación donde está alojada la mandataria porque sus continuas discusiones con los médicos ponen nerviosa a la paciente.

Hermana menor de Cristina, Giselle, nació en La Plata en 1955, dos años después que la Presidenta, y allí vivió siempre. En 1982 se recibió de médica, hizo la especialización en medicina clínica y durante los 26 años siguientes trabajó en el Hospital Rossi de la capital bonaerense. Pero cuando en 2005 le detectaron una enfermedad hematológica grave, Giselle debió jubilarse anticipadamente. Dejó el Rossi y se recluyó en una casa quinta de Brandsen.

Desde joven padece, además, un trastorno bipolar. En el libro La Presidenta , de Sandra Russo, Cristina contó que a Giselle le costó mucho aceptar la enfermedad y el tratamiento, y que para la familia fue un golpe muy duro.

Giselle está casada con Jorge Cicate, un veterinario platense que hasta el año pasado dirigió el Instituto Biológico Tomás Perón de La Plata. No tuvo hijos y siempre estuvo muy cerca de sus sobrinos Máximo y Florencia.

Las discusiones entre Giselle y el equipo médico que atiende a la Presidenta se repitieron en los últimos días. "La que más se mete en todo es Giselle, porque es médica y quiere dar órdenes, y termina peleándose con Cristina Kirchner como si fueran dos hermanas discutiendo por el control remoto", explicó una fuente, días atrás, cuando ya había pasado la tensión de la operación.

La Nacion