Más subsidios y un dólar para cada necesidad

Lunes 07 de octubre de 2013 | Publicado en edición impresa

El pulso económico

Más subsidios y un dólar para cada necesidad

Por Jorge Oviedo | LA NACION



l Gobierno le gusta criticar a la Europa del euro, que metida en un régimen que le quita flexibilidad tiene menos herramientas para manejarse. Siempre que se quiera mantener el sistema, claro. Pero la propia economía argentina está metida en una trampa similar de la que no puede salir y que hace cada vez más estrechos los márgenes de maniobra. No es otra cosa que la política de subsidios al consumo de servicios públicos.

Hasta agosto pasado, el gasto fue 70% mayor que en 2012 para sostener las tarifas eléctricas y creció 18,6% para subsidiar las de transporte. Y la suba allí no fue mayor porque se le retiró toda la subvención nacional al subte porteño. Sólo en esos dos rubros el Gobierno gastó el 89% del total de subsidios económicos que repartió, incluidas máquinas de ingerir dinero público como Aerolíneas Argentinas y Ar-Sat. El total del gasto en subsidios económicos se lleva el 18,3% del total del presupuesto nacional. Y si sigue subiendo, terminará por consumir cerca de uno de cada cinco pesos del gasto.

Hay razones para pensar que seguirá en aumento. En ocho meses se consumió el 64% de los recursos del presupuesto en el total de la administración. Pero en los subsidios, aunque ya hubo aumentos de partidas durante el año, parece que tendrá que haber más.

En subsidios al sector energético se gastó el 72,5% de los montos disponibles y el 73,5% en el caso del transporte. Cuando faltaba el equivalente al 33% del año ya se había gastado casi el 75% de los fondos. Para sostener el sistema de propaganda de Radio y Televisión Argentina SE, a fin de agosto ya se había utilizado el 80,8% de las partidas disponibles para todo el año. Todos pronósticos de más gasto para un país que tiene importantes problemas fiscales.

La crisis energética genera otro de los problemas grandes de la economía argentina: la insuficiencia de dólares. La importación de gas, gasoil y energía eléctrica seca las arcas públicas.

Hasta ahora la "solución" fue el cepo, al que se agregó en los últimos meses un aumento de la tasa de devaluación. Así se restringe la salida de dólares y con la devaluación se ayuda algo a las economías regionales, muy perjudicadas por la pérdida de competitividad. Pero se hace poco para la inversión, si es que alguien quiere traer dólares de afuera. Fue lo que hizo fracasar el multimillonario proyecto Río Colorado, de la brasileña Vale, en Mendoza. Debían traer dólares que transformaban en pesos al tipo de cambio oficial, mientras los costos se disparaban al ritmo del blue.

El experimento iniciado con Bridas de utilizar un bono para traer divisas y obtener algo más parecido a la cotización informal parece el puntapié inicial de un sistema de tipos de cambio desdoblados, como el que desde hace tiempo pregona el viceministro Axel Kicillof.

La idea, en el fondo, es un dólar para cada actividad. Uno más caro para el turismo, otro un poco menos caro para importar, y así. Toda una gama de diferentes dólares a diferentes precios. No hay más que mirar las páginas de economía de algunos años de la década del 80 para ver cuántos dólares existían: el comercial, el turismo, el financiero, el del Banco Nación, y así.

Los sectores del turismo descuentan que luego de las elecciones será aún más caro gastar en el exterior. Las apuestas van desde un cupo de US$ 3000 por año por tarjeta de crédito, como en Venezuela, hasta la aplicación de un tipo de cambio diferencial. Es decir, habría que cancelar los saldos en moneda extranjera al tipo de cambio que surja de la cotización de un determinado bono argentino en dólares.

El director de la AFIP, Ricardo Echegaray, dice que no habrá un aumento del impuesto a los gastos en moneda extranjera. Pero eso no quiere decir que no ocurran otras cosas. El impuesto hace a los argentinos más caro gastar afuera, pero no vuelve al país más atractivo para que vengan los extranjeros. Un tipo de cambio diferencial lo lograría.

¿Eso implicaría cambios en el gabinete? Sería un triunfo de Kicillof, cada vez más aliado con Moreno. ¿Caería Hernán Lorenzino, otrora defendido por el vicepresidente Amado Boudou? Todas incógnitas que seguramente se resolverán después del domingo 27

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