Dos problemas: la salud y Boudou

Martes 08 de octubre de 2013 | Publicado en edición impresa

EL análisis

Dos problemas: la salud y Boudou

Por Joaquín Morales Solá | LA NACIO

édicos con prestigio relevaron ayer a los módicos profesionales que comúnmente asisten a Cristina Kirchner. Amado Boudou debió hacerse cargo de la Presidencia, después de 36 horas en las que la nomenclatura kirchnerista se resistió a dar esa pésima noticia política y electoral. La ciencia médica es, por lo que se ve, menos flexible que la economía: terminó por imponer sus propias reglas a una presidenta acostumbrada a que prevalezcan su voluntad, el secreto y su confianza.

Hasta la tarde de anteayer, todos los médicos que asisten a Cristina aclararon que la información sobre el hematoma cerebral estaría a cargo de la Unidad Médica Presidencial. El parte de ayer fue firmado, en cambio, por dos médicos privados prestigiosos: los neurólogos Facundo Manes y Gerardo Bazovich, ambos de la Fundación Favaloro. El problema cambió de manos.

Cambió también el modo de informar. El parte de Manes y Bozovich fue claro. Reflejó que la salud de la Presidenta se había resentido respecto de lo constatado el sábado. El hematoma empezaba a tener nuevas consecuencias: los síntomas de hormigueo y pérdida de fuerza muscular en el brazo izquierdo señalan un incremento sensible de la compresión sobre el cerebro.

Es probable que ahora exista una información más seria y precisa que la que daban los médicos personales de la Presidenta. Estos son famosos por los secretos que guardan más que por las enfermedades que curan. Ya es difícil de explicar que la Presidenta no cuente con un sanatorio que esté a cargo de su salud. En los últimos tiempos ha pasado por tres centros privados de salud: el hospital Austral, el sanatorio Otamendi y ahora la Fundación Favaloro. Ese deambular constante por distintas clínicas no es habitual ni siquiera en las personas privadas con ciertos recursos. Fue llamativo también que el sábado la dejaran ir a su casa. Un enfermo con esa patología suele requerir de 24 o 48 horas de observación, internada en un sanatorio. En efecto, 24 horas después estalló la mala novedad que la lleva de nuevo al quirófano. Prevalecían entonces su voluntad y sus médicos.

La carencia presidencial de un solo centro de salud no es un dato cualquiera, porque es conveniente que la historia clínica del paciente se encuentre siempre al alcance de los médicos. La presencia de un especialista reconocido en un otro sanatorio no es una excusa. Cualquier médico iría en el acto al lugar donde está siendo atendida la Presidenta. Tampoco es un error de Cristina, sino de sus médicos. "No tiene médicos", resumió ayer un experimentado profesional. Sus médicos, que existen aunque no estén, no han aprendido de la experiencia: Néstor Kirchner murió sin un médico cerca, a pesar del delicado cuadro que presentaba su salud.

Durante el domingo y gran parte del lunes, los argentinos vivieron en el limbo institucional. ¿Quién gobernó en esas horas? ¿Quién hubiera tomado decisiones en caso de una emergencia nacional? Cristina Kirchner no podía hacerlo, encerrada como estaba en su dormitorio de Olivos. Tampoco Boudou estaba en condiciones, porque, al revés de lo que se dijo, la asunción temporaria del vicepresidente no es una cuestión automática. Debe firmar un acta en la que se formaliza la transferencia del mando.

Boudou es como todos los problemas ignorados: urden su venganza, según la fórmula expuesta por Ortega y Gasset. La Presidenta también carece de vicepresidente y hasta de presidente provisional del Senado, segundo en la línea de sucesión. Boudou es una nulidad política y la senadora Rojkes de Alperovich es sólo una cordial amiga de Cristina. El cristinismo replica los métodos del sistema soviético. Las simpatías y las antipatías del régimen se descubren por los pequeños gestos, por las ausencias o las presencias en los momentos fulgurantes. Resulta casi una prueba del rechazo a Boudou, por parte del cerrado círculo presidencial, que durante un día y medio ni el vicepresidente haya sabido quién estaba a cargo del país.

Hasta se puede estar de acuerdo con la intención de esconderlo a Boudou. Faltan 20 días para las elecciones y el vicepresidente es el político más impopular del país. La Justicia tiene redactada su citación a declaración indagatoria, que podría ponerlo en las puertas de un procesamiento por causas de corrupción. El aporte más nítido de Boudou al proyecto nacional y popular ha sido el de la frivolidad. La política puede explicar que lo hayan esquivado hasta último momento, pero la medicina no tiene en cuenta esos argumentos. Ni, mucho menos, los viejos errores de la Presidenta. Boudou fue, visto con los datos posteriores, una grave equivocación de Cristina Kirchner, que lo eligió sola, sin consultar con la política ni con la familia. Hasta Máximo Kirchner estuvo en desacuerdo con su elección como vicepresidente.

El gobierno tiene dos problemas, no uno. La salud de la Presidenta es uno. Boudou es el otro. No es el único error presidencial. El poder parece invulnerable a la enfermedad. Sólo parece. Pero los primeros en creer en esas apariencias son los que tienen el poder. No se puede explicar de otra manera que la actual dolencia presidencial haya dejado tantos problemas sin resolver. Cristina Kirchner tiene cinco ministros de Economía (Lorenzino, Kicillof, Moreno, Echegaray y Marcó del Pont), que es la mejor manera de no tener ninguno. Sólo Cristina Kirchner tiene el poder real sobre las decisiones económicas. Aquellos funcionarios sólo acomodan las órdenes a la ciencia, una tarea que a veces es tan imposible como la cuadratura del círculo. Pero, ¿quién decidirá la economía durante la convalecencia de Cristina Kirchner?

Sin embargo, los mercados financieros y bursátiles no se sacudieron por esas noticias. Tampoco se conmovieron por la decisión de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos de volver a postergar el tratamiento del caso argentino. La economía parece descontar que la Argentina será así, imprevisible y desmesurada, mientras aquí reine una estirpe de políticos caprichosos.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario