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Siete de cada diez ejecutivos de empresas consideran
que la decisión tomada por el Gobierno de estatizar el 51% de la
propiedad de YPF empeora el clima de negocios en la Argentina. Al
analizar la posibilidad de una consecuencia más palpable aún, el 59%
respondió que la medida tiene impacto sobre las perspectivas de
inversión de la propia compañía en la que trabajan: un 42% considera que
"afectará un poco" y otro 17% cree que ese efecto será "significativo"
en sus negocios.
Los datos surgen de una encuesta hecha por SEL
Consultores, entre 140 directores y gerentes de administración y
finanzas de medianas y grandes compañías. Un relevamiento hecho entre
mediados de marzo y de abril -previo al anuncio sobre la firma
petrolera- reveló entre sus resultados la existencia de un deterioro de
la percepción positiva del clima para hacer negocios, a la vez que una
disminución de la cantidad de empresas que tienen planes para invertir o
para contratar más personal. Un factor que aparece como influyente es
el control estatal, tanto a las importaciones como a la compra de
divisas y al envío de remesas al exterior, ya que la mayoría de las
empresas dice verse afectada por esas intervenciones del Gobierno.
Una vez conocido el anuncio sobre Repsol, la encuesta
se amplió con dos preguntas sobre los posibles efectos que podría tener
esa medida.
La amplia percepción de que la decisión de confiscar
dejará efectos negativos en el clima de negocios contrasta con varias
manifestaciones que hicieron las entidades empresarias. En rigor,
algunas se expresaron para apoyar la medida: es el caso de la Cámara
Argentina de la Construcción, CAME, la CGE y Adimra (que reúne a los
industriales metalúrgicos). En tanto, la Asociación Empresaria Argentina
(AEA) y la Unión Industrial Argentina (UIA) emitieron sendos
comunicados para reclamar que el proceso se lleve a cabo garantizando el
respeto por las normas legales y generando un marco apropiado en las
políticas energéticas del país, pero sin exponer un rechazo o el riesgo
de consecuencias negativas que se derivaría de la propia decisión.
En la encuesta anónima de SEL Consultores, la
preocupación sobre el tema no parece un hecho menor. El 30,5% de los
directivos afirmó que la medida "empeora bastante" el clima de negocios,
mientras que para el 25,4% lo empeora "un poco" y para un 15,3%
"empeora mucho".
El 42%, por otra parte, afirma que afectará "un poco"
los planes de inversión de la propia empresa y un 17% cree que la
consecuencia negativa en la organización será "significativa". En
general, se cree que el efecto será más importante entre las empresas
multinacionales (el 87% pronostica consecuencias sobre las perspectivas
de inversión en ese segmento), aunque también es mayoritario el grupo de
quienes consideran que la medida no será inocua para las firmas de
capital nacional: el 64% de los encuestados cree que se afectarán esos
planes.
¿Cuáles eran esos planes o cuántas compañías
efectivamente los tenían? Según las respuestas que habían dado los
hombres de negocios unos días antes del anuncio, el 45% pensaba mantener
sus niveles de inversión respecto de 2011.
Inversiones y previsibilidad
Ese índice no varió demasiado respecto del que había
resultado en la encuesta de 2011, pero sí hubo cambios significativos en
las otras respuestas: el porcentaje de empresas con planes de aumentar
sus inversiones cayó del 38 al 27% entre 2011 y 2012, mientras que el de
las firmas que tienen previsto disminuirlas o directamente no invertir
subió del 21 al 29 por ciento.
La mayor parte de las inversiones previstas están
dirigidas a mantener la capacidad existente (52%), mientras que un 28%
está pensada para construir instalaciones nuevas. Esta diferenciación
podría encontrar una explicación en un dato elocuente, como es la caída
del horizonte de previsibilidad para invertir en el país: en 2006 ese
índice era de 3 años, mientras que hoy es de un año y medio.
Entre las razones que llevan a esa tendencia podría
estar la creciente intervención estatal en materia de comercio exterior y
de divisas. Sólo el 16% de los directivos dijo que las restricciones a
la importación no afectaban sus negocios, en tanto que tres de cada
cuatro afirmaron estar perjudicados por las trabas a la compra de
divisas o al envío de remesas.
Con ese escenario, el porcentaje de empresas que dicen
estar bien o muy bien cayó ocho puntos en un año, para ubicarse hoy en
el 63,3 por ciento. De hecho, el 29% respondió que su empresa está peor
hoy que hace un año.
PREVÉN MENOS CONTRATACIONES LABORALES Un año
atrás, 27 de cada 100 empresas tenían en sus planes incrementar su
número de empleados. Ahora, esa expectativa está sólo en el 11% de las
firmas. Pero además, el 15% prevé disminuir su dotación, mientras que en
2011 ese índice era menor: del 10 por ciento. El deterioro de las
expectativas sobre el mercado laboral está en línea con la caída en los
planes de inversión de las empresas, según los resultados obtenidos por
la encuesta de SEL Consultores. Según el análisis de ese centro de
estudios, el cambio tiene que ver, probablemente, con la desaceleración
de las ventas y con el aumento de la percepción de que el estado actual
de la economía es "inestable" o "no sostenible
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