Venezuela: un triunfo político de la oposición

Lunes 22 de abril de 2013 | 04:21

Venezuela: un triunfo político de la oposición

Por Emilio Cárdenas | Para LA NACION

..os resultados de la reciente elección presidencial venezolana fueron ciertamente sorpresivos. Absolutamente inesperados. Pese a los "pajaritos" y a los pronósticos equivocados de casi todas las encuestas, que anticipaban resultados muy favorables a Nicolás Maduro. La diferencia (todavía aparente) fue de apenas un 1,8% de los votos. No hubo entonces un aluvión de votos a favor de Nicolás Maduro. Tampoco un endoso masivo al chavismo. En cambio presenciamos una elección cerrada, reñida, ajustada. Las cifras oficiales señalaron que la distancia que separó al oficialista Maduro del cada vez más popular candidato de la oposición unificada, Henrique Capriles, era de escasamente 270.000 votos.

Capriles, sospechando (con razones que explicitara) la existencia de fraude, no reconoció aún el triunfo de Maduro y pidió insistentemente una auditoría de votos, que el Consejo Nacional Electoral de Venezuela -ente sumiso a Maduro- intentó evitar primero y manipular después, para terminar aceptando el pedido de Capriles, al disponer que el 46% de las cajas que no se auditaran el pasado 14 de abril, al cierre de los comicios, sean ahora auditadas.

Ocurre que, para Capriles, precisamente en el interior de esas cajas que ahora se auditarán, están presumiblemente los problemas

Este es un enorme -pero frágil- triunfo político de la oposición. Grande, cualquiera sea el resultado de la auditoría. Ocurre que, para Capriles, precisamente en el interior de esas cajas que ahora se auditarán, están presumiblemente los problemas. La verificación decidida debería incluir, por lo menos: las huellas dactilares (para detectar votos duplicados o robos de identidades), el conteo de las boletas (allí llamadas "papeletas") y la verificación de los respectivas actas y cuadernos de votación.

Se ha acogido así la transparencia, como siempre debió ser. Si se detectan irregularidades, Capriles podrá presentar impugnaciones muy sólidas, las que deberán luego ser objeto de decisión por parte de las autoridades electorales, a la vista de todos. O eventualmente de la justicia, también servil al chavismo.

El Secretario General de la OEA, José Insulza, conocida la decisión de llevar a cabo el recuento de votos, reiteró su respaldo -sin retaceos- a la misma, porque podría "traer tranquilidad al país". Se plegó así a la posición de la Unión Europea y de los Estados Unidos, que exigían el recuento honesto de los votos, aprovechando la circunstancia para hacer un llamado a intensificar los mecanismos de diálogo.

Y a la reflexión del propio José Mujica, que al regresar de Caracas, donde rindió pleitesía a Maduro -porque Venezuela es un "mercado demandante de comida y nosotros la producimos"- dijo que la auditoría en marcha es realmente "un gesto de madurez que Venezuela se dio a sí misma", calificando a la decisión de "sabia". Partiendo -claro está- del supuesto que la auditoría será honesta, Mujica esta vez tiene razón.

La propia Unasur, pese a su reconocida tendencia ideológica favorable a Maduro, reconoció expresamente la necesidad de realizar la auditoría reclamada por la oposición venezolana

La propia Unasur, pese a su reconocida tendencia ideológica favorable a Maduro, reconoció expresamente la necesidad de realizar la auditoría reclamada por la oposición venezolana. El comunicado generado en la "reunión de emergencia" celebrada hace pocas horas en Lima así lo destaca, respaldando la tardía -pero positiva- decisión de las autoridades electorales venezolanas de practicar la auditoría insistentemente requerida por la oposición y por buena parte de la comunidad internacional que no ha reconocido la victoria de Maduro, cuestionando así su legitimidad. Privilegiando en cambio la verdad, que es el único camino para pacificar a una sociedad hoy sumamente tensa.

La decisión, cabe destacar, se tomó pese a la presencia intimidante del propio Nicolás Maduro en Lima. Unasur señaló además la necesidad de "respetar los resultados (los finales, esto es de aquellos que surjan luego de practicada la auditoría en curso) de los comicios presidenciales del pasado 14 de abril".

Por esto, para Capriles, la precipitada asunción de Maduro es apenas un raro "mientras tanto". Hasta que se confirmen o modifiquen los resultados electorales que han sido impugnados.

Por esto, cuando Maduro era formalmente investido por las autoridades electorales, millones de opositores ensordecieron a Caracas con el característico ruido de las tapas batientes de las cacerolas, acompañado -como música de fondo- por el ritmo de las salsas, especialmente de la conocida canción que lleva el sugestivo título de: "Mentira Fresca", del cantante Willy Colón.

Los 65 legisladores de la oposición no concurrieron a la asunción de Maduro, por considerar que están frente a un presidente "ilegítimo". La auditoría corroborará, o no, la sabiduría de esa medida.

Un Maduro apurado y con aspecto de confundido juró, entre otras cosas, "por la memoria de su comandante", iniciando lo que espera sea un período de gobierno que se extendería hasta el 2019

Un Maduro apurado y con aspecto de confundido juró, entre otras cosas, "por la memoria de su comandante", iniciando lo que espera sea un período de gobierno que se extendería hasta el 2019. Para continuar con el recurso al simbolismo que inundara a su campaña electoral, recibió la banda presidencial de manos de una de las hijas de Chávez, en una clara alegoría dinástica y autoritaria.

No pudo evitar, sin embargo, que de pronto un envalentonado asistente le quitara, por unos minutos, el micrófono de sus manos, lo que fue un increíble papelón.

Ni que en Lima, un indignado Alejandro Toledo señalara que Ollanta Humala, al concurrir en Caracas a la ceremonia de investidura de Maduro, "deberá hacerse cargo de los costos de apoyar a un gobierno ilegítimo, que ha sido denunciado por las fuerzas democráticas de la comunidad internacional".

Habrá que esperar ahora el resultado de la auditoría. Con la ansiedad natural. Pero con vocación de respetar sus resultados, cualesquiera fueran, siempre que la auditoría efectivamente se haga -como debiera- con una total transparencia, para lo cual la participación activa de la OEA sería toda una garantía. Dudo que se materialice.

Las horas de nerviosismo para los venezolanos continúan. Para todos, oficialistas y opositores, por igual. Hasta que se despeje la incógnita y se confirme -o cambie- al ganador.

Ya ha sucedido algo realmente para celebrar: la decisión de buscar -leal y seriamente- la verdad

No obstante, ya ha sucedido algo realmente para celebrar: la decisión de buscar -leal y seriamente- la verdad, que es la primera garantía para que, luego de determinado el resultado final, el mismo pueda ser reconocido por todos.

Pese a todo, los chavistas han comenzado a "embarrar la cancha". Por boca de la rectora del Consejo Nacional Electoral, Tibisay Lucena, quien acaba de señalar que el evento electoral del 14 de abril "culminó" y que sus resultados son "irreversibles". Si es así, ¿para qué la auditoría?

Curiosamente, la funcionaria chavista agregó que la auditoría iniciada por ella prestamente, sin materializar la imprescindible vigilancia de la OEA, "no es un recuento de votos" y que sólo "se realizará en los términos técnicos" que tiene previstos la entidad que ella encabeza.

Esperamos que esta peligrosa vaguedad quiera decir "conforme a la ley" y no "como se me da la gana". La segunda interpretación sería trágica, porque podría poner en juego la paz social en Venezuela, de lo que ella sería directamente responsable.

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