Prat-Gay: el Gobierno intenta cubrir el déficit fiscal con emisión

La reforma del BCRA / CrÍticas al proyecto oficial

Prat-Gay: el Gobierno intenta cubrir el déficit fiscal con emisión


El ex presidente del Banco Central advirtió que la medida implica financiarse con inflación



Lunes 12 de marzo de 2012
Alfonso Prat-Gay no cree en casualidades. Está convencido de que el proyecto oficial de reforma de la Carta Orgánica del Banco Central (BCRA) y la eliminación de algunos de los resabios aún en pie de la ley de convertibilidad tiene causas concretas: surgió una vez que el Gobierno se asustó de los costos que tenía su plan original de "sintonía fina". Se convenció de eso la semana pasada, cuando escuchó a la presidenta "en comisión" del BCRA, Mercedes Marcó del Pont, sincerarse al defender la iniciativa ante los diputados. "Era esto o un ajuste brutal", dijo la funcionaria, realizando un planteo que juzga "falso y maniqueo".
Prat-Gay recibió el viernes a LA NACION en las oficinas que la Coalición Cívica tiene frente al palacio legislativo, un día después de haber propuesto un proyecto alternativo que permitiría federalizar el BCRA y lo facultaría a determinar un nivel neto y mínimo de reservas de manera más realista (excluyendo los préstamos del Banco de Basilea o el aporte de los encajes a los depósitos en dólares que están en los bancos). "Sería la manera de adaptar esa entidad a las necesidades del país, no de un gobierno", explica.
-¿Es necesario modificar la Carta Orgánica del Central? El Gobierno aduce que sí para ajustarla a la economía real.
-Le pregunté a Marcó del Pont qué le iba a dar de nuevo esta reforma en la Carta Orgánica, ya que el año pasado el BCRA le giró al Tesoro casi 80.000 millones de pesos y en los últimos dos años, 135.000 millones. No lo contestó. Es falso el argumento de que se necesita una nueva carta orgánica porque se cayó la convertibilidad. El motivo verdadero es que el Gobierno necesita seguir teniendo acceso a las reservas porque en dos años y medio se gastó el equivalente a 25.000 millones de dólares de "libre disponibilidad" y ya no tenían más; entonces había que cambiar la definición de reservas de libre disponibilidad para seguir gastando.
-¿El proyecto oficial, tal como hoy está, supone riesgos para la economía?
-No en términos de ruptura o traumáticos en el corto plazo, pero tendrá efectos dañinos en el mediano y largo plazo, especialmente porque este gobierno no se caracterizó por ser cauteloso al recibir el tipo de licencias que obtendrá si esto se convierte en ley. Esa sensación se confirmó viendo lo que sucedió el jueves durante el tratamiento en comisiones.
-¿Por qué?
-Hasta entonces la propuesta oficial mantenía el statu quo y sólo definía de otra manera el criterio de reservas de libre disponibilidad para poder seguir pagando deuda de esa manera y mantener un esquema que cierra con una inflación del 22 o 23% anual. Pero la modificación que introdujo el diputado Roberto Feletti para que pueda hasta duplicarse la asistencia del BCRA al Tesoro abrió un capítulo nuevo: el Gobierno está reconociendo que ya no le alcanza con acudir sólo a las reservas y necesita agregar financiamiento en pesos para cubrir los agujeros que el Tesoro ya tiene.
-¿Por qué cree que ese cambio apareció sorpresivamente, más aú n teniendo en cuenta que Marcó del Pont lo había negado apenas 24 horas antes?
-Porque están muy asustados por cómo se les está yendo la caja. Ellos habían intentado a priori una ruta que generaba más costo político en el corto plazo -la quita de subsidios y el tarifazo en los servicios públicos- pensando que podrían recuperar la mitad del gasto que hoy tienen en subsidios, pero se asustaron por la escasa adhesión que tuvo la campaña para que los usuarios renunciaran a los subsidios en servicios públicos y lo que ayudó a dejar a la luz la tragedia de Once: que mucho de ese gasto no va a inversión para mejorar el servicio, sino para cuidar la caja de empresarios.
-¿Pero la situación era para asustarse?
-El Gobierno arrancó el año con una proyección de $ 30.000 millones de déficit, que es la que surge de mirar el faltante del último trimestre de 2011. Esto es: no sólo le faltan dólares, como quedó a la vista con las trabas a las importaciones, las prohibiciones de girar dividendos a las empresas y las restricciones a las compras de divisas de la gente. También le faltan pesos. Con la modificación del artículo 20 se dan licencia para manotear de 45.000 a 60.000 millones de pesos en el presente año. Pero eso equivale a cubrir déficit con emisión y tenemos una amarga experiencia al respecto.
-¿Qué es cubrir el déficit fiscal con emisión?
-Es financiarse con inflación, que es la peor manera de financiarse. En este caso sería con más inflación. Y me río cuando Marcó del Pont dice: "Es este camino o es el ajuste". Porque no hay ajuste más doloroso que la inflación.
-¿Esta medida asegura una pauta inflacionaria como la actual o abre las puertas a una probable estampida?
-El riesgo no es tanto que la inflación se espiralice sino que se vaya a un escenario que siempre se quiere evitar: recesión con alta inflación. El más pernicioso para los más pobres, que lo sufren por la caída del empleo y la suba de precios. Para decirlo de otra manera: creo que con este esquema el Gobierno adoptó las metas de inflación fijando la meta mínima en el 25% anual y cree que una situación de este tipo es sostenible en el tiempo, por lo que todos los precios tienen que seguir más o menos ese ritmo. Si lo hicieran, en teoría, no hay un problema más allá de la incomodidad de estar remarcando o renegociando valores cada año o trimestre. Pero lo que falla en este esquema no es sólo la falta de un mecanismo de indexación, sino una política cambiaria que ancla el tipo de cambio y torna la situación insostenible.
-¿Por qué?
-No hay ninguna economía que aguante demasiado tiempo con una inflación del 25% anual y una devaluación tres veces menor. Eso puede aguantar un año, dos años, no toda la vida. Mi temor es lo que quedará después de que suceda lo inevitable. Se observa en el caso del petróleo: no es casual que el Gobierno se esté quedando sin reservas de crudo; no hizo nada, al contrario, todo lo que hizo fue fomentar la desinversión.

Escenarios

-Mencionó antes una situación de recesión y mayor inflación. ¿Es un escenario posible?
-Veamos algunas señales que dio el Gobierno: cerró las importaciones porque necesita los dólares. Pero esto redunda en menos oferta (en algunos casos, la más barata) y, por lo tanto, tiene un efecto inflacionario. Al mismo tiempo, modifica la Carta Orgánica del Central para acceder a una cantidad de dinero que hoy representa más de un 20% de la cantidad de lo que está en circulación: desde el punto de vista monetario y de las expectativas eso significa más inflación. El único antídoto es la política cambiaria, pero ésta, a su vez, tiene un impacto muy recesivo porque para los exportadores es más difícil producir con sus costos aumentando en dólares.
-Pero se supone que toma más recursos para evitar una posible recesión.
-Si no vuelca esos recursos a la economía real, no puede. Al poner como acreedor prioritario al bonista extranjero y al Club de París, que es la otra discusión que se viene, denuncia que esos recursos se irán afuera. Y la novedad de ampliar los adelantos al Tesoro implica pesos que van a financiar el déficit pero no se agregan a la economía real.
-Usted habla de planteos falsos. ¿A qué se refiere?
-Uno es el del desendeudamiento: durante la gestión de Cristina Kirchner la deuda pública aumentó 30.000 millones de dólares, en su mayoría con el sector público. Cambió acreedores y aumentó: privilegiamos a los bonistas y, por ejemplo, postergamos a los jubilados que tienen juicios con el Estado por mala liquidación de sus haberes.
- Pero la sociedad parece haberse acostumbrado a la inflación?
-Yo creo que se acostumbró a que los salarios se ajustan en línea con la inflación y a una indexación que en la práctica ocurre.
-¿Y es sostenible que precios y salarios vayan a la par?
-Hay ejemplos de economías que pudieron manejarse durante mucho tiempo con inflación relativamente alta; por ejemplo, Chile y Brasil. La diferencia es que ellos tenían mecanismos de indexación. Eso no existe en nuestro país.

DIXIT

"El riesgo es ir a un escenario de inflación con recesión"
ALFONSO PRAT-GAY
Diputado Nacional

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