Miércoles 12 de septiembre de 2012 | Publicado en edición impresa
Los pagos de la deuda y la energía, tras la obsesión por el dólar
Según los analistas, el Gobierno necesita divisas por la merma de los ingresos
Las abultadas cuentas que aún quedan por saldar este
año por la deuda pública, el déficit de la balanza comercial energética,
que tiende a profundizarse, y la necesidad de no agravar el deterioro
patrimonial del BCRA son las razones que impulsan la obsesión oficial
por obturar los grifos por los que el país sigue perdiendo dólares,
coincidieron tres analistas consultados por LA NACION, ante la aparición
de nuevas medidas, casi a diario, de parte de la Administración Federal
de Ingresos Públicos (AFIP) o del propio Banco Central, para evitar
filtraciones al cepo cambiario.
Los economistas, aunque críticos de la estrategia
represiva a la que acudió el Gobierno para tratar de reequilibrar las
cuentas externas, tienden a justificar la obsesión oficial cuando
repasan las facturas por pagar y las consecuencias que el cepo tuvo
sobre los canales no automáticos de ingreso de divisas al país."Hay que tener en cuenta que, en materia de afluencia comercial de divisas, lo mejor del año ya pasó y las facturas por pagarse aún son altas: unos 4200 millones de dólares por obligaciones de deuda, sumando lo del cupón y otros pagos menores, y una cifra similar o mayor por importaciones energéticas, con reservas que ya están planchadas, con todo lo que eso implica en materia de expectativas", explicó Orlando Ferreres, jefe de la consultora homónima.
El economista recordó, en este sentido, que las facturas por importaciones de combustibles se pagan "con dólares cash". "Para eso necesitás sí o sí tener los billetes", insistió.
Nicolás Bridger, de Prefinex, cree que la obsesión por perfeccionar el cepo "cuando los principales canales de salida de dólares están bajo control [importaciones, compras para ahorro y distribución de dividendos] es sólo consistente con la idea de afianzar una pesificación compulsiva", aunque también responden a la necesidad de "mejorar la situación del BCRA, porque el respaldo a los pesos se ha debilitado mucho al cambiar dólares por bonos".
Para Federico Muñoz, de Muñoz & Asociados, el Gobierno intenta con estas medidas "curarse en salud", pero partiendo de una visión muy estrecha y distorsionada del problema de la balanza de pagos.
"No es extraño que reaccionen a medida que queda a la vista que la estrategia represiva que aplicaron para reequilibrar esta balanza pierde eficacia. Sirvió en la parte alta del ciclo, pero es poco efectiva ahora que los dólares de la soja escasean", dice.
Y coincide con Bridger al recordar que hoy "el BCRA contabiliza entre sus activos acreencias ilíquidas del Gobierno que jamás serán canceladas: las está valuando con igual jerarquía que los dólares de las reservas", dice, al alertar sobre los riesgos que supone la descapitalización del BCRA
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