Al dueño de Nac&Pop lo buscan sus empleados y hasta su hermano: no saben dónde está y debe muchos sueldos

Al dueño de Nac&Pop lo buscan sus empleados y hasta su hermano: no saben dónde está y debe muchos sueldos

Trabajadores de la cadena de comidas rápidas nacional tomaron locales y pretenden hacer una cooperativa

Por   | LA NACION



Asamblea permanente y autogestión de los propios trabajadores. Igual que en otros casos recientes, como La Casona o Alé Alé, los empleados de una casa de comidas rápidas intentan sostener sus fuentes de ingreso. Mientras tanto, el responsable de la firma, que hace poco era un modelo de empresario orgulloso de sus productos con sello nacional, desapareció, al punto que ni siquiera su propia familia sabe dónde está.

Se trata de 13 locales de la firma "Nac&Pop", una cadena de hamburguesas "nacional y popular" con 170 empleados, que hace menos de dos años era un modelo de éxito en Buenos Aires. Hoy, sus trabajadores denuncian que se les adeudan varios meses de sueldo, el aguinaldo, y que incluso reciben amenazas de los pocos referentes de una empresa que, a esta altura, parece un fantasma.

"Nuestra idea es hacer una cooperativa. Hacer funcionar el local y volver a cobrar el sueldo", explicó esta mañana a LA NACION Karen Ibarra, una de las empleadas más antiguas de "Nac&Pop". Trabaja allí hace casi tres años, cuando la cadena desembarcó en la ciudad. La mujer, de 26 años, hace tres meses que no recibe su salario y ya no sabe cómo hacer para mantener a sus dos hijos.

"Desde que se enteraron que estoy embarazada comenzaron a maltratarme, a discontinuar mis pagos y desde que entré en licencia la resposable de recursos humanos ya ni me atiende el teéfono", agregó Laura, otra de las damnificadas.

"No nos están haciendo aportes ni contamos con obra social. Queremos que se presente el dueño de la empresa, que no da la cara. Los únicos que vinieron son policías, que nos amenazaron en forma muy violenta", contó Karen, y agregó que en los últimos días un grupo de personas encabezado por una supervisora, les dijo "que se dejen de joder o los van a llenar de plomo".

El dueño de la empresa es Alex Gordon, un empresario gastronómico con 40 años de trayectoria que abandonó la Argentina durante dos décadas y volvió en 2011 para apostar al negocio local.

Según él mismo explicó en su momento, el nombre de su local responde a que ""Nac&Pop" era un término muy popular en 2011, cuando Cristina Kirchner asumió su segundo mandato. El empresario manifestaba su simpatía con el Gobierno, pero aseguraba que el nombre sólo respondía a cuestiones ligadas al marketing.

Empresa fantasma

 Empleados de la sucursal de Rivadavia 1771 pensaban cortar el tránsito esta mañana. 

LA NACION intentó comunicarse varias veces con los responsables de Nac&Pop, pero sin éxito. En sus oficinas del centro porteño "ya no queda nadie", explicó a LA NACION una empleada administrativa que renunció hace algunas semanas y a la que también se le adeudan sueldos.

Por su parte, Gabriel Gordon, hermano de Alex, quien hasta hace poco formaba parte de la empresa, sostuvo también que abandonó su puesto. "No sé dónde está mi hermano. Si lo encuentran, que me avisen", dijo a LA NACION.

Mientras tanto, los empleados del local ubicado en Rivadavia 1771 organizaban una marcha y un corte de calle en pleno Congreso, a sólo cuatro cuadras de donde funcionó, hasta hace poco, la casa central de la cadena





Quién es Alex Gordon, el dueño de Nac&Pop que desapareció en medio de las deudas

Es empresario gastronómico hace 40 años; vivió dos décadas en Israel y nombró de esa forma a sus locales en 2011 "porque era un término popular"



A mediados de la década del '70, Alex Gordon se fue a vivir a Israel. "Era -y soy- socialista y sionista", explicó su partida. 20 años más tarde, volvió a la Argentina y se consolidó como un exitoso y experimentado empresario gastronómico. Al menos hasta hace algunos meses, cuando desapareció y dejó en vilo a los 170 empleados de su cadena de comidas rápidas, Nac&Pop, que ahora intentan convertirse en una cooperativa y autogestionar su trabajo.

De vuelta en la Argentina, el hombre, nacido en Uruguay, compró un emblemático restaurante La Robla. Comenzó a caminar la calle porteña y advirtió que había un nicho que todavía faltaba por cubrir. "En Israel hay mucha comida de calle. Y creo que en Buenos Aires falta comida de calle, no hay comida impulsiva, de venta barata y a toda hora. Es un poquito demasiado formal la gastronomía", contó el hombre hace dos años durante una entrevista con Apertura.com.

Así fue como surgió la idea de "Nac&Pop". Un local de comida rápida con sello nacional, con menús que tienen nombres como "La Coca Sarli", "La Cumbiera" o "La Pulga". Se trata de 13 locales propios y al menos cinco franquicias, que hoy tambalean porque, ante la desaparición de Gordon, nadie sabe qué pasará con la firma. En las oficinas de la empresa nadie contesta e incluso el hermano del hombre desconoce su paradero.

Cómo eligió el nombre

En 2012, durante una entrevista con LA NACION, el mismo Gordon explicó el camino de su empresa. Aunque aclaraba no estar identificado con el Gobierno, reconocía su interés por la política y admitía su simpatía con el modelo. "El término Nac&Pop fue un ícono muy usado durante todo el año pasado [por 2011], hubo mucha discusión filosófica sobre el tapete", aseguraba, y comentaba además cómo fue que, en este contexto de revalorización nacional, supo ver el negocio y se imaginó el nuevo emprendimiento popular.

Una polémica estrategia contra la inseguridad

Durante su entrevista con Apertura.com, Gordon explicó un (por lo menos) polémico método para combatir la inseguridad. Sus locales, que hasta entonces no contaban con seguridad ni enrejados, por la noche eran atendidos únicamente por mujeres.

En ese reportaje, explicó: "El nuevo local de Dorrego está todo abierto y es una esquina jodida. En general no tenemos problemas -dice mientras toca madera- y tratamos que de noche haya pibas atendiendo, porque hay menos violencia. Con un pibe que está un poco tomado o fumado es más probable que otro pibe se vaya a las manos".

"No hemos tenido grandes quilombos, no digo que no haya problemas de seguridad pero creo que está totalmente exagerado. Yo camino por Buenos Aires todos los días hasta las 4 de la mañana por todos los barrios y nunca tuve ningún caso de nada", añadió en aquel momento

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