Entusiasmo, regalos de todo tipo y fuerte impronta del camporismo

Entusiasmo, regalos de todo tipo y fuerte impronta del camporismo

Hubo tono relajado y una colorida previa a la audiencia con el Papa; Moreno estuvo ausente


ROMA (De nuestra corresponsal).- "Le agradezco mucho, me siento humillado", le dijo ayer Francisco a Cristina al final del intercambio de regalos. Si la primera vez la jefa del Estado sorprendió con un mate, y la segunda con un termo y un cuadro de Santa Rosa de Lima pintado con vino malbec argentino, la tercera los dones presidenciales superaron todas las expectativas, por calidad y cantidad.

En medio de los ojos incrédulos de los ceremonieros pontificios, el regalo más impactante fue una escultura-vitrola-media cúpula de la Virgen Desatanudos, de dos metros de alto y en tres dimensiones, que venía con música tipo carrillón (el Aleluya, de Haendel). "¡Sí, tiene música, sólo los argentinos somos capaces de hacer estas cosas!", le dijo entusiasmada la Presidenta al mostrarle la obra de Fernando Pugliese, abogado y escultor, hermano del "Nono" Pugliese, también presente.

También le regaló potes de miel hecha en Chaco -"que se exporta a los Emiratos Árabes"-, un óleo de Evita; un retrato de Francisco pop, estilo Andy Warhol; un enorme rosario de bronce y alpaca, y un frente de carruaje antiguo fileteado con la imagen de la Virgen de Luján. "¿No es divino? ¡Es para su cuarto!", le dijo la Presidenta, hablando rápido y sin parar, como en todo el día.

En ese momento, vista la comitiva de más de treinta personas, pero que parecía mucho mayor por la presencia de personal de las dos embajadas argentinas en Roma, el de seguridad presidencial, y algunos pocos periodistas, el caos era evidente. "Podía haber sido más discreta la comitiva presidencial, parece un circo", comentaban, algo ofuscados y, por lo bajo, los ceremonieros pontificios, que tardan en acostumbrarse a esa informalidad que irrumpe en el Vaticano cuando el Papa recibe a grupos de argentinos.

Aunque esta vez la ausencia de protocolo quizá fue aun mayor vista la presencia de muchos jóvenes, casi todos de La Cámpora, aunque también estuvo un radical K, Leandro Santoro, que le regaló dos ejemplares del Nunca Más a Francisco. En la conferencia de prensa, Cristina pareció encandilada por los jóvenes camporistas, a quienes destacó en varias oportunidades.

De jeans y sin corbata, el diputado y referente de La Cámpora, Andrés "el Cuervo" Larroque, le obsequió a Francisco una remera de la agrupación y un cuadro del sacerdote villero asesinado Carlos Mugica. El ex arzobispo de Buenos Aires lo sorprendió a "el Cuervo" en el momento de la foto grupal, cuando (en un operativo preparado por el ex vicecanciller Eduardo Valdés), alguien llamó a su abuela, Francisca, que cumplía 96 años. "Francesca, habla el Papa", le dijo entonces el Pontífice a la cumpleañera, dejándola "helada", según contó luego Larroque.

Antes del almuerzo de dos horas y después de haber estado en privado con él unos diez minutos, al principio de la audiencia, Cristina le presentó al Papa los miembros de la delegación, a quienes saludó uno por uno. Entonces, hubo chistes, calidez y clima relajado. "Le traje a Parrilli", le dijo la Presidenta al presentar al secretario general de la Presidencia, que por primera vez integró la comitiva presidencial. "Un tipazo", retrucó el ex arzobispo de Buenos Aires, que siempre le agradeció que lo hubiera invitado en 2006 a la ceremonia en homenaje de los curas palotinos asesinados durante la dictadura, en la Iglesia de San Patricio. Con todos -Aníbal Fernández, Carlos Zannini, Julián Domínguez, Gabriel Mariotto, Héctor Timerman, Guillermo Oliveri y demás funcionarios presentes-, así como con José María del Corral, director de Scholas Ocurrentes, maestro y amigo de larga data-, el Papa intercambió palabras y afecto. No estuvo el encargado de negocios de la embajada de Italia, Guillermo Moreno, que sí apareció más tarde para despedirse en el aeropuerto de Ciampino.

Lo más emocionante fue cuando Cristina le presentó al Papa a Victoria Montenegro, hija de desaparecidos apropiada por el asesino de sus padres y secretaria nacional de Derechos Humanos. Hernán Reibel, inspirado por Máximo Kirchner, a su turno le regaló a Francisco tres libros de La Cámpora, mientras que Eduardo "Wado" de Pedro, unos salames de Mercedes enviados por un sacerdote amigo. Fernando Espinoza, intendente de La Matanza, optó por darle, en cambio, una Biblia latinoamericana hecha por un platero, con San Francisco en el frente y la Virgen de los Milagros en el dorso.

La Presidenta fue agasajada con dos presentes: un medallón antiguo del Vaticano y una bendición papal apostólica para ella y su familia, que incluyó a Néstor, a Florencia y a Máximo y familia. Ella la recibió con un "gracias, me dan ganas de llorar"



No hay comentarios.:

Publicar un comentario