El cepo externo: una nueva crisis por falta de dólares

El cepo externo: una nueva crisis por falta de dólares

Por  | LA NACION



Transcurría enero pasado cuando la Argentina amaneció con una devaluación de alrededor de 30% de su moneda. El Banco Central había movido sus fichas: varió el precio de la moneda de un día para otro; flexibilizó los requisitos de tenencia de dólares en las carteras de los bancos, con lo que logró liquidación de divisas que hasta el momento tenían las entidades y, finalmente, subió las tasas. De esa manera, estabilizó el dólar y calmó la plaza, que días antes corría por escapar del peso.

Con la tarea realizada, el presidente del BCRA, Juan Carlos Fábrega, y su equipo se sentaron a esperar qué pasaba al otro lado de la Plaza de Mayo, donde están las oficinas del ministro de Economía, Axel Kicillof. En la lista de tareas pendientes para el economista estaba la de empezar a domar el gasto público, para frenar la emisión y la inflación, y además, iniciar un proceso de reconciliación con los mercados que le permitiera emitir deuda en el exterior y traer dólares para la economía argentina.

A fines de enero, Kicillof y el secretario de Comercio Interior, Augusto Costa, se juntaron con las principales empresas importadoras. Les pidieron colaboración por unos meses, hasta que la Argentina volviese a los mercados. El pedido fue puntual: pagar las importaciones en un plazo de 110 o 120 días en vez de los 30 o 40 días con los que operaban. Pero en agosto, la Argentina cayó en default después de que no llegar a un arreglo con los fondos buitre. Para ese entonces, la deuda acumulada por los importadores era de alrededor de US$ 5000 millones. Los proveedores externos se inquietaron por el retraso y reclamaron sus pagos. Pero aquel plan original falló y los dólares que iban a llegar nunca vinieron. Hoy la Argentina se encuentra sumida en una crisis de pago externo del sector privado que pone en riesgo no sólo el comercio interior sino también el empleo.

"Hay alrededor de 100 empresas grandes de la Argentina que manejan alrededor de 85% del total de importaciones. Las automotrices, las empresas que fabrican en Tierra del Fuego y la energía son los principales rubros demandantes de dólares para comprar en el exterior", dice Miguel Ponce, gerente de Relaciones Institucionales de la Cámara de Importadores de la Argentina (CIRA). Luego viene el llamado "club de las grandes", que son empresas, muchas de ellas de consumo masivo, que tienen una suerte de acuerdo no escrito con el Gobierno para importar sus productos, ya que gran parte del negocio depende de esta operación. "Luego de aquella reunión, el comercio se normalizó por un tiempo con plazos de pagos más largos. Pero, más allá de una espera más prolongada, cuando llegaba el momento los dólares para cancelación aparecían siempre. Pero después de julio todo cambió. Los proveedores empezaron a otorgar plazos más cortos y a reclamar los pagos atrasos", completa el ejecutivo de la cámara de importadores.

Fue en ese momento cuando empezaron los problemas y se inició el llamado "cepo externo". El BCRA prefiere mantener el nivel de las reservas y a la hora de elegir el mal menor, el Gobierno piensa que posponer los pagos de los privados a sus proveedores es lo mejor. "Lo que sucede es que cuando se ataca a las importaciones se está jugando con las exportaciones, que justamente, sirven para ingresar dólares a la economía", dice Ponce.

Sin posibilidades de comprar el dólar oficial, muchas empresas se han volcado al mercado de contado con liquidación, una manera indirecta de comprar dólares mediante la suscripción y venta inmediata de algún papel nominado en dólares. Pero el problema es que esta operatoria lleva la moneda muy cerca de los 14,50 pesos, lejos, muy lejos, de los 8,45 a los que cotiza el oficial.

"Es una bomba de tiempo que se gesta ahí. Le diría que es el principal problema que tienen hoy muchas empresas, ya que estamos descalzados en tiempo y en moneda", dice un importante ejecutivo de una de las principales importadoras de la Argentina.

Eduardo Ganapolsky, presidente de Proficio Investment Sociedad de Bolsa, dice que efectivamente estas últimas semanas aumentó mucho el mercado del "contado con liqui". "Hubo un salto tanto en volumen como en precios. Pero es bien interesante lo que pasa, porque las consultas se han multiplicado notablemente, mas quizás de lo que reflejan los numeros", cuenta desde la City porteña. Dice que por un lado hay empresas importadoras que ya están marcando con el "liqui" que salieron a comprar para seguir importando. A ésas se suman otras, sobre todo pymes, que no pueden trasladar el aumento a precios. "En ese universo cuentan que si tienen que importar al liqui, cierran. Un ejemplo son los clientes del sector tecnología, pero imagino que todas las que importan durables deben estar en situación parecida ya que el boom de consumo pasado les dejó una demanda bien elástica, la gente no está con necesidad de renovar. Y finalmente están las que tienen alguna deuda en dólares y buscan cobertura a través de la divisa", sostiene.

Claro que al comprar en el mercado libre, los costos son otros. La brecha entre un dólar y otro cerró el viernes en 75% y esa diferencia, claro está, terminará en costo.

Dante Sica es director de Abeceb.com. Dice que consolidar este dólar aumentará el costo de los productores, ya que dejan de comprar con un dólar de $ 8,40 y compran a nivel del paralelo. "Esta medida puede derivar en mayores costos, pérdida de rentabilidad, o aumentará la presión sobre los precios internos", explica el economista.

Fue una semana de rumores, a tal punto que el BCRA, Juan Carlos Fábrega puntualmente, tuvo que desmentir la versión que daba cuenta de que la compra de divisas mediante "contado con liqui" sería la solución que el Gobierno le daría al problema. "Normativamente es imposible que las importaciones no sean canalizadas por el mercado único libre de cambio", dijo el funcionario el jueves.

Pero claro, una cosa es lo que se dice y otra es lo que se puede. "No hay dólares oficiales. Está trabada la autorización para girar al exterior. Y entonces, lo que queda es arreglar con los proveedores externos o convalidar el blue. No hay más opciones", dijo aquel empresario importador.

Billetes disponibles

Mariano Sardans, presidente de FDI Gerenciadora de Patrimonios, dice que de acuerdo con la normativa del BCRA, las empresas están obligadas a tener una cuenta en el exterior para que la liquidación del llamado "contado con liqui" quede depositada. Luego sí se podrá pagar o disponer de esos dólares. "Lo que pasa es que con el apuro que hay, existen muchas compañías que directamente ordenan la cancelación de la cuenta del agente de Bolsa. Y eso no estaría bien", resume. Problemas cambiarios sofisticados.

El asunto, que salió a la luz con el planteo de las automotrices que acumulan deudas con proveedores externos por 2500 millones de dólares, se ha extendido a toda la industria. "Lo que pasa es que las importaciones son el principal proveedor de las exportaciones. Si se tocan las importaciones se apunta directamente al corazón de las exportaciones", explica Ponce.

Desde Abeceb.com, Mauricio Claverí explica que hay un período actual de estancamiento en el comercio exterior. "Después de años de suba, entre 2011 y 2013 el intercambio comercial [que suma importaciones y exportaciones] se estancó. En 2011 era de 157.887 millones de dólares y en 2013 cayó a 155.316 millones. Pero más alarmante es que si se toma el primer semestre del año y se lo compara con el mismo período de 2013, tanto las importaciones como las exportaciones y el comercio total caen alrededor de 10 por ciento.

"Es un verdadero problema la caída del comercio exterior. Cuando miramos lo que se importa se aprecia que hay dos grandes rubros: la energía y las manufacturas de origen industrial (MOI). Todo indica que la importación de energía no se puede ajustar, ya que se necesita y hasta quizá se necesite más el año que viene. Entonces, si hay que ajustar por falta de dólares, hay que hacerlo con las MOI. De esa manera sufre todo el entramado productivo ya que casi todo lo que se compra al exterior son componentes de productos que se producen en el país", sostiene Claverí.

Según sus números, la Argentina terminará 2014 con un superávit comercial de alrededor de 7000 millones de dólares. " Si se proyecta al año que viene, para mantener este nivel de superávit habrá que bajar la importación de MOI a valores de 2010. Es decir, deberá volverse a 48.888 millones de dólares desde los 58.855 millones de 2013 y desde los alrededor de 52.350 millones que se proyectan para este año.

Así están las cosas en la City, un lugar que se ha convertido en el centro de las urgencias de los importadores argentinos. Hasta hace un par de semanas, el cupo diario que autorizaba el BCRA era de 300.000 dólares diarios por compañía. "Pero ahora ese monto se bajó a 150.000 de dólares", dice Claverí.

Urgencias de primavera dejan en el olvido el caluroso verano de la devaluación. Los empresarios hacen cuentas y los que pueden refinancian sus cuentas con sus proveedores o acceden al dólar a casi 16 pesos. Y luego, claro está, trasladarán los costos a sus precios. Otros toman decisiones más drásticas: no vender para no descapitalizarse. "No se puede vender si no es posible saber si se puede reponer. A veces la cautela prima", dice el industrial importador. Claro que sin ventas no hay margen, y sin él, cae el empleo.

El viernes, una importante empresa petrolera le llevó una propuesta al Gobierno. "Si no me da dólares, que me dé pesos a tasa negativa respecto de la inflación por la diferencia entre el oficial y el paralelo -contaba a LA NACION uno de los ejecutivos que realizaron el proyecto-. Yo vendo actualizado por inflación y con eso soporto la pérdida."

Otros, en cambio, abrigan esperanzas de que se normalicen los pagos en dólares. Cada uno con su idea; todos con la preocupación de que no hay billetes para todos.

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