Murió Amalia Lacroze de Fortabat

Murió Amalia Lacroze de Fortabat


La empresaria y coleccionista de arte tenía 90 años; falleció esta mañana en su casa; su familia difundió un comunicado para informar que la ceremonia fúnebre será privada y para agradecer las muestras de afecto recibidas
Sábado 18 de febrero de 2012


Más conocida como "Amalita", María Amalia Sara Lacroze Reyes Oribe de Fortabat Pourtale murió esta madrugada en la ciudad de Buenos Aires. Aunque su protagonismo estuvo marcado por su rol como empresaria, dedicó buena parte de sus 90 años al arte. Mantuvo una vida intensa. Durante décadas fue una de las mujeres más poderosas de la Argentina y ocupó un lugar privilegiado en los medios de comunicación como personalidad destacada. Sus relaciones políticas, sus matrimonios y algunas excéntricas decisiones también despertaron la atención pública. Su rol filantrópico también cobró protagonismo en las últimas décadas.
Amalia Fortabat fue la primera de tres hermanos nacidos del matrimonio entre el médico Alberto Daniel Lacroze Gowland (1895-1972) y Amalia Reyes Oribe (1892-1980). Fue nieta de Federico Lacroze, quien estableció la primera línea de tranvías a fines del siglo XIX. Nació en Buenos Aires el 15 de agosto de 1921, pero apenas cumplió un año su familia se trasladó a París. Su primer idioma fue el francés; luego vendría el inglés y por último el castellano.


En 1959, junto a su marido Alfredo Fortabat.  Foto: Archivo
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En 1959, junto a su marido Alfredo Fortabat.  Foto: Archivo

Se casó en septiembre de 1942 con el abogado Hernán de Lafuente Sáenz Valiente, antes de concebir a su única hija: María Inés. Algunos años después se enamoró de Alfredo Fortabat, un hombre 27 años más grande que ella. El romance entre ambos comenzó pese a sus respectivas relaciones maritales. Su separación fue uno de los escándalos más importantes de la época: en ese entonces no estaba permitido el divorcio. Finalmente se casó en segundas nupcias en 1947, en Uruguay.
Luego de la muerte de su marido, en 1976, Amalia Fortabat debió hacerse cargo de un verdadero imperio económico. Bajo su mando, el grupo registró el mayor crecimiento económico. Mantuvo buenas relaciones con el Estado, tanto con el gobierno militar, como con el menemismo y los radicales. Buena parte de su facturación estuvo ligada a obras públicas.
Luego del acelerado crecimiento económico, Fortabat fue destacada por la revista Forbes como la mujer más rica de la Argentina, con un patrimonio estimado que superaba ampliamente los US$ 1500 millones. Mientras tanto, su reconocimiento social aumentaba con el mismo ritmo que su exposición mediática. Las portadas de las revistas más importantes comparaban su fama y su poder con el de algunos personajes televisivos como Mirtha Legrand.
En los 70 creó la Fundación Amalia Lacroze de Fortabat, una institución que donó millones de dólares a organizaciones de caridad en todo el país. Brindó subsidios a hogares infantiles, escuelas, centros culturales, fundaciones de carácter benéfico y damnificados por inundaciones. Además, la entidad realiza aportes económicos a comedores de las zonas más carenciadas del conurbano bonaerense. En 1988, la labor de la fundación fue premiada con el Konex de Brillante.
Con el gobierno menemista mantuvo estrechos vínculos: el ex presidente Carlos Menem la nombró "embajadora itinerante y plenipotenciaria".
Su gusto por el arte se materializó por esos años. En 1992 fue designada presidenta del Fondo Nacional de las Artes. Por esos años, su fortuna seguía vigente: otra vez, la revista Forbes la citó como la tercera persona más rica de la Argentina, con una fortuna de US$ 1600, precedida por Gregorio Pérez Companc y Roberto Rocca. Ese mismo año marcó otro récord: luego de leer un artículo sobre una niña albanesa que había perdido un brazo en una mina, realizó la mayor donación privada de la historia del Programa Mundial de Alimentación de la ONU con US$ 500.000 para los refugiados y para financiar la operación de la joven.
En 2000, delegó la mayor parte de las funciones de sus empresas a Alejandro Bengolea , su nieto. Las deudas millonarias y problemas financieros se hicieron habituales en los últimos años, motivo por el cual tuvo que subastar cuadros por sumas millonarias. Finalmente, a sus 84 años vendió la cementera Loma Negra, empresa ícono en la Argentina, al grupo brasileño Camargo Correa.
Desde mediados de la década pasada orientó su actividad a la filantropía y el arte. A partir de entonces se dedicó a reflotar su colección de arte, con la apertura de su propia galería: el Museo Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat , en Puerto Madero.
Su relación con los Kirchner fue distante. El ex presidente fue el encargado de revocar su condición de "embajadora plenipotenciaria" que le había otorgado Menem. Además, en 2009, la Cámara en lo Contencioso Administrativo Federal ordenó investigarla por supuesta evasión del IVA por sus honorarios percibidos como presidenta de Loma Negra en 1999, con un reclamo que ascendía a $ 6,8 millones.
En agosto de 2008, debió ser internada debido a un problema respiratorio en el Instituto Fleni de Belgrano. Dos años después, debió ser ingresada de nuevo por nuevas molestias. En el último tiempo sólo en ocasiones excepcionales tenía apariciones públicas.
Su familia difundió un comunicado para informar que murió a las 6 de la mañana, en su casa, y que la ceremonia fúnebre será "estrictamente privada". También agradecieron las muestras de cariño y afecto recibidas.
Debido a la sensibilidad del tema, esta nota está cerrada a comentarios



Cómo es Villa Fortabat, en Olavarría


Nació en la década del 60 de la mano de Alfredo Fortabat, fundador de la empresa cementera Loma Negra

Sábado 18 de febrero de 2012

La Villa Fortabat, ubicada a 15 kilómetros de Olavarría por Ruta Provincial Nº 51, nació en la década del 60 de la mano de Alfredo Fortabat, fundador de la empresa cementera Loma Negra.

Luego de que se descubriera un importante yacimiento de caolín y caliza en los terrenos cuya propiedad era de Luciano Fortabat, Don Alfredo instaló la empresa cementera en 1927.



Ver Villa Fortabat en un mapa ampliado

Ante la necesidad de los empleados de contar con una vivienda cerca de la fábrica Fortabat impulsó en 1929 la creación de la Villa al vender parte de los terrenos a sus empleados para que construyeran sus casas en la zona.

La actividad, de Loma Negra, fue un factor fundamental en el crecimiento de la Ciudad de Olavarría. La actividad económica fundamental es la fabricación del cemento, una de ellas, de grandes dimensiones, puede ser observada desde gran distancia.

Según se informa en el sitio web de la Villa Fortabat, Loma Negra tiene cinco grupos habitacionales donde viven alrededor de 4000 personas. El cerro Luciano Fortabat ofrece, entre otras cosas, la posibilidad de acampar y disfrutar de las instalaciones. Y la Capilla Santa Elena, fue nombrada así en homenaje a la madre de Alfredo Fortabat.

La Nación


Franco Macri se lamentó por Amalita: "Fue un gran ser humano y muy argentina"


Empresarios, artistas y sindicalistas destacaron la sensibilidad de Fortabat por la gente, y las obras de arte que trajo al país


Sábado 18 de febrero de 2012

Diversos empresarios, artistas, personalidades de la cultura y sindicalistas lamentaron hoy la muerte de Amalia Lacroze de Fortabat, a quien recordaron por su sensibilidad y las obras que dejó en el país.

El empresario Franco Macri la describió como un "gran ser humano" y la definió como "muy argentina, muy sensible y ha hecho muchas cosas desde la empresa, el arte y la ciencia. Es una gran persona y el país debería estar acongojado con esta situación".

"Ella se impuso por su conocimiento, su carácter, y la buena compresión y solución de los problemas", sostuvo Macri y recordó que habían estado "juntos cuando fue la invasión a Malvinas. Ella estaba terriblemente preocupada", al tiempo que señaló que "se alegró mucho cuando uno de los barcos ingleses fue torpedeado por la aviación argentina".

Fernando Marín, empresario y amigo de Amalita, dijo estar "muy triste" por la noticia del deceso y la recordó como "una querida amiga".

La artista plástica Marta Minujín sostuvo que "Amalita fue una mujer muy destacada. Impulsó la idea de traer obras a la Argentina. Era muy caprichosa en el sentido de que si quería ver la obra de alguien la traía", destacó la artista.

El jefe del gremio minero AOMA, Héctor Laplace, dijo que "el mejor recuerdo que podemos tener son las obras que nos dejó, el respeto que tuvo por los trabajadores".

Laplace destacó: "Nos sacamos el sombrero con este tipo de empresarios argentinos que invirtieron en Argentina y nos dieron todas las chances a los lugareños y a los argentinos en general."

En 2005 Fortabat había sido distinguida por la Universidad de Harvard por "su gran visión y por los sólidos lazos" que construyó entre esa casa de altos estudios y nuestro país, a través de las Becas Amalia Lacroze de Fortabat, mediante las cuales decenas de alumnos argentinos tuvieron la oportunidad de formarse profesionalmente en esa universidad con sede en Cambridge, Massachusetts.

En el año 2000, luego de leer un artículo de LA NACION, Amalita, a través de la Fundación Fortabat, ayudó a una alumna de Ciencias Químicas en la Universidad de Morón, de tan sólo 15 años. Le regaló una casa cerca de la institución y pagó sus estudios .

La Nación


La alumna de 15 años que en cuatro meses cumplió un sueño



Viernes 11 de agosto de 2000


"No sé qué decir. Es más linda de lo que yo imaginaba". Ayer a la tarde, en un tranquilo barrio de Morón, Daniela González conoció la casa que está ahora a su nombre, que le regaló Amalia Lacroze de Fortabat. Entró en ella con sus padres y su hermana menor, Gabriela, todos deseosos de habitarla cuanto antes.

Hace apenas cuatro meses, el 7 de abril último, LA NACION destacó el ejemplo de esta chica de sólo 15 años que cursa con muy buenas notas el segundo año de Ciencias Químicas en la Universidad de Morón.

Hasta ahora vive en una zona periférica de Merlo, en una descuidada calle de tierra, con sus padres, Daniel, sargento ayudante de la policía bonaerense, y Adriana, ama de casa que hace años dejó un trabajo como encargada de personal de una fábrica e incipientes estudios de derecho para dedicarse a su familia.

En abril último, LA NACION los visitó en su modesta casa y señaló, en una nota, los problemas económicos que dificultaban los estudios de una chica de condiciones excepcionales -a los tres años ya leía y escribía sin que nadie le enseñara- y muchas ganas de dedicarse a la investigación.

"Todo cambió. Hay un antes y un después de la nota", comentó ayer Daniela, que por primera vez faltó a clase porque tuvo que ir con sus padres a una escribanía de la Capital a recibir el título de propiedad y las llaves de su nueva casa.

Este desenlace feliz comenzó a gestarse cuando Amalia Lacroze de Fortabat leyó aquel artículo de LA NACION y el mismo día hizo que la conectaran con Daniela y su familia. En una charla telefónica, les dijo que pagaría los estudios de la joven y que quería regalarle una casa cerca de la Universidad.

"Esto es lo que ella prometió y más -comentó ayer Adriana, la mamá de Daniela, agradecida-. Y lo lindo es el seguimiento personal que ha hecho". Un representante de la Fundación Fortabat visitó a la familia, hizo llegar ropa nueva para Daniela -como el sacón de cuero que lucía ayer- y su hermana, entregó todos los libros que necesita para cursar 2º año y pronto le instalará una computadora de última generación.

La nueva casa está a 12 cuadras de la Universidad de Morón. Daniela, que antes tenía que hacer 45 minutos de ómnibus, podrá ir a clase caminando. "No es lo mismo estar allá que acá. Nada que ver", dijo. Sobre todo, porque el año que viene el curso se da en el turno noche.

La casa tiene tres plantas y está por estrenar. Posee pisos relucientes y techos de madera, que la hacen cálida y acogedora. Hay tres dormitorios: uno para cada una de las chicas -viene bien porque Gabriela, la menor, toca la flauta y estudia en voz alta- y otro para los padres.

Las chicas, al subir ayer la escalera, no podían ocultar su alegría por su nuevo hogar.

"No parece que fuera real, es increíble -dijo la mamá-. Cuando se publicó la nota en LA NACION, y todavía vivíamos allá en Merlo, nadie imaginó que nos iban a hacer otra, pero en la casa nueva."

Aquel artículo disparó muchas reacciones. Desde entonces, Daniela dio 48 reportajes en radio, televisión, diarios y revistas. Pero nunca dejó de ir a clase ni de hacer sus trabajos prácticos. Aprobó Físico-Química con 10 y Estadística con 8. Hoy rendirá Química Orgánica. Anoche pensaba quedarse estudiando hasta las 2 y levantarse bien temprano, a las 5.

El rector de la Universidad de Morón, Mario Mena, le dijo a Daniela que la eximían de pagar la cuota durante toda su carrera. Le dieron un premio en la Feria del Libro. Tuvo un ofrecimiento de trabajo. Y la llamaron de la Universidad Favaloro, ofreciéndole una beca para seguir Medicina cuando concluya Ciencias Químicas. Porque ella aspira a dedicarse a la investigación, al igual que la científica que tiene como modelo, la doctora Eugenia Sacerdote de Lustig, que cada mañana, a los 89 años, sigue yendo a su despacho en el Instituto Roffo.

"A mí no me gustaría trabajar de otra cosa para ganar plata. ¿De qué me sirve?", dice Daniela. Y se le cae una lágrima cuando piensa que no sólo los políticos, sino la gente, no le da importancia a la investigación.

Agradecimiento y dolor



  • Daniela González es agradecida. Cuando habló con Amalia Lacroze de Fortabat, le impresionó que la escuchara. "Nunca le voy a poder agradecer lo que está haciendo por mí. Pienso retribuirlo con mis estudios, mis investigaciones, lo que pueda hacer por los demás. Cuando me reciba, quiero seguir medicina para ayudar a los que más lo precisan". Le dolió no llegar a conocer a Favaloro. "Se mató por todos nosotros, para que tomemos conciencia del país que tenemos, de nuestros valores morales, totalmente cambiados -dijo-. Todos debemos cambiar, debimos reaccionar antes. ¡Por eso siento impotencia!"


La Nación


Arte / Una colección excepcional

La señora de los cuadros



Viernes 13 de enero de 2012

Fue la venta del dúplex en la cima del hotel Pierre en Nueva York por 20 millones de dólares lo que puso otra vez en el candelero la historia de Amalita y sus cuadros, sus récords, su colección, su museo, sus casas y la pasión por el arte que compartió con Alfredo Fortabat, su marido. Muchos años atrás, durante una larga entrevista para La Nacion Revista, me confió la ilusión que le despertó la visita al Museo de la Orangerie, en París, para ver una muestra de Vermeer. "Llovía tanto que en la fila con Alfredo nos tapábamos con las hojas de Le Figaro. Éramos felices."

Con el tiempo, ya viuda y riquísima, su amor por el arte se tradujo en compras e inició una de las más notables pinacotecas de la Argentina en el siglo XX. Ecléctica y personal.

Varios de los cuadros más valiosos que compró en las subastas neoyorquinas de Sotheby's, la rematadora presidida por su amigo Alfred Taubman, nunca llegaron a Buenos Aires. Tal vez por los altos impuestos, que obligaron a Eduardo Costantini a vender algunas obras de la colección de Malba ante la negativa oficial de una exención impositiva; o, quizá, porque Nueva York fue para Amalita en sus años de gloria una estratégica base de operaciones. Dicen que en las paredes del dúplex de 750 metros cuadrados colgaban un retrato de Rembrandt, que hoy está en un museo holandés; un paisaje de Van Gogh que perteneció a la colección de Florence Gould -hija del magnate de los ferrocarriles Jay Gould-, y una maternidad azul de Pablo Picasso. Todas especulaciones imposibles de confirmar a estas alturas.

Sin embargo, el nivel de excelencia de la colección sí pudo comprobarse en mayo de 2002, cuando, obligada por los compromisos financieros de sus empresas, vendió doce cuadros calidad museo en la sala de York Avenue y la calle 72, donde había sido más de una vez protagonista? como compradora.

La estimación más cara fue para un Gauguin con mujeres y palmeras, muy en el clima del Mata Mua , otro Gauguin de Tahití que integra la colección Thyssen-Bornemisza. Esa pintura no se vendió, pero la sorpresa de la noche resultó Mary Cassat en el Louvre , un pastel de la mejor época de Degas, estimado en nueve millones de dólares y vendido en quince.

El gusto por las cosas buenas y la intuición no la traicionaron el día que compró el Turner que ilustra este comentario, pintado en una terraza veneciana con vista a la Plaza de San Marcos.

Turner no era tan conocido entonces. Para muchos, el precio pagado fue una locura; para The New York Times, una noticia de tapa y para Amalia Lacroze de Fortabat, la puerta de acceso a un círculo cerrado y exquisito de millonarios.

Joseph Mallord William Turner (1775-1851), el inglés que vio la luz como nadie, es considerado el padre del impresionismo por su manera de "retratar" el paisaje. Julieta y su niñera es un buen ejemplo de la destreza de sus pinceladas, al derramar con toques de amarillo oro la luz de los fuegos artificiales sobre la plaza, iluminar la fachada de la iglesia o apenas tocar con un fulgor incandescente las dos figuras de la terraza, que son obviamente Julieta y su niñera asomadas a la noche de carnaval. El cielo es un tema aparte, porque los cielos de Turner, bien representado en la Tate Gallery, de Londres, y en la Frick Collection, de Nueva York, constituyen un tema en sí mismo.

El cuadro fue pintado en 1836, cuando tenía 61 años y era un artista exitoso. Es la joya de la corona. Amigos, conocidos y críticos pensaban que la señora no descolgaría esa pintura de su casa para llevarla al museo de Puerto Madero. Que quedaría para siempre en el dúplex de Libertador, cerca de la mesa francesa donde están los portarretratos de plata con las fotos familiares. Imposible no fijar la atención en el retrato blanco y negro de la pareja Fortabat. Amalita, muy joven, los pies descalzos en la arena, el pelo revuelto, tiene un suéter que subraya su cintura de avispa, sujetada por la mano firme de don Alfredo, un hombre de gran porte en todos los sentidos.

Piedra angular de la colección privada que hizo pública en 2008, el Turner remata la sala inmensa, de proporciones descomunales. En el diseño del edificio proyectado por Rafael Viñoly se percibe el gusto personal de la señora de los cuadros, el deseo. Hay quienes compran cuadros a golpe de chequera; quienes lo hacen por especulación, por estatus o por puro goce contemplativo. Amalita compró sus cuadros por deseo. Casi como un enamoramiento, un coup de foudre dirían los franceses, eso sucedió con el Turner, pero también con La tropilla , de Fader, adquirida en una subasta de Posadas Remates el año en que Daniel Martínez y Marcelo Pacheco preparaban la retrospectiva de Fernando Fader en el Museo Nacional de Bellas Artes, la primera gran mega del mendocino nacido en Burdeos, que pintó en Ischilín, al norte de Córdoba, el paisaje serrano de vegetación achaparrada, con mistoles, churquis y piquillines.

Ella quería estar representada en la muestra del Bellas Artes por una gran pintura y la tropilla montaraz era vistosa, rara en la producción de Fader: compró el cuadro que está colgado en el museo junto a Los duraznos floridos , otro Fader lindísimo, por el que pagó un récord. Se enamoró también de los felinos hiperrealistas de Rajadell; de una instalación de Antonio Berni inspirada en la Difunta Correa, de los arlequines de Pettoruti y de los ombúes flúo de Nicolás García Uriburu.

En una subasta de J. C. Naón peleó hasta la recta final por los últimos grandes cuadros de Prilidiano Pueyrredón que estaban en manos privadas: Los capataces y Apartando en el corral . Emperifollados con sus pilchas domingueras, los capataces dialogan a campo abierto, uno de ellos con la mano apoyada en la grupa de su flete zaino. La pintura fue un récord y el underbidder , un gran coleccionista argentino, quien una vez me confesó que de chico hacía cola en el Ocean de Mar del Plata para ver pasar a Amalita camino al mar: "Tenía las mejortes piernas que vi en mi vida".

La colección-museo comienza con los retratos familiares: ella, su marido, su hija Inés fotografiada por Aldo Sessa y sus nietos Alejandro y Bárbara Bengolea y Amalita Amoedo pintados por Berni con los enormes ojos, típicos de las pinturas más comerciales y populares del creador de Juanito Laguna. Siguen los precursores con Blanes y Morel con su Calle ancha de Barracas , óleo de 1858, de gran valor iconográfico. Esa avenida de álamos en el suburbio es hoy la avenida Montes de Oca. El paisaje en el arte argentino y las firmas de Fader, Butler, Alice, Botti, Cordiviola, Malanca y Thibon de Libian, entre otros. El panorama del arte argentino se completa con obras antológicas de Berni como Domingo en la chacra y una selección que abarca desde los años sesenta, con la Nueva Figuración (Maccio, Noé , De la Vega y Deira), hasta Alonso, Roux, Benedit, Uruburu, Molina y las pinturas de Amalita Amoedo, su nieta. En pintura internacional, el conjunto se enriquece con obras de Brueghel, Dalí, Chagall, Van Heemskerck y sir Lawrence Alma Tadema (1836-1912), pintor de interiores orientalistas y sensuales mujeres; el inglés fue siempre uno de los preferidos de la coleccionista. De hecho, eligió el "estilo Tadema" para los frescos que decoran la piscina climatizada de su dúplex porteño. Jugadores de ajedrez se llama la pintura que muestra a los contrincantes concentrados en el juego, en una escena ambientada a la manera egipcia. El mismo look con que ella y Alfredo posaron en su luna de miel, divertidos, para una foto-suvenir de los tiempos felices.

Un edificio hecho a medida


El edificio que alberga la Colección de Arte Amalia Lacroze de Fortabat fue diseñado por el estudio de Rafael Viñoly, Arquitects PC, con base en Nueva York. Está ubicado en el dique 4 de Puerto Madero, con vista al skyline de la ciudad de Buenos Aires, a pocas cuadras de la sede empresarial del Grupo Fortabat sobre la calle Bouchard. Las salas de exhibición, áreas públicas y privadas están distribuidas en seis plantas rectangulares, en forma paralela al dique, lo que favorece la perspectiva waterview. Las fachadas vidriadas se complementan con un techo corredizo que permite, en la última planta, contemplar las obras a cielo descubierto. El acceso es por escaleras mecánicas y el equipamiento responde a estándares museológicos internacionales.

6800 m2 Superficie total del edificio

Ubicado frente al dique 4 de Puerto Madero, Olga Cossettini 141, fue inaugurado en 2008 por Amalia Lacroze de Fortabat. Abierto de martes a domingo de 12 a 21. Entrada general: $ 20. Estudiantes: $ 10

3000 m2 En las salas de exposiciones

Con más de 200 obras de Berni, Xul Solar, Noé, Benedit, Turner y Brueghel, García Sáenz, Alonso, Roux y Macció, entre otros. Catálogo de la colección de 320 páginas


La Nación



Murió Amalia Fortabat: el velatorio se realiza en su domicilio privado


Fue dueña de Loma Negra, la mayor empresa cementera del país. Y también la mujer más rica de la Argentina. Ya alejada de los negocios, dedicó los últimos años de su vida a la creación de su museo de arte en Puerto Madero.

18/02/12 - 15:01

Fue durante décadas ícono del empresariado argentino. Y también impulsora de numerosos proyectos artísticos, pasión que en los últimos años se tradujo en la construcción de un museo en Puerto Madero. A los 90 años, Amalia Lacroze de Fortabat murió esta madrugada, alrededor de las 6, en su domicilio privado, sobre la avenida Libertador, donde ahora se realiza el velatorio. Hasta ese lugar llegaron decenas de coronas, pero no se vieron demasiadas personalidades públicas. Mañana, a las 11.30, el cuerpo de la empresaria será trasladado al cementerio de la Recoleta.

"Amalita", como se le conocía popularmente, había nacido el 15 de agosto de 1921 en el seno de una familia de la aristocracia argentina y a los 21 años contrajo matrimonio con el abogado Hernán de Lafuente, padre de María Inés, su única hija.

Años después, tras un largo proceso de divorcio, se casó con el empresario Alfredo Fortabat, 27 años mayor que ella y quien también se separó de su esposa para unirse a Lacroze, lo que ocasionó un gran escándalo en la época.

Tras la muerte en 1976 de Alfredo Fortabat se hizo cargo de todas sus empresas y heredó una de las mayores fortunas del país, que incluía 160.000 hectáreas de tierras, miles de cabezas de ganado, tres aviones, un helicóptero, un barco, varios automóviles y la cementera Loma Negra, de la que se encargó personalmente.

En poco tiempo la mujer triplicó el patrimonio de esta compañía merced a la demanda de cemento para obra pública durante los años de la dictadura militar, principalmente para la construcción de autopistas y estadios. Según la revista Forbes, se convirtió en la mujer más rica de Argentina, con un patrimonio calculado en 1.800 millones de dólares. La empresaria mantuvo buenas relaciones tanto con la última dictadura militar que gobernó el país entre 1976 y 1983 y se vio ampliamente favorecida por un decreto del gobierno de facto del dictador Jorge Videla que aumentó 20 por ciento el precio del cemento.

En 1976 creó la Fundación Fortabat, que desde entonces se estima que ha donado más de 40 millones de dólares a hogares infantiles, escuelas y centros culturales.

En los '80, durante la Presidencia de Raúl Alfonsín, su compañía insignia fue la proveedora exclusiva para la edificación de las represas de El Chocón, Yacyretá y Salto Grande.

En la década de los 90, se quedó con la concesión del tren de carga que une el Alto Valle de Río Negro con Buenos Aires, canal estratégico entre sus fábricas cementeras. El entonces presidente Carlos Menem la nombró "embajadora extraordinaria de la República Argentina", cargo honorífico que le fue retirado en 2005 por el entonces primer mandatario Néstor Kirchner. Durante la década menemista, además, la empresaria incursionó en los medios de comunicación con la compra de acciones en diarios, principalemnte con la compra y reedición del diario La Prensa que presidió hasta 1995, y emisoras de radio.

Su interés por la cultura la llevó a presidir el Fondo Nacional de Bellas Artes en 1992 y hace cuatro años impulsó la creación del Museo Fortabat, que alberga cerca de 400 obras de arte que poseía como coleccionista.

En 2000 dejó a su nieto, Alejandro Bengolea, a cargo de Loma Negra, pero cinco años después la empresa fue vendida al grupo brasileño Camargo Correa, quedando para la empresaria la astronómica suma de 825 millones de dólares. Así, Lacroze de Fortabat dejó la vida empresaria para dedicar más tiempo al arte y a sus actividades filantrópicas.

En 2008 inauguró el Museo Fortabat, ubicado en Puerto Madero. En el lugar se expone su colección personal que consta de numerosas obras de arte argentino desde el siglo XIX hasta la actualidad, y más 200 trabajos de artistas de diferentes países, estilos y épocas, entre los que se incluye objetos del Antiguo Egipto y la Antigua Grecia.

En los últimos años comenzaron sus problemas de salud, que había sufrido un fuerte deterioro en los últimos años tras una fractura de cadera por la que debió ser sometida a varias cirugías, y prácticamente había suspendido sus apariciones públicas.

Clarín

2 comentarios:

  1. No conocía este blog. Les agradezco que a raíz de este fallecimiento hayan publicado una nota mía de hace doce años, con una historia tan amable como la de una estudiante aventajada, Daniel González -y su afectuosa familia-, a quien Amalia Fortabat regaló una casa a partir de una nota sobre ella que yo había escrito en La Nación. Cordialmente. Jorge Rouillon

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    1. Después de leer tu nota me estaba preguntando que pasó con esa chica? Sigue en Argentina?

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