Ningún custodio fue a cuidar al fiscal el sábado, justo el día en que le llevaron el arma que apareció junto al cuerpo.

La custodia dejó solo a Nisman y tambalea el jefe de la Federal

Investigación interna en la Policía

Ningún custodio fue a cuidar al fiscal el sábado, justo el día en que le llevaron el arma que apareció junto al cuerpo.


El fiscal Alberto Nisman tenía 10 hombres de la Policía Federal que debían turnarse para custodiarlo las 24 horas. Así venía sucediendo desde hace, por lo menos, 6 años. Pero el sábado pasado ningún policía estuvo con él, ni cerca de él, ni en el edificio: fue el día en que un colaborador que ahora está en la mira le llevó al fiscal la pistola calibre 22 con cuatro balas que luego apareció junto a su cadáver. El día en que le llevaron el arma, la custodia lo dejó solo. Faltaban apenas 48 horas para que Nisman presentara su denuncia contra el Gobierno en el Congreso. Y 24 para que fuera hallado muerto en el baño.

Este dato, confirmado a Clarín por altas fuentes del caso, disparó una tormenta de rumores puertas adentro de la Policía Federal, apuntada como la responsable del "agujero" fatal que quedó abierto entre que llegó un hombre con una pistola, se fue y apareció un cadáver detrás suyo. Exactamente 48 horas, entre la noche del viernes, cuando lo vieron por última vez, y la noche del domingo, cuando hallaron su cuerpo en el baño. Demasiado para un hombre con información sensible cuya difusión era inminente.

En medio de la tempestad quedó el jefe de la Policía Federal, Román Di Santo, cuya renuncia debió ser desmentida ayer tres veces, la última a las ocho de la noche. "Di Santo no renuncia. Si la Presidenta o el secretario de Seguridad le piden que se vaya, es otra cosa", decían las fuentes consultadas. Nadie se animaba a asegurar que no vayan a pedírselo en las próximas horas.

La Policía quedó en la picota, explícitamente, tras la confusa actuación de los dos custodios que durante todo el domingo buscaron infructuosamente a Nisman incluyendo llamados a Neuquén –donde veraneaba su secretaria– y viajes a Núñez, donde vive su mamá. La trama tiene el conocido desenlace de un cerrajero convocado para empujar una llave y abrir una puerta que estaba abierta en menos de dos minutos. Pero la carta de la Presidenta en Facebook virando el caso hacia un asesinato fue un mazazo para la fuerza: "Resulta muy conveniente que se ordenen sumarios e investigaciones lo más rápidamente posible sobre la propia custodia del fiscal Nisman. Esto es: los 10 policías federales", escribió Cristina.

Para no quedarse corto, Sergio Berni sumarió a 12. Los diez custodios más sus jefes directos: el comisario Eduardo Soto y el subcomisario Guillermo Fariña. Ellos dependen del Departamento de Custodias, a cargo de Abraham Jonte, y de la Superintendencia de Interior que conduce el comisario general Roque Luna. Este nivel ya es la plana mayor de la fuerza.

¿Cómo es posible que el hombre del que el país estaba pendiente, precisamente el fin de semana pasado, quede sin custodia un día entero?

"La custodia es relajada muchas veces. A Nisman los policías le tenían un respeto reverencial, pero si el fiscal les dijo el viernes que se fueran y volvieran el domingo –como aseguran ellos que sucedió– deberían haber avisado a sus superiores", contó una alta fuente de la fuerza. "No es posible que en un tema tan sensible el custodiado decida cuándo debe ser vigilado. Es como que un enfermo grave decida que quiere estar sin enfermera", detalló. Lo que este policía dice –y es alguien que trabajó él mismo como custodio de un ex presidente– es que la fuerza debería haber ordenado una custodia igual, encubierta, discreta, aunque el fiscal no la quisiera durante esas horas. "La responsabilidad por la seguridad de Nisman era algo que lo excedía a él mismo", cuenta la fuente. Tremenda verdad. Demasiado tarde.

El mazazo de la carta presidencial rompió el candado de la interna policial, y ayer volaban los rumores de la renuncia del jefe Di Santo. Algunos de esos mensajes llevaban incluso el nombre del posible reemplazo: la comisaria general Mabel Franco, flamante jefa de Asuntos Internos y la primera mujer en la historia de la Federal en integrar la plana mayor.

Su nombre causaba escozor entre los jerarcas de la fuerza: como es la más nueva en sentarse a la mesa de los 12 jefes máximos, todos los demás deben irse inmediatamente a sus casas si ella es la elegida.

"El jefe quiere quedarse", decía ayer, en la mesa de un bar de Balvanera, uno de sus hombres más fieles. "Es la línea contra la calle", argumentaba. La "línea" es quienes responden a Di Santo incondicionalmente. La mayoría de estos hombres salen de las filas de la Superintendencia de Comunicaciones y las áreas técnicas y científicas. La "calle" son las comisarías, las brigadas y las divisiones más operativas, donde las opiniones sobre el jefe aparecen más divididas. En la cima dicen que es porque el jefe "les cortó todos los negocios". Y que hay bronca acumulada entre ex jefes del Area de Espectáculos Deportivos que fueron congelados y luego echados y juraron venganza. Del otro bando argumentan que la fuerza necesita un jefe propio subordinado al poder político. Pero no un jefe político: dicen que Berni es el jefe auténtico de la Federal y que no tiene en cuenta las carreras ni las trayectorias profesionales para las promociones. Es decir, que Di Santo los defiende poco y nada.

Los últimos ascensos fueron hace menos de un mes, y allí quedó un tendal de heridos: dos docenas de comisarios de todos los escalafones debieron irse a sus casas porque les negaron las promociones que debían tener por antigüedad.

¿Y si alguno de esos jefes desplazados influyera sobre alguno de los agentes de la custodia de Nisman? La Policía Federal es una organización vertical donde ciertos favores se pagan con la gratitud eterna. En el juego de las conspiraciones, todo puede ser. Asuntos Internos interrogaba ayer a los sumariados, buscando puntas para una hipotética complicidad o más pruebas de una monumental negligencia. Y la plana mayor se reunió anoche para organizar un diagrama de emergencia por si la fiscal pide medidas el fin de semana. Por las dudas, Di Santo interrumpió vacaciones y fue a sentarse, aún, en la cabecera


http://www.clarin.com/politica/custodia-dejo-Nisman-tambalea-Federal_0_1291071018.html

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