Jueves 04 de octubre de 2012 | 17:17
El desafío de los gendarmes que protestan: llegar a fin de mes con sus sueldos
Varios de los uniformados que reclaman en el edificio Centinela aseguran que con los salarios que perciben es muy difícil mantener a sus familias
"No quise traer mi recibo de sueldo porque me da vergüenza
mostrarlo", dice Jorge, chaqueño de 32 años. Asegura que su salario
mensual básico es de 300 pesos y que el resto de la suma total que cobra
-unos 4000 pesos- lo percibe "en negro". "Mi mujer dice que no quiere
bancarme más para que vaya a jugar de gendarme", agrega, sin ocultar su
ironía y preocupación en la frase. Sostiene que ambos viven porque su
mujer también trabaja.
Vestido totalmente de verde y con su gorra reglamentaria, Jorge no quiere dar su apellido ni el detalle de su puesto en la Gendarmería. Quiere evitar posteriores sanciones por protestar en el edificio Centinela.
Como él, ninguno de los uniformados consultados hoy por LA NACION accedieron a dar su identificación, pero relataron sus precarias situaciones de trabajo, bases del reclamo contra el Gobierno.
Además de la tarea de custodia y seguridad, los gendarmes tienen que otro desafío: que su familia llegue a fin de mes con el dinero que cobran.
Ese reto tiene Carlos, de Entre Ríos, que cobra 3400 pesos de bolsillo, que envía en parte a su mujer para la manutención de sus dos hijos, de 7 y 1 año. "El 15 de cada mes ya estoy pidiendo prestado. Mi esposa se sustenta porque trabaja y su padre le ayuda", señala.
Ramón no tiene familia a cargo, pero asegura que todos los meses tiene que "estirar" su salario de 3000 pesos. Y detalla sus consumos: "Pago 2000 pesos de alquiler y el resto lo divido entre los gastos de la moto y la comida".
Llegado a Buenos Aires en 2007 desde su Misiones natal, Ramón dice que cuando le sobra algo de dinero envía algo a sus padres, aunque esas veces son excepcionales.
Vestido totalmente de verde y con su gorra reglamentaria, Jorge no quiere dar su apellido ni el detalle de su puesto en la Gendarmería. Quiere evitar posteriores sanciones por protestar en el edificio Centinela.
Como él, ninguno de los uniformados consultados hoy por LA NACION accedieron a dar su identificación, pero relataron sus precarias situaciones de trabajo, bases del reclamo contra el Gobierno.
Además de la tarea de custodia y seguridad, los gendarmes tienen que otro desafío: que su familia llegue a fin de mes con el dinero que cobran.
Ese reto tiene Carlos, de Entre Ríos, que cobra 3400 pesos de bolsillo, que envía en parte a su mujer para la manutención de sus dos hijos, de 7 y 1 año. "El 15 de cada mes ya estoy pidiendo prestado. Mi esposa se sustenta porque trabaja y su padre le ayuda", señala.
Ramón no tiene familia a cargo, pero asegura que todos los meses tiene que "estirar" su salario de 3000 pesos. Y detalla sus consumos: "Pago 2000 pesos de alquiler y el resto lo divido entre los gastos de la moto y la comida".
Llegado a Buenos Aires en 2007 desde su Misiones natal, Ramón dice que cuando le sobra algo de dinero envía algo a sus padres, aunque esas veces son excepcionales.
Video: El reclamo de los gendarmes en el edificio Centinela
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