Un marino de la Fragata Libertad contó cómo pasan las horas retenidos en Ghana

Jueves 11 de octubre de 2012 | 12:38

Un marino de la Fragata Libertad contó cómo pasan las horas retenidos en Ghana

En exclusiva, relató a LA NACION que debieron tomar medicación para no contraer malaria y que adoptaron medidas para "mantener alta la moral" y no decaer ante este imprevisto

Por Valeria Vera  | LA NACION


Los planes de la Fragata Libertad cambiaron sin previo aviso cuando el 2 de octubre pasado un reclamo de los llamados "fondos buitre" le impidió seguir su curso normal y quedó varada en Ghana, un país del oeste de Africa, en medio del desconcierto y el temor.

De este confuso episodio ya pasó más de una semana y el buque escuela permanece inactivo, sin brújula ni directivas claras. Su tripulación, conformada por alrededor de 300 marinos, se encuentra a bordo sin demasiadas precisiones en torno al rumbo que tomará finalmente el conflicto, aunque mantienen una comunicación "fluida" con las autoridades involucradas.

Hoy se conoció que la justicia de Ghana rechazó el pedido argentino que intentaba destrabar esta situación y con ello la posibilidad de encontrar una solución volvió a quedar trunca.

En ese contexto, un teniente de navío que integra la tripulación de la Fragata Libertad contó en una entrevista por correo electrónico a LA NACION la experiencia vivida durante los últimos días y las sensaciones encontradas que registraron los distintos miembros a bordo.

"Tomamos conocimiento por una persona que trabaja en la corte comercial de Ghana que se acercó hasta la unidad. Una vez que el comando se empapó del asunto, la comunicación fue fluida y nos mantuvieron al tanto de todo", comentó el marino a este medio cuando se le consultó sobre las informaciones que recibieron al quedar retenidos en la costa occidental de Africa.

Por estos días, además de tomar medicación para no contraer malaria, se dedican al esparcimiento para distraerse y evitar que el conflicto perjudique el ánimo, que entre todos, intentan promover.

"Se tomaron medidas para mantener alta la moral y enseguida llegó la autorización para poder desembarcar", describió el marino al reconocer que esa decisión repercutió positivamente en el grupo. "Nuestras actividades siguen con normalidad y con ello nuestro estado es más bueno", agregó.

Sin mostrarse ajeno a la gravedad que encierra el conflicto, pero conciente de que lo más importante es preservarse y mantener la calma, subrayó que ahora "la preocupación del comando del buque pasa más por promover el bienestar que por las decisiones judiciales y las consecuencias de quedar allí por tiempo indefinido".



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