Blanqueos que no son sólo de dinero

Editorial I

Blanqueos que no son sólo de dinero

En su afán por limpiar la propia imagen, funcionarios del actual Gobierno apelan a otro tipo de blanqueos, que se suman a los de activos


Ya hemos llamado la atención en el pasado sobre el vergonzoso conflicto de intereses que desnudaba que, en su momento, la propia esposa de Julio De Vido , Alessandra Minnicelli, fuera nombrada por el entonces presidente Néstor Kirchner como síndica general adjunta de la Sindicatura General de la Nación (Sigen). Desde este organismo, paradójicamente, debía controlar, entre otros asuntos, la gestión pública de su marido, titular del Ministerio de Planificación, una cartera con millonario presupuesto que lleva años de manejo nada transparente en el que priman prácticas de amiguismo político anudadas durante su paso por la función pública en Santa Cruz.

En ese contexto, no debería sorprender la participación del ministro De Vido en un panel del 2° Congreso Internacional de Responsabilidad Social (CIRS), organizado a mediados de noviembre con objetivos pretendidamente académicos, precisamente a través de dos instituciones que actualmente preside su esposa, en el predio de la Sociedad Rural Argentina.

En ese escenario, se dieron cita figuras académicas de relevancia internacional, aunque tanto el ex presidente brasileño Lula da Silva como el ex mandatario español Felipe González, cuya presencia como oradores centrales había sido anunciada, faltaron a la cita. Sí estuvieron el economista y premio Nobel Paul Krugman, quien reiteradamente ha expresado sus opiniones favorables acerca de la gestión económica kirchnerista, aun cuando a su paso por Buenos Aires criticó el gasto público del gobierno argentino y puso en duda la seriedad de sus estadísticas; el analista económico Nouriel Roubini, quien en su momento pudo anticipar la crisis económica mundial que se desencadenó en 2008, y el premio Nobel Amartya Sen. Participaron del encuentro, además, Bernardo Kliksberg, asesor de la ONU y de la OIT, y precursor internacional en temas de responsabilidad social empresaria, defensor de la ética y especialista en propuestas para reducir la brecha de desigualdades sociales, al igual que valiosos conferencistas.

Con fondos y recursos tanto públicos como privados, que según expertos ascienden a varios millones de pesos para un elenco internacional como el citado, en el que varios de los oradores principales cobran cachets de decenas de miles de dólares, la publicitada convocatoria de la esposa del ministro De Vido reunió a ejecutivos de empresas, miembros de organizaciones de la sociedad civil, funcionarios públicos y dirigentes de distinto rango del partido oficialista, junto a especialistas en la temática.

Con el fin de pasar de las palabras a la acción, se anunció la suscripción del Primer Fondo Ético de Responsabilidad Social, cuyo fiduciario es el Banco Credicoop, que preside el diputado oficialista Carlos Heller.

Sorprendió que personas tan vinculadas al poder público se enrolaran detrás de banderas absolutamente olvidadas y pisoteadas por esta administración como la de la ética. Argumentar que se busca generar recursos para atender situaciones de vulnerabilidad social que, paradójicamente, ellos mismos no supieron atender más que asignando en forma irresponsable y perversa subsidios que destruyeron la cultura del esfuerzo y del trabajo a lo largo de 11 años, constituye una nueva afrenta a la inteligencia de la ciudadanía y lleva a sospechar de nuevos negociados y actos de corrupción a los que ya nos tienen acostumbrados y que no registran parangón en la historia argentina del último siglo. Una suerte de blanqueo social y académico que facilitaría el lavado de culpas bien ganadas, pues, como es sabido, los blanqueos no son exclusivamente de dineros mal habidos.

Ésa es la razón que explica la activa participación del marido de la organizadora, el ministro De Vido, en el referido congreso, dando cátedra en un panel dedicado a la convergencia de las políticas públicas con acciones de responsabilidad social, cuando sobre sus hombros pesan fundadas denuncias de todo tipo y color, algunas de ellas vinculadas con las enormes importaciones de gas a lo largo de su gestión, fruto evidente de una desastrosa política energética. En este sentido, la falta de inversiones resultante ha creado las condiciones para que vuelvan los apagones, producto del colapso del sistema de producción y distribución de electricidad.

Seguramente el ministro de Planificación, que no habría podido hacer de la ética su espada, buscó, con la ayuda de su esposa en este congreso, una oportunidad para llevar agua a su molino. En la década perdida, una vez más pretenden hacerle creer a una ciudadanía harta de promesas incumplidas y corrupción generalizada que ser y parecer pueden ser sinónimos


http://www.lanacion.com.ar/1750037-blanqueos-que-no-son-solo-de-dinero

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