Martes 15 de mayo de 2012 | 16:57
Uruguay le reclama a la Argentina no postergar el dragado del Río La Plata
El gobierno uruguayo se negó a renovar
la concesión a empresa sin un llamado a licitación; además, pidió hacer
públicas las negociaciones
MONTEVIDEO. Uruguay ha mostrado gran paciencia en la
negociación con Argentina por las obras de dragado en el canal Martín
García del Río de la Plata, y aceptado de mala gana algunos planteos del
gobierno de Cristina Fernández, bajo la consigna de que lo principal es
concretar esa vieja aspiración que permita mejorar la navegabilidad de
barcos de carga. Pero hoy perdió la paciencia.
El planteo del canciller argentino Héctor Timerman de una auditoría sobre la renovación sin licitación del contrato con una empresa holandesa
que está a cargo del mantenimiento del canal, generó malestar en
Uruguay. La respuesta fue pública, por carta personal entre cancilleres
pero divulgada a la prensa, aceptando la auditoría, fijando un plazo
máximo para ello, pero también divulgar las actas de las reuniones de la
Comisión Administradora del Río Uruguay (CARU) y además, pidiendo
públicamente "un concurso de precios" para las obras.
Al inicio de esta tarde, el canciller recibió en el
Palacio Santos a los líderes de todos los partidos políticos, incluidos
los dos senadores que mañana lo interpelarán en el Parlamento,
justamente sobre la relación con Argentina.
La oposición respaldó al gobierno en la gestión y
transmitió que no duda de la honestidad del canciller ni de los
funcionarios que están en la negociación. Pero también planteó la
necesidad de "bloquear" en el Parlamento el proyecto de ley con el
tratado de intercambio de información tributaria con Argentina, hasta
que el gobierno de Cristina Fernández no habilite las obras de mayor
dragado.
El gobierno no quiere vincular ambos asuntos.
Las sospechas de corrupción se dieron con informes de
medios de prensa que indicaron intentos de coima de operadores
argentinos a funcionarios uruguayos, y a que Argentina presionó en la
CARP para que se renovara el contrato de una compañía holandesa, a un
precio muy superior al que Uruguay consideraba que se podía pagar
La Nación
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